El gobierno de Bolivia comenzará a producir y comercializar una pasta dental elaborada con hojas de coca, como parte de una iniciativa pública para aprovechar industrialmente las propiedades de la planta y "generar valor agregado en beneficio de la población boliviana".
El pasado miércoles, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural del país vecino, Néstor Huanca, anunció la creación de una empresa pública para desarrollar la industria de la química básica de la hoja de coca y para potenciar el procesamiento, transformación y comercialización de productos derivados de esa planta.
La Empresa Pública Productiva de Industrialización de la Hoja de Coca Boliviana (Kokabol) recientemente creada, detalló el presidente Luis Arce, tendrá como objetivo la “investigación y el desarrollo tecnológico productivo de la hoja de la coca y plantas medicinales para su industrialización, en el marco de la política de industrialización con sustitución de importaciones”.
Esta empresa, que se instalará a partir de una inversión de 62,3 millones de bolivianos (nueve millones de dólares), comenzará con la producción de pasta dental, lo que permitirá "generar valor agregado" para la población boliviana.
Kokabol se ubicará en el municipio boliviano de Sacaba, perteneciente al departamento de Cochabamba, y tendrá libertad para instituir sucursales en todo el territorio nacional, según medios locales.
Hoja de coca
La coca es una planta milenaria que posee un complejo conjunto de nutrientes y un gran valor cultural, debido a la utilización que las culturas andinas le han dado durante años. Si bien existen muchos mitos en torno a su consumo, hay estudios que demuestran que en cantidades adecuadas puede ser beneficiosa para la salud humana.
Desde el comienzo de la gestión del expresidente Evo Morales, el uso de esta planta estuvo en el centro del debate público, ya que mientras que Morales se enfocaba en recordar que la coca no es cocaína y que pertenecía al patrimonio cultural indígena, que lo usa con fines medicinales, rituales o tradicionales, organismos internacionales señalaban el incremento de la producción de esta planta con fines de producción de drogas.
Bolivia, después de Colombia y Perú, es el tercer país con mayor cultivo de coca, planta usada para la elaboración de cocaína. Sin embargo, durante la administración de Morales, el país registró una disminución progresiva de los cultivos que fue reconocida por la Oficina de la Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).
Pedido ante la ONU
En el año 2009, en la Carta Magna se consagró al Estado boliviano como protector de "la coca originaria y ancestral" como un "factor de cohesión social" que "en su estado natural no es estupefaciente". En esa línea, en enero de 2010 La Paz se retiró temporalmente de la Convención de Viena debido a que uno de los artículos de ese instrumento vetaba el masticado de coca y pedía eliminarlo en un plazo no mayor a 25 años.
Dos años después, el entonces presidente boliviano pidió ante la ONU dejar de considerar a la coca como un veneno para los humanos. Fue entonces que solicitó a todos los países que se reparara el "daño histórico" de haber incluido a la hoja en la lista de estupefacientes de la Convención de Viena.
En julio de 2013, Bolivia inauguró la primera fábrica de procesamiento de esta planta y en diciembre adhirió nuevamente a la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, con la reserva de permitir la masticación tradicional de la hoja de coca en todo el territorio. Tres años después, en 2016, se promulgó la Ley 864 donde se declaró como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia al acullico o masticación tradicional de la hoja de coca para extraer sus nutrientes.
Ley General de la Hoja de Coca
En marzo de 2017 entró en vigencia la Ley General de la Hoja de Coca, cuyo objetivo era normar la "revalorización, producción, circulación, transporte, comercialización, consumo, investigación, industrialización y promoción de la coca en su estado natural".
A partir de entonces, el Gobierno boliviano amplió a 22.000 hectáreas el área de plantaciones de hoja de coca en el país, con la finalidad de incentivar la industrialización de los productos fabricados con base de esta planta milenaria.
Sin embargo, la Oficina de la UNODC alertó en 2021 sobre el crecimiento de los cultivos ilícitos de coca en 2020 y recomendó ampliar las labores de erradicación. Ante este hecho, la administración de Arce se comprometió a retomar los estándares internacionales de Bolivia y erradicar unas 9.000 hectáreas de cultivos ilícitos al año.