Antes que ella, llegaron sus canciones. Hace tiempo que de este lado de la Cordillera temas como “Darte luz” o “Decimas” --este último, por ejemplo, con una bellísima versión de Pedro Aznar -- circulan a través de voces de las más variadas. Es la muestra contundente de la nobleza de las creaciones de Elizabeth Morris, capaces de cumplir el milagro cancionero de viajar sin despegarse de su marca de origen. De adaptarse a nuevas situaciones, asumir otros acentos e incluso cambiar piel, pero sin perder el aura de su raíz creadora. Ya presentada por sus canciones, la multi-instrumentista, arregladora, autora y compositora chilena llegará a Buenos Aires, para actuar, el jueves a las 20.30, en Café Berlín (San Martín 6656) y el viernes, a la misma hora, en el Espacio de Artes Escénicas “Doble-T”, de La Plata. “Canciones multicolores” se llama el espectáculo que contará con la participación del flautista Hermes Villalobos --integrante de Inti illimani Histórico--, y el percusionista Juan Cruz Donati, además de la cantautora Georgina Hassan y el guitarrista Mauricio Gutiérrez como invitados.
“La idea es presentarme al público argentino con un repaso de mis canciones, desde mis primeros discos, y también aprovechar la ocasión para anticipar algunas de las que serán parte del nuevo trabajo, que saldrá en setiembre”, comenta Morris en charla con Página/12. “Algunas de estas canciones las elegí yo y otras de alguna manera ya las eligió el público, que por acá las conoció a través de otros intérpretes. Escuchar mis canciones en las voces de otros es para mí un gran regalo y como autora no puedo sino estar agradecida”, agrega.
Entre Yupanqui y Violeta Parra, Víctor Jara y Mercedes Sosa, el Nuevo Cancionero y la Nueva Canción, son muchos y sólidos los lazos que sostienen una historia de intercambios y correspondencias musicales entre Argentina y Chile. Morris cruzó por primera vez la Cordillera invitada por Raly Barrionuevo, que la presentó en Córdoba y Buenos Aires. Más recientemente, en abril pasado, la cantante participó en el Centro Cultural Kirchner del “Encuentro de la Hermandad Argentino-Chilena”, en el marco de la visita del Presidente Boric a Argentina. “Mi vínculo con Argentina, con su música y sus músicos, existe desde siempre. Por un lado por sus grandes referentes dentro de la canción latinoamericana y por otro por los encuentros con mis colegas en distintos momentos y de distintas maneras. Además de Raly, he podido compartir con Pedro Aznar, Carlos Aguirre y Aca Seca Trío”, detalla Morris, que produjo además un disco de Aguamadera, un joven dúo argentino residente en Francia.
Con corazón acústico y alma latinoamericana, las canciones de Morris llevan en su riqueza la marca de un trabajo fino, una manera artesanal de producción que las distingue desde el sonido hasta las palabras. “Yo asumo la música como algo testimonial y suelo demorarme bastante en el proceso creativo. Mis canciones salen de un lugar muy honesto, digamos, porque vienen de vivencias reales, con las que mucha gente se identifica. Creo que es eso lo que las hace perdurables”, continua la creadora chilena.
Después de comenzar su carrera como guitarrista, colaborando con artistas de su generación, como Francesca Ancarola, Pedro Villagra, Magdalena Mattheis y José Seves, entre muchos otros, Morris comenzó a actuar como solista en 2001. Al año siguiente editó Hacia otro mar, su primer disco. “Yo empecé como instrumentista, compositora, arregladora y productora, hasta que llegó el momento en que sentí la necesidad de completar la figura de la cantautora y ampliar mi universo creativo poniendo en juego mi voz. Me costó mucho animarme, no estaba del todo segura, pero fui descubriendo mi canto, ganando confianza y hasta el día de hoy siento que interpretar mi propias canciones es una instancia de crecimiento inagotable”, asegura. Llegaron después otros discos: Nazca (2008), Pájaros (2012) y Encuentros y despedidas (2016), además de giras internacionales y reconocimientos, como los dos premios en la competencia folklórica del Festival de Viña del Mar. En 2006 ganó con "Canción de agua y viento" y en 2015 con "La mejicana”.
El “Los ojos del corazón”, el nuevo trabajo de la cantautora chilena --del que se pueden escuchar algunos adelantos en YouTube--, está profundamente marcado por esta época. Nació entre las explosiones populares, la pandemia y la expectativa de una nueva Constitución que deje atrás la de la dictadura de Pinochet. “En este momento, cuando se está entregando el borrador de la nueva Constitución, siento que tengo que cantarle a la esperanza y contribuir a de alguna manera a fortalecer ese impulso que tuvimos en octubre de 2019, cuando se escuchó la voz de un grupo humano muy diverso pero que finalmente dio pie a estos cambios que se están empezando a dar”, asegura Morris.
“Lo que ha pasado en Chile es bien impresionante, se logró lo que parecía imposible. Es la prueba de que pueden existir cambios importantes y positivos. La desigualdad en Chile es insoportable y sabemos que es el momento de sumar a esa fuerza colectiva y a esa mirada luminosa que traerá justicia social. Como era de esperarse, esto ha provocado una fuerte y mediática resistencia de parte de las élites, pero confío en la sabiduría del pueblo para que en el plebiscito de salida del 4 de septiembre se apruebe la nueva Constitución. Muchas cosas están cambiando en Chile, es un proceso largo, pero hay una gran fuerza que lo impulsa”, agrega la cantautora.
Nacida en 1972, en Valparaíso, Morris pasó su infancia en la República Democrática Alemana, donde sus padres se exiliaron tras el golpe de estado de Pinochet y la caída de Salvador Allende. “Siempre cuento que en aquellos años lo más tangible que tuve de mi país fue la música. Yo no tenía imágenes de Chile, por entonces no había Internet, y todo comenzaba con lo que podían contarme mis padres y la música que escuchábamos en casa”, cuenta. “Mi sentido de pertenencia creció desde ahí y más tarde, ya en Chile, cuando empecé a estudiar música todo eso empezó a aflorar naturalmente. Las cosas de la Nueva Canción, a su vez enraizadas con el folklore chileno y latinoamericano, ya estaban en mí. Crecí escuchando esta música, de la que hoy soy parte, y que en un momento fue para mí la puerta de entrada a mi Chile”, concluye.