"La importancia que tiene que la Vicepresidenta haya planteado con claridad que la solución a la falaz discusión entre ocupados pobres y receptores de planes que tienen que trabajar y romperse el lomo con changas, ambos dos para vivir del peor modo es poner en marcha una estrategia que coloque en la Argentina la necesidad de un Ingreso Básico Universal que actúe como piso de garantía de ingresos para el conjunto de los hogares. Del mismo modo que la Asignación Universal por Hijo, es imprescindible un Ingreso Básico Universal para todos aquellos que no tienen un ingreso formal garantizado", dijo Claudio Lozano, presidente de Unidad Popular.
Lozano se refirió al discurso de la vicepresidenta Cristina Kirchner en Ensenada y señaló que compartía la necesidad de colocar en el centro del debate la cuestión de la economía bimonetaria. "Esta es la resultante del proceso brutal de extranjerización vivido por la Argentina en los últimos cuarenta y siete años, desde la dictadura para acá, y del proceso de internacionalización de los principales grupos empresarios locales en el marco del endeudamiento y la fuga permanente y persistente de capitales. En este contexto lo que la Argentina vive es un fenómeno de internacionalización del excedente cuyo correlato es la utilización del dólar como moneda central por parte de los principales agentes económicos que dominan la economía argentina".
Para Lozano. la renuncia de Gzumán abrió "una oportunidad para replantear el rumbo de la Argentina, rumbo que lo que requiere es revisar el acuerdo con el Fondo, un acuerdo de carácter inflacionario y que no le permite a nuestro país resolver la problemática principal que hoy lo está aquejando . Necesitamos un programa popular, antiinflacionario y una nueva política de ingresos cuya característica básica es la necesidad de poner en marcha un Ingreso Básico Universal equivalente a los niveles de la línea de indigencia de manera tal de garantizar que ningún hogar esté por debajo de la línea del hambre de nuestro país. "
A la vez señaló, que " efectivamente la gestión de Guzmán no había estado a la altura de las circunstancias de lo que requería la Argentina al final de la gestión de Macri. Habiendo recibido un endeudamiento absolutamente irregular que había violentado los propios reglamentos del Fondo, Guzmán no aprovechó ninguna de las circunstancias favorables que esto le presentaba para poder garantizar mayores márgenes de autonomía y libertad en la decisión para la política económica argentina y terminó en un acuerdo francamente deplorable que ha transformado a nuestro país, en una suerte de rehén del FMI en el marco de un cogobierno que ciertamente hay que revisar."