El domingo pasado comenzó la maratón fragmentada de elecciones. Las hubo en Corrientes, Chaco y La Rioja. Distintos terrenos y diferentes categorías a votar. Son datos duros, que no se proyectan linealmente a otras instancias pero que dejan saldos interesantes, lecturas, acaso enseñanzas para otros competidores. Vamos por partes, como el politólogo Jack el destripador.
La única disputa por un cargo ejecutivo se realizó en la capital correntina. Cambiemos, llevando de candidato al radical Eduardo Tassano, le arrebató la intendencia al peronismo, que buscaba la reelección de Fabián Ríos. Fue sorpresa relativa porque la mayoría de las encuestas vaticinaba otro resultado. Fortifica la posición del gobernador radical Ricardo Colombí, en una de las dos provincias en que se pondrá en juego el Ejecutivo provincial durante este año.
El oficialismo correntino fue unido, valiéndose de un puñado de listas colectoras. Todos se alborozaron en Cambiemos. Los radicales ganan una ciudad capital, el presidente Mauricio Macri viajó durante la semana para abrazar a Colombí. Toda victoria tiene condóminos. La derrota divide y genera polémicas casi siempre. El peronismo correntino se dividió entre la lista que salió segunda, a cuatro puntos porcentuales de su rival y una con sectores del kirchnerismo que sumó casi exactamente esa cifra mínima.
Hubo recriminaciones por dos vías. Los peronistas mayoritarios cuestionaron a los K haberles sacado votos. Sus compañeros venían quejándose porque los habían discriminado, “dejado afuera”.
A su vez, aunque con sordina, los allegados al senador Carlos Mauricio Espínola (candidato a gobernador) despotricaron contra Ríos por haber desdoblado las elecciones comunales de las provinciales. La jugada le salió mal y potenció a los rivales, dicen.
En La Rioja se eligieron, directamente (sin Primarias) diputados provinciales. Ganó la lista peronista, prohijada por el gobernador. La de Cambiemos quedé tercera, lejos, detrás de otro armado justicialista.
El gobernador Sergio Casas celebró con entusiasmo y convocó a la unidad al conjunto de compañeros justicialistas.
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En Chaco hay PASO para autoridades legislativas provinciales. Primó allí una lista de unidad justicialista que agrupó al sector del gobernador Domingo Peppo (peronista federal) y al que encabeza el intendente de Resistencia, Jorge Capitanich, que milita en el kirchnerismo. Peppo tuvo la voz cantante (“la lapicera”, en jerga) en el armado de las listas, que contempló y acogió a dirigentes kirchneristas más un abanico transversal de partidos aliados.
Cambiemos se fraccionó en Chaco, de modo distinto al que prevalece en otros distritos. Los radicales (que gobernaron varias veces el Chaco) monopolizaron “el sello” dejando afuera al PRO. El ex gobernador Angel Rozas fue pivote de la jugada, que sus aliados impugnaron en Tribunales, sin éxito. Desde la Casa Rosada se les ordenó bajar el tono de la disputa, luego.
Las PASO no designan legisladores locales ni concejales pero suelen ser predictivas de las elecciones generales sobre todo cuando el resultado es tan rotundo como en el Chaco (más del 50 por ciento de los votos para el ganador con casi 17 puntos porcentuales de ventaja).
Las jornadas fueron tranquilas, la participación relativamente alta. En competencias sencillas, los escrutinios se conocieron en la misma noche, sin denuncias ni incidentes.
Los veredictos son disímiles, ya se dijo. Un factor común es que no hubo cambios rotundos respecto de 2015. Otro que los tres gobernadores ganaron. Otro que la sigla Frente para la Victoria no fue emblema de ninguna apuesta fuerte del peronismo.
Todo lo demás (casi todo) está por verse. La maratón recién empieza y recorre varias escalas hasta la definición en octubre.