Los originales madrileños
Para muchos, los de San Ginés son los mejores churros de España. Tal vez lo sean, tal vez no, pero lo que es seguro es que son los más conocidos. Con fama globalizada, fue una gran noticia enterarse de que estaban desembarcando con sucursal en Buenos Aires. Finalmente abrieron en el todavía flamante Mercado de los Carruajes donde sirven, entre otras cosas, sus míticos churros acompañados de un espeso y reparador chocolate.
San Ginés fue fundada en 1894 en Madrid: sus churros, los llamados churros madrileños, no son como los de acá: son finitos y largos, un poco más livianos, sin relleno. Y antes de comerlos se mojan en el chocolate que funciona más como una salsa que como una bebida. Tampoco vienen bañados como los locales, no tienen sabores de fantasía como frutos rojos, maracuyá o limón. Son la mínima expresión del rubro: churros largos, delgados y siempre recién hechos. El resultado funciona a la perfección; y combinada con el chocolate que traen directamente desde España para garantizar que la experiencia sea la misma, es un viaje transatlántico a la capital europea.
Tanto en el local del primer piso como en el de la planta baja hay churros durante todo el día. Se pueden pedir para desayunar en combo con el chocolate ($700), para llevar ($1250 la docena) o combinados con porras, una factura similar a los churros pero de masa más esponjosa y aireada. Quienes prefieran evitar el chocolate, pueden elegir cafés como el espresso o el carajillo (con ron). Para cortar un poco el dulce, para almorzar hay opciones como la bocata de berenjenas o la de jamón serrano en baguette integral con rúcula, queso Danbo y pesto (desde $780), ensaladas (desde $750) y el típico pan con tomate y aceite de oliva ($450) para acompañar con una cerveza Estrella de Galicia.
Si todo avanza como lo tienen previsto, habrá nuevos locales de San Ginés por la ciudad, pero por ahora, es una de las mejores excusas para visitar el Mercado de los Carruajes; que –es verdad– tiene poco de “mercado” pero que sigue siendo un hermoso edificio para conocer.
San Ginés queda en el Mercado de los Carruajes, Av. Leandro Alem 850. Horario de atención: domingos a miércoles de 8.30 a 22; jueves a sábados de 8.30 a 24. Instagram: @sanginesargentina.
Con cacao de origen
En Palermo, sobre la calle Godoy Cruz, hay una pequeña ventana con un mostrador donde se pueden probar algunos de los chocolates más ricos del país. Una vez que se cae en la trampa, es imposible volver atrás. El lugar se llama Rústico y está al mando del maestro chocolatero Diego Armanini.
En estos días de invierno, Diego Armanini sumó una nueva tentación a sus barras, bombones y alfajores: el chocolate con churros. Para prepararlo utiliza una variedad de cacao ecuatoriana que da como resultado un tazón de chocolate suave, aromático y de una textura que –suena a cliché, no lo es– acaricia el paladar. Viene sin azúcar y realmente no le hace falta (hay para agregar). Es un chocolate que supera en mucho a los clásicos submarinos, con aromas más profundos y perfectos para ser acompañados con unos mini churritos espolvoreados con azúcar que despuntan el vicio. El combo ($700) viene para llevar o comer en alguna de las mesitas de afuera, disfrutando el contraste del clima frío con el calor que sale de la taza.
En Rústico se respira chocolate en todas sus formas: bombones, almendras bañadas, tabletas ($450), barras ($2600 la caja), en cucharas para preparar un submarino, en polvo para llevar, todo elaborado con chocolate ecuatoriano agroecológico en la parte de atrás del local que funciona como una mini fábrica de felicidad. Al costado de la cocina hay dos espacios que se utilizan para catas y degustaciones y pronto sumarán la experiencia Chocolatier, donde se podrá pasar un día 100% chocolatero, elaborando barras y bombones para luego –la mejor parte– ¡comer todo! En el Instagram de Rústico se irán publicando las distintas fechas para quienes tengan ganas de desafiarse en sus habilidades como maestro chocolatero.
Un dato extra: los fantásticos alfajores de la casa, que vienen con una gruesa capa de chocolate ($250) y son adictivos. En breve los llevarán a competir en el Campeonato Mundial del Alfajor que tendrá lugar en agosto en Buenos Aires.
Rústico Chocolatier queda en Godoy Cruz 1823. Horario de atención: lunes a sábados de 10 a 18. Instragram: @rusticochocolate.
El regreso de un clásico
Más de dos años estuvo cerrado este templo porteño, ícono de una Buenos Aires que ya nunca volverá. Parece la letra de un tango y así se siente. Junto con La Paz, La Giralda marcó a una generación que se acodaba en la Av. Corrientes a tomar café y a arreglar el mundo, mucho libro de poesía, algún que otro revolucionario, música de Charly o de Pedro y Pablo y el agite porteño que se prolongaba hasta tarde.
Fundado en 1930, el emblema de La Giralda fue, es y será el chocolate con churros. ¿Eran los mejores, los más ricos? Poco importa: eran símbolo y ritual. Y con eso bastaba. Si bien hay ciertos elementos tal vez demasiado modernos que se utilizaron en la restauración, sus mesas de la ventana siguen teniendo una de las vistas más lindas de la Av. Corrientes. La mística se mantiene en detalles, hay mozos de oficio y vestidos como la tradición lo impone. Y los churros siguen siendo “los churros de La Giralda”, que en invierno, con un buen chocolate caliente, se disfrutan el doble ($780). También los tienen para llevar, solos o bañados en chocolate (desde $1050 la docena).
Muchos de los comensales vienen movidos por la nostalgia pero también se ven caras más jóvenes que desconocen el significativo pasado de este bar notable. Un detalle que mantiene más allá de los churros: La Giralda abre a las 7 de la mañana y cierra tarde de madrugada, un horario ideal para mantener la tradición del cafecito o el vermut después del teatro. Al tener sus puertas abiertas durante todo el día se suman distintas propuestas, como desayunos completos; almuerzos contundentes con platos como el cuarto de pollo a la portuguesa con puré o el escalopín de lomo al Strogonoff con papas españolas; picadas para la tarde con vermut o cerveza; y para cenar, risotto, sorrentinos o callos a la madrileña.
La Giralda tiene algo de una foto conocida, una foto en color sepia, que da sensaciones acogedoras: volver a lo conocido; volver al chocolate con churros.
La Giralda queda en Av. Corrientes 1453. Horario de atención: lunes a domingos de 7 a 2. Instagram: @lagiralda1453.