Boca Juniors, con equipo muletto, cayó sin atenuantes 3-0 contra Banfield en La Bombonera, en partido correspondiente a la sexta fecha de la Liga Profesional.
En la primera etapa, Giuliano Galoppo y un doblete de Ramiro Enrique le dieron la victoria a los de Claudio Vivas.
Con este resultado, el equipo de Sebastián Battaglia -que la semana próxima definirá la serie de octavos de final de la Copa Libertadores ante Corinthians- jugó mal, acumuló su segunda caída al hilo y la tercera del certamen.
En contrapartida, el Taladro -que hacía 13 años que no ganaba en su visita a La Ribera- alcanzó 11 unidades y se ubica a apenas dos del líder Newell's Old Boys.
Sin sponsor en su casaca, cuyo diseño replicó a una utilizada en 1992, Boca arrancó el juego con eje en Molinas, que procuraba buscar a Vázquez y Orsini, la dupla de centrodelanteros que plantó el DT Battaglia en esta ocasión.
La estrategia no le funcionó al local, porque ni Ramírez ni Medina entraban en el circuito de juego. En eso respondió el Taladro con una gran jugada personal del chico Enrique, que apiló defensores xeneizes, pero no encontró quien lo acompañara en la patriada.
Enseguida, el hijo del campeón del mundo en México '86 -que terminó siendo la figura del encuentro- tuvo otras dos chances: en la primera le cobraron un offside finito y en la segunda achicó bien el experimentado Javier García, capitán xeneize.
Boca insinuó con un centro de Molinas a la cabeza de Orsini que el también experimentado Bologna mandó arriba del travesaño. Pero Banfield volcaba el juego por derecha y prosperaba en ataque a las espaldas de Sández, que tuvo una noche para el olvido, al igual que todo el equipo anfitrión.
Así las cosas, Enrique escapó por esa franja ante una defensa xeneize mal parada y su centro fue interceptado por Galoppo, que se anticipó a Weigandt y con una tijera fenomenal puso en ventaja a la visita.
Ya abajo en el marcador, Boca hacía agua por todas partes. Una vez más Urzi le ganó en velocidad a Weigandt y su envío rasante fue conectado por Enrique para el segundo gol banfileño.
La pesadilla local no terminaría ahí, porque al descalabro en la última línea xeneize se sumaba la viveza de Enrique para volver a someter a García y anotar el tercero en poco más de media hora, ante la perplejidad de una Bombonera de la que bajaban gritos de disconformidad ante la inesperada paliza.
El complemento fue una lenta agonía para un Boca inexpresivo, que -salvo por las ganas de Molinas, el más destacado en el conjunto de Battaglia- sufrió el partido ante un rendimiento sin fisuras de Banfield, el verdugo inesperado en la fría noche de La Bombonera.