Rubén Lassaga es un sacerdote católico que trabaja en la parroquia de Nueva Esperanza, cabecera del departamento Pellegrini, en Santiago del Estero, una pequeña localidad de aproximadamente doce mil habitantes, la mitad de los cuales vive en el monte y los restantes en pequeños núcleos urbanos. Al cura se lo conoce por su servicio a la comunidad y por su compromiso con los más pobres y la colaboración con la organización de las reivindicaciones comunitarias. A nivel nacional Lassaga forma parte del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COPP).
El pasado martes 28, a través de la secretaria de la parroquia, personas no identificadas le dejaron el siguiente mensaje: “Señora secretaria. Atreves (sic) de usted le queremos hacer llegar un mensaje al señor cura. Los caminos del monte de Pellegrini son largos y solitarios y él siempre anda solo. Los caminos tienen sus trampas y que por favor no se siga metiendo en lo que no le corresponde y que la próxima no va a haber un mensaje de advertencia”.
En un comunicado de respaldo al sacerdote los COPP denunciaron que Lassaga fue amenazado “por estar viviendo en medio de campesinos y comprometiéndose con su causa”, “por meterse donde no le corresponde”, es decir, “por acompañar al pueblo campesino que viene siendo avasallado desde hace ya varias décadas”.
En su nota los COPP señalan que “gracias a Dios, a la lucha de un pueblo y de sus madres abrazadas, pasaron esos tiempos –que cada tanto algunos pretenden revivir– de que ‘por algo sería’ o ‘en algo andaría’ alguien cuando era amenazado o cuando se concretaban las amenazas. El lavado de manos pretendía buscar una causa bien lejana que permitiera simular estar en paz a los que la pronunciaban”.
En diálogo con Página 12 el sacerdote pidió “resaltar que esto no es algo solo particular, no solo me pasa a mí, sino que aquí hay mucha gente que vive así silenciada”. El cura expresó que “vivimos sin que podamos decir lo que nos pasa, de contar lo que sucede en el territorio”.
La declaración de los COPP señala también que “desde siempre en nuestra Patria la pretensión de poseer la tierra o distribuirla fue motivos de conflictos” y cuando “las fronteras agropecuarias se expandieron, los espacios ayer despreciados fueron entonces, deseados. Deseados y apropiados”. Agregan al respecto que “a nadie molestaba ayer que campesinos ocuparan territorios que ellos veían como inservibles. Pero cuando se descubrió que se los podía usufructuar, aunque tierra, agua y aire fueran envenenados, casi mágicamente esa tierra pasó a tener apropiadores”.
Denuncian en consecuencia que “con la complicidad de los poderes judicial y político, y la manipulación mediática, los que ayer ocupaban tranquila y ancestralmente las tierras hoy pasaron a ser presentados como usurpadores y delincuentes”.
Poniendo de manifiesto los motivos de las amenazas los curas recuerdan que “campesinos e indígenas fueron desalojados, desplazados y asesinados. Sus tierras apropiadas, sus animales matados, sus pozos envenenados y topadoras y fuerzas de seguridad, legales e ilegales, se hicieron presentes donde ayer estaban ausentes”. Frente a ello “muchos campesinos se organizaron, muchos fueron acompañados. Y allí también se hizo presente la fe del pueblo y sus ministros”.
En el mismo sentido Lassaga subrayó que “lo importante no soy yo sino el proceso que llevan las comunidades. Esto es lo que se intenta desarmar usando la impunidad que da la plata y el poder”.
Citando al papa Juan Pablo II y con el argumento de que la Iglesia “no puede estar ausente en la causa de los pobres” los COPP recuerdan que “haciendo suya la causa de los campesinos e indígenas, sectores de la Iglesia caminaron, compartieron y padecieron y padecen lo mismo que los olvidados”.
Por eso, dicen, “que haya movimientos sociales, curas y tantos otros que son amenazados no es sino ‘a causa’ de haber hecho suya ‘la causa’ de las víctimas”.
Tras recibir la amenaza el sacerdote Lassaga dijo que permanecerá en su comunidad y continuando con las actividades pastorales, sociales y comunitarias que viene llevando adelante.
Y en respuesta directa al contenido de la nota intimidatoria los COPP señalaron que “lo ‘que no le corresponde’ a un cura es permanecer indiferente ante el dolor, ante la injusticia, ante la mentira. Sería ser indiferente al Evangelio de Jesús y su causa”,
Agregan también que “solidarios con los campesinos e indígenas de Santiago del Estero queremos recordarle al poder judicial que su causa es la justicia, al poder ejecutivo, que su causa en el pueblo, a los medios de comunicación que su causa es la verdad, y a los apropiadores y violentos que ellos son la causa del dolor y el sufrimiento de tantas y tantos”. Porque, subrayan, “cuando, con el Papa Francisco insistimos en que todos deben tener Techo, Tierra y Trabajo, de esto estamos hablando. Precisamente”.