“Este trabajo me cambió la vida”, dice a Página/12 Lucas Vázquez. Tiene 31 y es un varón trans. Desde enero de 2021 es representante de atención al cliente y ventas en uno de los bancos privados más importantes del país. Trabaja de forma presencial en una de las sucursales. Cuando empezó la pandemia era encargado de cocina en un restaurante pero dejaron de pagarle el sueldo y tampoco pudo acceder al IFE. Estuvo gran parte del 2020 sin ingresos. “Sobreviví porque tengo experiencia en el área gastronómica y pude desarrollar un emprendimiento que me mantuvo con lo justo y además, recibí algunos bolsones de alimentos que entregaban organizaciones trans”, cuenta. El puesto en el banco lo consiguió luego de cargar su CV en contrata.trans, un programa liderado por personas trans e impulsado por la asociación civil Impacto Digital, que busca generar oportunidades de empleo en el sector privado a personas de ese colectivo, históricamente discriminado. En su plataforma tienen más de 2 mil perfiles, que van desde profesionales con títulos universitarios hasta personas que no terminaron la primaria. Ya lograron insertar laboralmente a unas 150 personas trans. ¿Cómo es el proyecto? ¿Qué prejuicios deben derribar en las empresas? ¿Qué sucede cuándo la persona no tiene antecedentes laborales para ofrecer?

“Tenemos un Estado que tiene en agenda nuestra identidad. Lo ha demostrado cuando aprobó en 2012 la Ley de Identidad de Género y luego con la Ley de Cupo Laboral Trans y el DNI no binario. El Estado demostró ser trans-inclusivo y ahora las empresas tienen que ponerse al día”, dice Martina Ansardi, quien también es trans y coordina el proyecto.

Un año de la ley de cupo trans

Por estos días se cumplió el primer aniversario de la sanción de la ley de promoción de acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero, que estableció la obligación de contratar al menos un mínimo del uno por ciento de personas de ese colectivo en la planta de los tres poderes del Estado, y además fijó incentivos impositivos para promover la inclusión trans en el sector privado.

El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, que tiene a su cargo el monitoreo del cupo laboral travesti trans, informó que en el primer año de aplicación de la norma, el sector público nacional registró la cifra más alta de su historia en relación a personas de ese colectivo empleadas: ya son 409. En marzo del 2021, eran 87, lo que representó un incremento del 348%.

Contratá Trans, explica Ansardi a este diario, funciona como una especie de bolsa de trabajo: acompañan a les postulantes travestis y trans hasta llegar a la entrevista laboral y a la vez capacitan a las empresas y ONG que les quieren dar empleo “para que no haya ningún tipo de discriminación ni violencia cuando la persona ingresa”.

De la exclusión a imaginar un futuro

“Cargué mi currículum en la plataforma de Contratá Trans durante la pandemia y para noviembre de 2020 me contactaron para ver si estaba interesado en tener una entrevista con el banco. Obviamente dije que sí”, dice Lucas Vázquez. En paralelo, desde el programa brindaron capacitación al banco, cuenta Ansardi.

“Mi vida en un trabajo formal se vio interrumpida cinco o seis años atrás cuando decidí hacerme cargo de mi identidad de género y empezar a hormonarme. Todo ese proceso fue muy difícil porque en los trabajos no me trataban con respeto”, cuenta Vázquez.

Acceder a un empleo formal, dice, le cambió la vida. “Hoy pude alquilar algo, me anoté a estudiar Data Analytics, porque tengo ganas de mejorar mi puesto, de hacer carrera, pude tener acceso a una prepaga, y hacerme la masculinización de tórax después de cinco años de espera y pude retomar las riendas de lo que era mi vida laboral”, dice.

Cuando terminó el secundario Vázquez empezó a trabajar en ventas, primero en el rubro tecnológico, de forma presencial y por telemarketing, después pasó al rubro académico en el área de admisión de UADE, y también hacía el recorrido guiado de alumnos, y les daba charlas en la universidad, y atendía stand en ferias grandes. Después pasó al rubro financiero haciendo venta de cuentas para otro banco. Es ahí donde le empieza a generar muchísima incomodidad porque en todos esos puestos se le exigía esa cuestión del rol femenino en cuanto a la vestimenta, al maquillaje, a usar zapatos.

“Siempre me llamaban la atención, me decían que me tenía que vestir mejor, que “ese pantalón te queda enorme”, que “te tenés que venir con zapatos”, que "por favor maquillate". La realidad es que en un momento no pude más con eso. Y pasé a trabajar en el rubro gastronómico que siempre me resultó mucho más flexible en estas cuestiones hasta que me dejaron de pagar al empezar la pandemia. Hoy en día puedo retomar lo que cinco o seis años atrás tuve que dejar, y es la posibilidad de desarrollar una carrera, dentro del ámbito laboral. Quiero estudiar, cosa que antes no podía ni siquiera imaginar”, dice Vázquez.

La pregunta por los baños

El proceso de entrevistas con el banco “fue muy ameno”, dice Vázquez. Estuvo focalizado “de una manera consiente a que quizás mi CV no era cien por ciento el que se ajusta a una búsqueda bancaria pero también tenían en cuenta que hubo años de mi vida en los que no tuve acceso a empleos formales pero eso no quitaba las habilidades que yo traía, no solo por mi experiencia laboral sino también por mi experiencia de vida”, destaca.

Fue muy notable, dice, que había una capacitación previa en el banco. “La realidad es que tuvieron cuidados que no se suelen ver en un ámbito laboral, por ejemplo, el primer día que fui a trabajar en la sucursal me preguntaron el pronombre, más allá de que lo sabían, tuvieron el cuidado de preguntármelo. También me dijeron que podía ir al baño que quisiera”, agregó.

En el banco, cuenta, hay una comunidad de empleades LGTBQ+ donde comparten experiencias y propuestas a la compañía. El año pasado lograron implementar el botón de cambio de nombre por Ley de Identidad de Género a través de la App del banco. “Está bueno que existan en las empresas esos núcleos organizacionales donde las personas LGBT sean quienes puedan detectar y mejorar todas las políticas necesarias para que los sistemas y los ambientes sean para todas las personas”, señala Vázquez.

Desde Contratá Trans, vienen trabajando hace dos años con el banco que lo contrató. “Han hecho un trabajo transversal en la compañía. Son el primer banco en permitir que sus usuarias y usuarios puedan cambiar el nombre aun sin tener el cambio de DNI, y fue a partir de nuestro acompañamiento. Y eso ha revolucionado la banca. Después otros bancos nos han contactado”, cuenta la coordinadora del programa.

La página contratatrans.org es una especie de bolsa de trabajo porque las empresas no pueden contactarse directamente con las personas trans pero sí pueden buscar perfiles gratuitamente y las personas trans pueden dar de alta su currículum de forma gratuita. Si no lo tiene armado la página les va formulando preguntas para que puedan llenar su formación, experiencia laboral y cuál es el sueño, el trabajo donde quisiera estar.

Detrás está el equipo de Contratá Trans, el 90 por ciento son personas trans que conectan a las empresas con las personas trans que están buscando trabajo y a la vez les ayudan a preparar el espacio de trabajo capacitándolos para que no haya ningún tipo de discriminación ni violencia cuando la persona ingresa.

--¿Y cómo acompañan a la persona que se postula? –le preguntó este diario a Ansardi.

--Bajando sus ansiedades porque a veces hay personas de 40 o 50 años que tal vez son profesionales pero nunca tuvieron una experiencia laboral, y presentarse a una entrevista laboral después de tanto tiempo es shockeante, te genera mucha ansiedad, entonces también tenemos un equipo de voluntarias y voluntarios, que son trabajadores sociales, personas que cursan la carrera de Relaciones del Trabajo, para acompañarlas de la mejor manera para que el trabajo pueda ser sostenido la mayor cantidad de tiempo posible.

--¿Cómo trabajan con las empresas para eliminar los prejuicios ante la llegada de una persona trans?

--Tenemos un campus digital donde las empresas pueden hacer un curso gratuito de cuatro videos de 15 minutos para saber cómo se prepara un entorno laboral para recibir a una persona trans. Además, lanzamos un curso en alianza con organizaciones trans de todo el país para que los municipios sepan cómo implementar el cupo laboral trans, también es gratuito y muy recomendable. Con las empresas lo que hacemos es trabajar la transformación cultural porque hablar de inserción laboral de personas trans en su espacio, cuando no han tenido en su mente, en su cabeza, tener una persona trans, irrumpe mucho en la vida de las personas, porque convivir con una persona trans no solo interpela la vida de esa persona sino la vida de quien rodea. Es importante preparar ese espacio para que no haya violencias. Analizamos toda la cultura laboral que es binaria.

--¿Surge la pregunta en torno a los baños para las personas trans?

--Pasa mucho cuando empezamos a trabajar. Y volvió la pregunta a partir del DNI no binario. Recomendamos resolverlo de la forma más amable. Que no hagan cargo a la persona trans de una modificación; que sea una decisión de una transformación de la cultura de la empresa y no porque entró una persona trans vayan a modificar los baños.

--¿Qué tipo de trabajos les están ofreciendo?

--Cuando capacitamos a una empresa, teniendo en cuenta lo que es una cultura inclusiva, les proponemos que para las personas trans se bajen los requisitos a lo mínimo indispensable, justamente para poder darles oportunidad a aquelles que no tienen esa preparación formal no porque no quisieron estudiar sino porque la sociedad las expulsó de la educación, de la salud, de la familia, del barrio, y durante muchos años no pudieron acceder a esos derechos y recién ahora se está empezando muy de a poquito, más en la ciudad de Buenos Aires, menos en las provincias, a darles las oportunidades. Y se encuentran con perfiles maravillosos.

--¿Cómo son los perfiles de postulantes?

--Tenemos más de 2 mil perfiles de personas trans, que van desde profesionales con títulos universitarios hasta personas que no terminaron la primaria. Obviamente el programa trata de ir siempre hacia esas personas que no tienen la posibilidad, porque quien tiene la preparación va a tener más rápido la inserción laboral. Trabajamos con el Hotel Gondolín, que queda en Villa Crespo, lo maneja Zoe López, y aloja a cincuenta compañeras trans en situación de calle. Esos son los perfiles a los que más les prestamos atención y más promocionamos para que tengan la oportunidad porque son los más difíciles de insertar, no lo vamos a negar, pero siempre trabajamos con las empresas para que entiendan que para una persona trans no se puede hacer ni la misma entrevista que para una persona cis ni poner los mismos requisitos ni mandar a una persona que no está preparada a hacer esa entrevista. Todo eso tiene que estar pensando para evitar la violencia que seguimos viviendo. Durante décadas los espacios de trabajo han demostrado que no nos querían, nos expulsaban, nos rechazaban. Ahora tienen que demostrar lo contrario. Tienen que acercarse a nosotres y decirnos: ahora decidimos empezar a trabajar con ustedes y demostrarnos que realmente hay una intención de no violentarnos.