La deuda pública externa nacional y provincial se incrementó un 43 por ciento durante el año y medio de gobierno de Macri, pasando de 87.700 a 125.600 millones de dólares, incluyendo las letras y los 15.150 millones reconocidos a buitres. Esa política de endeudamiento es justificada oficialmente como una opción por el gradualismo que evita el camino del ajuste fiscal. De acuerdo al relato oficial, el elevado déficit fiscal heredado le impone optar entre un ajuste del gasto o su financiamiento vía emisión, impuestos o deuda. Descartado el ajuste por su doloroso costo social, tampoco se podría financiar el déficit público con más impuestos por su impacto negativo en la competitividad empresarial. El financiamiento directo por el Banco Central como lo hacía el anterior gobierno, no se considera viable porque genera inflación. De ahí que la opción elegida sea emitir deuda pública que, dado el limitado tamaño del mercado financiero interno en relación a las necesidades públicas de financiamiento, se coloca principalmente en manos de acreedores externos.
Esa justificación del endeudamiento externo se estrella no sólo con el brusco ajuste en el valor de las tarifas que deja para las bromas el adjetivo de gradualista, sino también con una inflación que trepó del 23 al 41 por ciento en el primer año de gestión de Macri y el último trimestre arrojó valores que anualizados superan el 30 por ciento. Es decir, más allá del relato monetarista, quedó demostrado que el proceso inflacionario no se vio afectado por la política de sustituir el financiamiento interno del déficit por el externo. Pero, si la toma de créditos externos no evitó la inflación, la opción “gradualista” de evitar el ajuste se podría haber financiado con emisión monetaria. En otras palabras, ¿por qué endeudarse en dólares para pagarle a un jubilado o un docente que cobran en pesos? ¿Acaso no alcanzaba con emitir nuestra propia moneda y evitar deudas en divisas que comprometen la independencia económica nacional a manos de acreedores internacionales?
La elevada inflación del primer año y medio de gobierno de Macri puso en evidencia que la justificación del endeudamiento externo en un gradualismo que busca evitar un dramático ajuste, es un relato de ciencia ficción oficialista. La realidad es que se está endeudando al Estado para conseguir los dólares con que financiar el déficit externo del sector privado. Es decir, el Estado toma deuda en dólares que luego oferta en el mercado cambiario a cambio de los pesos que precisa para afrontar su exceso de gastos. Esos dólares son adquiridos por el sector privado para pagar las importaciones, giro de utilidades, pago de intereses y fuga de capitales en exceso de sus exportaciones.
Analizando el balance cambiario y con números redondos, el sector privado ha tenido un déficit de divisas de 12.000 millones de dólares desde el cambio de gobierno, aún cuando se contabiliza las divisas ingresadas durante el blanqueo. Esos dólares fueron obtenidos endeudando al Estado. El exceso de divisas aportadas por el endeudamiento estatal permitió además acumular reservas internacionales en unos 20.000 millones de dólares.
@AndresAsiain