Tras el EP Puertas, registrado en vivo y en una terraza durante al año que pasó, el cantautor santafesino Juago estrena ahora LP, grabado en estudio y con banda. Una apuesta que lo lleva a presentarse hoy a las 21 en Distrito 7 (Lagos 790), en donde el nuevo trabajo dará razón al título que luce: Vuelve a Abrir el Sol.

En varios sentidos, el disco de Juago (seudónimo de Juan Goñi) da continuidad a sus canciones previas, contenidas en Puertas. Por un lado, por la anhelada búsqueda de aire y encuentro, como el del sol que acompañaba al músico en aquel EP, cuya promesa de escenario se concretará esta noche, en la primera de sus presentaciones. Por otro lado, Vuelve a Abrir el Sol es también un paso mayor, en donde las canciones del músico suenan ahora de otra(s) manera(s), a partir de la tarea mancomunada con Edu Vignoli (edición, master y trompetas) y Bruno Moreno (arreglos), en una delineación musical que articuló los talentos de Juan Sanseovich (piano), Pablo Medín (bajo), Meli Camiscia (saxo y clarinete), Cristian Papalardo (batería), Ro Voltolini y Franko Fagiolli (coros).

“Es un disco que está atravesado por la pandemia y por todo lo que uno vivió en ese momento, es fruto de ello. Los temas, en un punto, están relacionados con volver a la luz, con retomar la conexión con el sol. Es algo que veo como una oportunidad. Hace mucho que lo vivo así, cada día lo vivo como una oportunidad. De hecho, los dos primeros temas hablan de ciertas decisiones que tomé; primero fue elegir al arte, y a partir de allí a las canciones”, comenta el músico a Rosario/12.

-Al escuchar el disco se nota, indudablemente, tu predilección por el género canción; tu apuesta musical es ésa.

-A mí las canciones me dan mucho, y las tomo como una herramienta de crecimiento personal. Son parte de un proceso de conocerme a mí mismo. Justamente, ahí es donde empieza la construcción de la canción. Uno piensa en el tema, que es también como una poesía, a la que luego hay que sumarle toda la aventura de la música. También hay algo de la distancia, porque la música sitúa un contexto y se establece una distancia poética, para que eso tal vez llegue mejor. No es lo mismo un mensaje suelto que situado en un contexto, más aún si está conectado con alguna situación emocional. Todo eso, a mí me lo brindaron las canciones.

-De hecho, las canciones viven en uno y de acuerdo con cada uno; hay algo misterioso en esa relación.

-Tal vez nos llevamos sólo una frase musical. Uno de los temas habla de “desaferrarse” de ciertas expectativas, de ideas que uno tiene sobre cómo es la vida. Quizás uno sólo se lleva esa frase, y con ella se pueden hacer muchas cosas. También creo que hay una elaboración que surge de lo inconsciente. Con la composición, durante la elaboración del tema, es donde empieza el trabajo propio del artista. En mi caso, yo también me quedo con cosas de la canción. He hecho canciones de corrido, que se me ocurren y quedan así. Pero ahora cambié mi forma de componer, me tomo un tiempo y profundizo a partir de la ocurrencia. Lo que salió, ¿por qué salió?, ¿de qué lugar mío afloran esas ideas? Por otra parte, hoy hay algo muy estético en la música, que se queda en una visión un tanto recortada, como si no existiera la posibilidad de hacer una canción fea cuando, en verdad, si uno desafina pasan cosas ahí también, incluso con el significado.

-¿Cómo fue este trabajo, tan personal, en relación al disco, los arreglos, y la participación de una banda?

-Yo trabajaba más de oído, también con el canto, pero después empecé a escribir música. Noté que la música podía organizarse de diferentes formas, que había otras posibilidades. Así arrancamos con Bruno (Moreno), fue él quien hizo los arreglos musicales. Con Bruno hablábamos mucho sobre el trasfondo de las canciones, como pasa en “Vinito”, donde alguien está tomando un vino, tranquilo, en determinada situación. Nos imaginamos toda la escena, para que la música narrara esa situación, algo que luego debía traducirse en los diferentes instrumentos. A partir de allí, lo fuimos charlando con los músicos, cuyo trabajo –de una sensibilidad muy desarrollada– era plasmar esa idea. El disco se hizo en seis meses. Luego vino el trabajo de postproducción, que también fue importante. Fue un laburo estético, de recortes, en donde hubo que elegir. En el disco todos los instrumentos están grabados analógicos, a excepción de algunas cositas, como cuestiones tímbricas y demás; todo eso fue trabajo de la postproducción y Edu (Vignoli) aportó muchísimo.

Ya hay nuevos horizontes en la forma de un disco próximo, pero ahora y primero las presentaciones de Vuelve a Abrir el Sol. Como dice Juago, “poder plasmar la idea que uno tenía, que por supuesto cambia durante el proceso, hace que uno aprenda mucho y en todo sentido. Uno aprende, de hecho, a simplificar muchas cuestiones. En el estudio, al grabar, aprendí sobre los matices que puede tener la voz, una herramienta tan sensible como cualquiera de los instrumentos. Y sí, obviamente, ya estamos trabajando en un próximo disco”.