LA DECISIÓN - 8 puntos
De Pacho O´Donnell.
Elenco: Aldo Pastur y Daniel Dibiase.
Música original y arreglos: Bernardo Fingas.
Maquillaje y caracterización: Daniel Durso.
Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia.
Sonidos: Julio Sleiman.
Prensa: Haydée Marocchi.
Asistente de dirección: Camila Yazmín Caubet.
Dirección: Gerardo La Regina.
Funciones: domingos a las 20, en el Teatro El Tinglado (Mario Bravo 948).
Duelo de ideas y clase magistral. La decisión, de Pacho O´Donnell, ofrece una combinación inteligente de teatro y política, con recursos propios de ambas artes. La excusa la brinda el encuentro imaginario de dos referentes del radicalismo como Leandro N. Alem y Lisandro de la Torre, quienes se reúnen sobre tablas para intercambiar conceptos y saldar algunas cuentas.
Basada en la obra original Leandro y Lisandro (2010), y dirigida por Gerardo La Regina, la puesta cuenta con las actuaciones de Aldo Pastur (de la Torre) y Daniel Dibiase (Alem). La escena transcurre en el departamento de Lisandro. Allí, el otrora político que se enfrentó a la corrupción de la Década Infame, escribe una última carta y se prepara para gatillar. Pero en el cuarto, el fantasma de Leandro irrumpe para impedirlo. Y es que a los dos los une no sólo su militancia en la Unión Cívica Radical, sino también la elección del suicidio como forma de escape frente a una realidad hostil.
Cruzar a figuras públicas que jamás se conocieron en la realidad es un recurso bien explorado por las artes escénicas. No obstante, O’Donnell le imprime a la dramaturgia el valor agregado de su conocimiento y, de esa manera, transforma al texto en el pilar fundamental de la propuesta. De la mano del historiador, médico y escritor, el teatro confirma una vez más que la ficción es un terreno de posibilidades infinitas a través de un material que exige un compromiso activo del espectador.
La decisión es, ante todo y en el mejor de los sentidos, una obra incómoda. “Los argentinos saben distinguir entre el bien y el mal, pero cuando tienen que elegir les da lo mismo el bien que el mal”, le dice de la Torre a Alem. En ese tono mordaz se desarrollan las intervenciones que disparan los protagonistas. Así, la reflexión acerca del pasado opera como excusa para interpelar el presente y para meterse de lleno en el corazón de la matriz política local con críticas a la estructura corrupta del Estado y alusiones a la grieta histórica entre los gobiernos populares y las oligarquías.
Sin estridencias, Dibiase y Pastur les ponen el cuerpo a dos hombres desencantados con un sistema al que soñaron transformar desde adentro. Ambos se miden en una batalla dialéctica que no permite distracciones y exige del público una escucha vigilante y atenta. En este punto, la obra acorta la distancia temporal que pesa sobre sus nombres, y los humaniza exponiendo su debilidad.
Siguiendo la línea del revisionismo histórico, el autor ofrece su mirada alternativa. Porque si la historia oficial la escriben los vencedores, La decisión reivindica a los vencidos. Toda una declaración de principios que resuena con fuerza en tiempos donde la antipolítica se erige como amenaza.