Estudiantes se llevó para La Plata un valioso empate 1-1 en su visita a Fortaleza de Brasil, en encuentro de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores que jugó en el estadio mundialista "Castelao", y ahora tendrá que imponerse por cualquier marcador en la vuelta que disputará como local la semana próxima para acceder a la serie de cuartos.

El equipo argentino tuvo el control del partido pero no el del balón, y por eso no le llegaron al arco defendido por Mariano Andújar, aunque tampoco lo hizo en el del brasileño Marcelo Boeck, por lo que el primer tiempo careció de acciones profusas de riesgo.

Las únicas más apremiantes se repartieron en un centro atrás del proyectado Agustín Rogel que tomó a contrapierna a Boselli en el área chica local, y la restante salvado "in extremis" casi sobre la línea de sentencia por Zuqui, cuando los locales ya celebraban.

Por eso parecía que el partido podía romperse por alguna acción aislada más que por un juego elaborado del que carecían ambos equipos.

Y esto ocurrió apenas transcurridos 10 minutos del complemento, cuando el cordobés ex Independiente de Avellaneda, Silvio Romero, recibió un rebote sin marcas dentro del área estudiantil, le pegó defectuosamente de zurda pero el balón se desvió en Noguera y llegó a la red.


Entonces Ricardo Zielinski, obligado por las circunstancias, hizo lo que no había pensado para el arranque del partido, y le puso acompañantes al único delantero, Boselli, incorporando al tucumano Leandro Díaz, que por su prolongada sequía goleadora fue a parar al banco de suplentes, y haciendo debutar al ex River Plate Rollheisser.

Y el efecto fue inmediato, como para darle la razón a un Boselli que se mostraba fastidioso ante tanta orfandad ofensiva de su equipo.

Es que apenas transcurrieron tres minutos de concretadas esas variantes y Rollheisser rompió por el medio, habilitó perfectamente sobre la izquierda al proyectado Mas y éste lanzó un centro atrás que también fue conectado dificultosamente por Díaz de zurda, pero esa falla le resultó a favor para que el balón se elevara por encima del arquero rumbo a la red.

El empate acicateó entonces el ánimo de ambos equipos, porque el local quiso volver sobre lo conseguido apenas un puñadito de minutos antes y el visitante vio que se podía y trató de ir por todo lo que no había planeado originalmente conseguir.

Pero entre dimes y diretes las acciones potenciales de riesgo real frente a los arcos se terminaron quedando en eso, en insinuaciones alejadas de las concreciones.