“El arte es vida”, sintetiza el artista visual Daniel Acosta, que durante todo el mes de julio expondrá su muestra Deriva Urbana en el Hospital Nacional en Red Lic. Laura Bonaparte, en el marco del “Ciclo de arte en el Hospital” con curaduría de Omar Panosetti. Esta iniciativa inaugurada en agosto de 2013 concibe la salud como una construcción social atravesada por diversos componentes históricos, sociales, económicos, culturales, psicológicos y biológicos.
“La distribución y la accesibilidad al capital cultural es la premisa fundamental que, bajo la dirección de la Interventora General Lic. Edith Benedetti, se busca fomentar con las propuestas mensuales de obras de arte colocadas en el hall de la institución”, se informa desde la web del Ministerio de Salud de la Nación. Bajo la nueva gestión de Benedetti, iniciada en marzo del 2020, se retomó esta propuesta que hasta la fecha ya lleva seis muestras.
Consultado por Página/12 sobre el significado del título, Acosta comenta: “El concepto de ‘deriva’ es bastante amplio. Yo lo pienso en relación a los pueblos originarios o a los egipcios, que entendían que a través de las barcas uno iba navegando tormentas y una vida cotidiana plagada de contrastes. También está muy ligado al destino: uno tira los dados y de acuerdo a cómo salen se va cosiendo la propia vida. Me parece muy interesante como concepto porque es algo aleatorio, fluido, libre. Por suerte la vida no es un mandato divino ni humano sino puro azar”.
El artista cuenta que hace unos meses Panosetti le habló de este proyecto y lo estuvieron preparando juntos a partir de una muestra que él ya tenía armada. Serán catorce trabajos en formatos diversos (algunos de 2x1,5 m y otros de 30x80 cm) que estarán montados en el hall, en las oficinas y en distintos espacios de la institución. “La invitación me impactó mucho porque no tenía idea de que este hospital había pasado a llamarse Laura Bonaparte, a quien yo conocía por ser una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, una de las referentes más importantes en materia de derechos humanos junto a mujeres como Estela de Carlotto o Hebe de Bonafini”, señala Acosta.
A inicios de los 2000 el artista trabajó junto a Vicente Zito Lema y Osvaldo Bayer en la Asociación Madres de Plaza de Mayo. “Ahí pude conocer un poco y militar desde el arte haciendo murales, festivales, obras y, de alguna u otra manera, ilustrando los temas que tienen que ver con los derechos humanos. Desde lo personal también viví cierta persecución en la década del ’70 por mi militancia como estudiante en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón”, recuerda, y subraya que exponer en una institución como esta es “muy fuerte”.
El pintor –que también presentó sus obras en espacios como el ECuNHi, la ex ESMA o la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos– rescata una frase que Bonaparte utilizó en su momento para referirse a la actitud de ciertos sectores de la sociedad durante la dictadura cívico-militar: “El silencio es abrumador”. “Ella tomó la bandera de los derechos humanos de una manera firme y convincente. Hoy están pasando cosas terribles en el mundo: las guerras, las miserias, el hambre, las cuestiones sanitarias. Y siempre aparece ese binarismo al interior de los países: personas muy privilegiadas y otras en situaciones de mucha vulnerabilidad”.
En relación al papel del arte en la sociedad y, específicamente, en el área de la salud mental, Acosta asegura que “es central” e invierte la pregunta: “¿Es posible la salud mental de una sociedad sin el arte? Yo diría que si no existiera la literatura, la poesía, el cine, las obras de arte, los museos, no podríamos vivir. Parto de la premisa de que todos somos artistas, el arte está en todos lados”. Desde su punto de vista, la sociedad no privilegia estas cuestiones y por lo general suele poner el foco en aspectos más bien utilitarios, consumistas, alejados de lo humano. “Propongo un modelo más eco-humano y eco-poético. Desde ese lugar me parece que la salud es una cuestión central porque el arte cicatriza, libera, alivia, es terapéutico, integra”.
El trabajo de Acosta aborda la naturaleza (hace 17 años dirige el Proyecto Terra) y también lo urbano. Algunas de las obras que se expondrán en el hospital son verdaderos estallidos de colores: allí la ciudad es la verdadera protagonista de la escena y, como suspendidos sobre una cuerda floja, desfilan personajes chiquitos, solitarios. “Esto tiene que ver con la idea de que vivimos en un modelo que no da respuestas a la hora de integrar el individuo a la comunidad. Cada uno tira para su lado y lo que se ve es más bien una tendencia al híper-individualismo. Hay una desintegración de las redes sociales”, reflexiona el artista que nació en Corrientes y Talcahuano, una de las esquinas típicas de Buenos Aires, ubicada a tan sólo 200 metros del Obelisco.
Ese monumento es otro de los que aparece con frecuencia en sus pinturas. “Todo eso está ligado a mi infancia y ese primer espacio existencial donde yo caminaba y jugaba: la Plaza Lavalle, la avenida 9 de Julio. Ese era mi territorio –relata–. Por otro lado, mis padres son de origen paraguayo, se exiliaron durante la dictadura de Stroessner y en algún momento viajé a Paraguay con ellos para visitar a mis abuelos. Ahí descubrí la naturaleza. En el barrio donde nos quedábamos por aquel entonces podía jugar en un espacio mucho más generoso que el de Corrientes y Talcahuano”.
Acosta recuerda la bohemia de la Buenos Aires de los años 60 y 70: “Era algo alucinante, no dormías nunca. Corrientes hervía, era un caldero de lugares como La Paz, donde veías a intelectuales, artistas y gente de todo tipo discutiendo sobre el compromiso para transformar determinadas situaciones sociales. Diría que fueron las últimas décadas doradas de Corrientes, porque después murió totalmente con la dictadura. Esa generación fue un poco ninguneada por el estigma de querer transformar un modelo que hoy en día vivimos rabiosamente. Era otro mundo. Yo he sido muy influenciado por esa generación y mi historia tiene que ver con eso”.
* La muestra Deriva urbana estará expuesta durante todo el mes de julio en el Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte” (Combate de los Pozos 2133). También se programarán charlas sobre arte y salud mental.