Los problemas del fiscal Fernando Cartasegna van creciendo y creciendo. Tras el supuesto ataque que sufrió, con una mecánica inexplicable y teatral, el fiscal general de La Plata, Héctor Vogliolo, dispuso que las causas de Cartasegna se dividieran en tres fiscalías. Ahora, los tres funcionarios preparan una denuncia contra Cartasegna por la desaparición de dinero y drogas secuestradas en distintos procedimientos y porque tenía frenados, sospechosamente, expedientes con dos años de antigüedad, relacionados con abusos sexuales y pedofilia. De entrada, Cartasegna reconoció los faltantes y les atribuyó la responsabilidad a sus secretarios, pero en algún caso apareció al día siguiente con el dinero que faltaba. Por otra parte, en las respectivas causas por los supuestos ataques aparecen elementos que indican que hubo simulación en varios aspectos, tal como había adelantado en su momento PáginaI12. Y también se completó el peritaje de la Gendarmería Nacional que concluyó que los panfletos aparentemente intimidatorios contra Cartasegna fueron diagramados, escritos e impresos en su propia fiscalía. Para hacer estas maniobras se usó, como un fantasma, el supuesto asesinato del fiscal Alberto Nisman.

Investigación

Los tres fiscales que tomaron las causas que tenía Cartasegna son Mariana Rufino, Alejandro Marchet y Hugo Tesón. En los últimos días, los funcionarios le avisaron al fiscal general Vogliolo que encontraron una situación grave en los expedientes. “Las irregularidades que se detectaron son muy serias. Por ejemplo, faltó dinero secuestrado en procedimientos y también hay droga que desapareció de la fiscalía”, reveló una fuente cercana al trabajo de los tres fiscales.

Cuando se le pidió explicación a Cartasegna, éste sostuvo que no tenía acceso a lo secuestrado, que la caja de seguridad de la fiscalía la manejaban los secretarios. Sin embargo, al día siguiente apareció con parte del dinero, lo que demostraría quién se llevó o usó la plata buscada.

Según el diario El Día de La Plata en un armario se encontraron elementos de prueba de distintas causas por trata de personas y pedofilia, sin registro, rótulo y posiblemente faltantes en los respectivos expedientes. Esto sintoniza con otro aspecto de las sospechas respecto de Cartasegna: que determinadas causas estaban paradas. “Se percibe la parálisis, sospechosa, en algunos expedientes. Estamos hablando de dos años de parálisis en causas sobre todo vinculadas con acoso sexual y pedofilia”, insistió la fuente vinculada a la investigación.

Los trascendidos son que el fiscal general Vogliolo tiene el informe final a la firma y después la última palabra la tendrá el procurador Julio Conte Grand, quien decidirá si se le inicia un jury a Cartasegna.

Maniobra

La hipótesis que está surgiendo con fuerza en el caso Cartasegna es que hay elementos de simulación en lo que el fiscal denunció como amenazas y agresiones.

La Gendarmería Nacional terminó el peritaje respecto de unos panfletos en que se decía que Cartasegna sería el próximo Nisman. Los volantes llevaban a dos conclusiones:

  • Por un lado, se usaba la muerte de Nisman, dando por sentado que lo asesinaron, cuando las pruebas del expediente demuestran –por lo menos hasta ahora– que se quitó la vida.
  • Por otro lado, convertían a Cartasegna en una especie de héroe, mártir, asediado por supuestas mafias y, por lo tanto, intocable. Nadie osaría revisar los expedientes que tramitaba. Nadie se animaría a poner la lupa en las causas de prostíbulos, abusos y pedofilia que se investigaban en su fiscalía. 

Como adelantó PáginaI12 en su momento, la Gendarmería realizó un peritaje en la oficina de Cartasegna y demostró que los panfletos fueron impresos en una impresora de la propia fiscalía. Ahora se completó el estudio: la computadora de la cual salió la orden de imprimir es también la de la fiscalía. Esto significa que, o bien los panfletos fueron hechos por Cartasegna o los hizo alguien de la fiscalía.

Pero a esto se agrega que un empleado de la fiscalía, Matías Romero, fue señalado por un agente penitenciario, en funciones de custodia del edificio de las fiscalías, como la persona sorprendida dejando esos panfletos en el baño. Romero alegó que él estaba sacando los volantes, no poniéndolos, pero lo cierto es que los panfletos estaban en el lugar después de que Romero saliera del baño. De todas maneras, lo más llamativo es que cuando el penitenciario de apellido Alzamendi fue a denunciar la situación, en la fiscalía le dijeron que no se preocupara, que ellos arreglarían el tema. Es decir, quisieron bajarle el voltaje al incidente y que no se denunciara.

Aun así, parecen demasiadas casualidades. Panfletos impresos en una impresora de la fiscalía y con la orden de impresión dada desde la computadora de la fiscalía, con un empleado mezclado en la puesta de los panfletos en un baño. 

Pesquisas

Respecto de los tres incidentes que aparentemente afectaron a Cartasegna, las investigaciones parecen llegar a las siguientes conclusiones:

  • El primer ataque al fiscal se produjo el sábado 29 de abril, en el centro de La Plata. Cartasegna dijo que tres personas lo amenazaron y lo golpearon a las 6 de la mañana cuando, según él, volvía de un operativo. En principio, la investigación indicaría que el fiscal estuvo en un boliche llamado Almendra, y posteriormente se produjo un incidente por motivos aparentemente personales, aunque Cartasegna sostuvo que lo amenazaron por una causa desprendida de otra en la que se acusa a comisarios de la Bonaerense. Se estaba presentando como héroe. Un dato no menor es que cuando reveló el ataque de ese sábado mencionó que había sufrido otros dos anteriores, en uno de los cuales le dejaron los panfletos que –ahora se sabe– se imprimieron en su fiscalía.
  • El segundo ataque fue el más conocido, cuando supuestamente lo sorprendieron en su oficina a las 17 del miércoles 3 de mayo. En los momentos previos, Cartasegna se deshizo de su custodia enviándola a su casa, de manera que quedó solo. La hipótesis es que quería encontrarse con alguien sin testigos. Parece que algo salió mal en esa cita y terminó en una agresión. Luego armó una escena teatral señalando que le ataron las manos por delante y que aun así no pudo ver al agresor y que lo obligaron a escribir con azúcar la palabra “Nisman” en el piso y hasta corregirla con la lengua. La curiosidad es que lo habrían intimidado otra vez con Nisman, tal como se hizo con los panfletos impresos en su oficina. Como detalle final, el agresor se fue de la oficina cerrando la puerta desde el lado de adentro (tuvo que meter la mano desde afuera, por una ventanilla y cerrar), en una maniobra inaudita que no tiene explicación. Nuevamente Cartasegna se presentó como un héroe.
  • n El tercer ataque no fue tal. Hubo grandes titulares en algunos medios de que tirotearon la casa de Cartasegna, pero se comprobó que ningún atacante disparó, sino que tiró únicamente un integrante de la custodia. Tal vez se puso nervioso y les tiró a individuos que estaban en la esquina de la casa del fiscal, a unos 70 metros.

Como se ve, las investigaciones de los supuestos atentados están marcados por interrogantes. Y a esto se suman las graves irregularidades encontradas en la fiscalía.

Licencia

Aunque se cuidan de decirlo en público, en el ambiente judicial platense hay unanimidad en las dudas sobre los ataques. El procurador, Julio Conte Grand, ordenó una licencia para el fiscal y luego estudios psiquiátricos. La semana pasada, después de la realización de esos estudios, los especialistas consignaron que Cartasegna no está en condiciones de volver a la fiscalía. De manera que se le extendió la licencia por otros 30 días.

Mientras tanto, las causas de la fiscalía número 4, la de Cartasegna, se dividieron en tres fiscalías y, tras la investigación sobre las irregularidades, también le dieron nuevo destino al personal. Hay versiones de que Cartasegna no volvería, que está disconforme con las dudas sobre los episodios que vivió y también con la investigación en su fiscalía. El peligro ahora es que, en una especie de movida corporativa, se esconda la suciedad debajo de la alfombra y que la mugre no salga a la luz.

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