“Internet es como una ilusión. Da la sensación de que ahora es todo accesible pero en realidad no es así, está todo cada vez más oculto y más difícil de encontrar", lanza Guillermo Pesoa, cantante, compositor y guitarrista de El Viento, en alusión al modo de circulación de la música en tiempos algoritmos y entornos digitales. Pesoa curtió otra época de la música: cuando se vendían discos físicos, se repartían volantes y en la ciudad había un pujante circuito alternativo para las bandas independientes. “Los sellos grandes siguen existiendo, pero lo que en un momento empezó a tener una fuerza propia que se autosustentaba ahora lo vemos bastante difícil”, analiza Pesoa, ex integrante de Pequeña Orquesta Reincidentes. “Lo que estamos tratando de hacer es lo mismo que sabíamos hacer: ir construyendo de a poquito, volviendo a reconstruir el encuentro con la gente y tratar de que el show sea interesante”, apunta sobre el nuevo proyecto, que se presentará el 14 de julio a las 21 en La Tangente (Honduras 5317).
El Viento es una banda en formato cuarteto surgida en 2019 que completan Santiago Pedroncini en guitarra y trompeta (también ex integrantes de Pequeña Orquesta), Micaela Cabral en batería y coros, y Gabriel Casal Luján en bajo y coros. “Me interesa el sentido de banda y el trabajo en equipo”, resalta Pesoa. “Si bien las canciones son mías, el laburo es bien de banda, de arreglos en los ensayos, un poco a la antigua. Vos podés tener una idea pero lo que sucede en el ensayo es mucho más orgánico”, explica. El año pasaron lanzaron su disco debut, Casa (2021), que reúne siete canciones directas con una poética cotidiana, existencialista y melancólica.
Y ahora acaban de publicar dos adelantes del segundo disco, que saldrá este año: “Magnolia” y “Pared”. “Lo pensamos en algún momento como una especie de disco doble. Dos lados de lo mismo. Tiene un poco ese carácter, porque son canciones que fueron hechas en la misma época”, cuenta el músico. Uno de los aspectos más interesantes del “carácter” de El Viento es el costado audiovisual. En su canal de YouTube, publicaron tres videos con animaciones a cargo del ilustrador y dibujante francés Ange Potier, “el quinto integrante del grupo”. “Lo más interesante es que él trabaja las ideas en paralelo. Hay un diálogo entre lo que la canción propone en la letra y una historia visual que está yendo por otro lado, que es complementaria. La animación permite que la canción tome un rumbo diferente”, dice Pesoa en relación al video de “Frágil”. De hecho, en la fecha de La Tangente Potier se ocupará de las proyecciones.
Además de la melancolía, la intimidad y cierta oscuridad que presentan las canciones, El Viento apela a una austeridad de recursos instrumentales y busca la simpleza. Es decir, no sobrecargar la canción más que lo que la canción pide. Ir al hueso de la emoción, tal vez. “La economía de recursos tiene que ver con algo en lo que creo en cuanto a la composición y la creación artística. Me gusta mucho la síntesis”, explica Pesoa. “Se dan muchas vueltas para llegar a lo simple. No es lo primero que sale. Hay mucho de limpiar, de sacar lo que está de más. Y con las letras pasa lo mismo. Yo escribo bastante pero con dificultad. Soy muy autocrítico y no me gusta que haya cosas de más. Sí o sí tiene que haber una integración entre las letras y la melodía. Y me gusta que se mantenga cierto fraseo de cómo hablamos”, se explaya. “Y me parece que hay algo en este tipo de composición que estéticamente tiende a algo más íntimo y por lo tanto es más cercano a la sensación de melancolía. Es algo que surge, no lo busco…”
-En un sentido amplio, también tiene que ver con un tipo de canción de este rincón del mapa: el Río de la Plata, la estética del tango. La melancolía está presente en este clima templado; en Río de Janeiro se escribe de otra manera...
-Sí, sin dudas. Hay mucho del tango, de la idiosincrasia general. Pero la gente de mi edad está formada con eso. No sé cómo es ahora, no sé qué pasa con los chicos jóvenes; qué carga de eso tienen. Desde las cosas que nos gustaban cuando empezamos a componer y a crear hasta las cosas que vivimos están cargadas. No es que no me guste divertirme, pero me gustan las cosas simples, no livianas. En todo caso, empecé a hacer canciones no por diversión; había una necesidad de hacerse preguntas todo el tiempo. Entonces, eso te lleva siempre para un lugar más complejo. La canción alegre en general no me sale. Incluso a veces me parece que está ahí pero no está.
-¿Hay alguna huella de Pequeña Orquesta Reincidentes en El Viento?
-Estamos trabajando de la misma manera: ir al ensayo a buscar cosas. No hay mucho juego con la armonía, no hay solos de guitarra, no hay destrezas a mostrar ni estructuras estándar. Eso es lo que tenía Pequeña Orquesta como marca. Porque si vos escuchás los discos hay cosas diametralmente opuestas y sin embargo el clima general de lo que se escucha es reconocible. Incluso hay una suciedad, algo no del todo pulido que para mí es muy expresivo, porque es orgánico. Pulir las cosas por pulirlas no tiene mucho sentido, lo mismo que recargar armónicamente progresiones raras.