En las elecciones legislativas de octubre no solo se pone en juego el futuro de alianza oficialista Cambiemos a mitad del mandato presidencial de Mauricio Macri y los posicionamientos y aspiraciones de los opositoras para 2019, sino también la correlación de fuerzas en el Congreso que primará en los próximos dos años. La futura composición parlamentaria pondrá a prueba la capacidad del Gobierno –que hasta ahora consiguió el colaboracionismo de la oposición amigable- para avanzar en sus planes de ajuste.
En Diputados, Cambiemos (PRO, UCR, Coalición Cívica y sus aliados provinciales) deberá hacer una muy buena elección para sostener su actual representación en la Cámara baja, ya que renueva casi la mitad de las bancas (41 de 87) que tiene el interbloque oficialista.
El massista Frente Renovador y sus aliados afrontan un panorama similar, arriesga 20 de sus 37 bancas, 11 de ellas en la estratégica provincia de Buenos Aires. Lo mismo sucede, aunque más diversificado en el Bloque Justicialista (BJ) –que se desprendió del FpV- que debe renovar 8 de sus 17 escaños.
Para el FpV-PJ el panorama es algo más alentador: pone en juego 32 diputados (de 72) que alcanzaron sus bancas en la peor elección legislativa mientras el kirchnerismo fue gobierno, las de 2013.
Otras bancadas, como el interbloque Progresistas (Partido Socialista, GEN y Libres del Sur) podrían extinguirse si no logran una buena elección, ya que deben renovar 7 de sus 8 diputados. La misma amenaza pende sobre el Frente de Izquierda y los Trabajadores, que arriesga 3 de sus 4 bancas y sobre otros monobloques que con cierta historia parlamentaria podrían desaparecer del escenario legislativo.
De las 127 bancas que se renuevan en la Cámara baja, 35 corresponden a la provincia de Buenos Aires (ver aparte). El territorio bonaerense será el escenario de una de las disputas electorales más encarnizadas, no solo por lo que representa el distrito más poblado del país sino por lo que está en juego para la nueva composición parlamentaria.
Allí, se invierten los riesgos para Cambiemos. El PRO renueva apenas 2 bancas (las que ingresaron en la alianza macrista con Sergio Massa en 2013) y sus aliados de la UCR, otras 2.
La oposición, en cambio, pone en juego muchas de sus bancas. El FpV-PJ renueva en Buenos Aires 12 diputados (frente a otros 20 en el resto del país). El Frente Renovador arriesga ahí la banca de su propio líder, Sergio Massa, y otros 10 diputados massistas puros que llegaron a la Cámara baja en su mejor elección bonaerense, que fue en 2013. El massista interbloque Federal Unidos por una Nueva Argentina en todo el país, incluyendo a los aliados del delasotismo cordobés, los dasnevistas chubutenses y los neuquinos del MPN, entre otros, renueva en total 20 bancas.
Las otras bancas que están en juego en la provincia están divididas en otro puñado de bloques. Juntos por Argentina (3) de Darío Giustozzi, cuyos integrantes llegaron a la Cámara baja en sociedad con el massismo, además del BJ (1), Partido para la Victoria-Movimiento Evita (1) y FN (1) que se escindieron del FpV-PJ. Los otros son el FIT (1), PS (1), el moyanista CEyT (1) y el GEN su única banca, la de Margarita Stolbizer.
En al Ciudad de Buenos Aires, Cambiemos debe renovar mas de la mitad de las 13 bancas que eligen los porteños: PRO (5), CC (2) y UCR (1). El FpV-PJ, en tanto, 2 propias y la de su aliado Carlos Heller, del Partido Solidario. Proyecto Sur pone en juego su única banca, la de Alcira Argumedo, y la posibilidad de quedar sin representantes en la Cámara baja, mientras que el massismo también arriesga la que heredó: la de Julio Raffo, electo por el disuelto Unen en representación de Proyecto Sur.
Santa Fe y Córdoba eligen 9 diputados. En la provincia mediterránea el oficialismo provincial delasotista, alineado con Massa, pone en juego 3 de las 9 bancas en disputa. Cambiemos arriesga 4: 1 del PRO y 3 de la UCR. El FpV tenía 2 propias, una pasó a manos del PpV-ME y otra al monobloque de Ramón Bernabey. Ambas serán también parte de esta disputa electoral.
En Santa Fe el socialismo arriesga 2 de sus 5 diputados nacionales (todos deben renovar), entre ellos a Hermes Binner, en un difícil contexto provincial. El PS, que encabeza el gobierno santafesino, irá a las urnas con el Frente Progresista debilitado, ya que el grueso de sus ex socios de la UCR irán junto al PRO y la UCeDé en Cambiemos, que pone en juego 3 bancas macristas puras, 1 del radicalismo y 1 del Partido Demócrata Progresista, que llegó a Diputados en la boleta del FP. El FpV-PJ santafesino pone 2 en juego.
Un escalón más abajo, Mendoza y Entre Ríos eligen 5 diputados con escenarios parecidos para los oficialismos provinciales. En Mendoza, donde gobierna Cambiemos, arriesga solo dos bancas propias: 2 diputados radicales terminan sus mandatos y 1 de Libres del Sur (que fue en alianza con la UCR en 2013), mientras que la oposición del FpV-PJ renueva 1 y el FIT otra. El peronismo entrerriano (FpV-PJ), en cambio, debe renovar 3 de las 5 bancas en disputa. Cambiemos apenas 1 (UCR) y el massismo, la su aliada Cristina Cremer de Busti.
En Tucumán y Chaco, los oficialismos provinciales en manos del peronismo buscarán fortalecer su hegemonía. El peronismo tucumano va por la renovación de sus 2 bancas (FpV-PJ). La UCR buscará recuperar las dos propias: la de Juan Casañas, que rompió con Cambiemos, y la de Federico Masso, de Libres del Sur, que compartió la alianza con el radicalismo en esa provincia en 2013. Este año en Tucumán se eligen 4 diputados.
En Chaco hay 4 bancas en disputa. El FpV-PJ intentará retener las 2 propias y recuperar la que perdió a manos del BJ. Cambiemos quiere sumar una mas a la que pone en juego la representante de la CC.
Otras diez provincias eligen 3 diputados con diversos escenarios. Las gobernaciones peronistas de San Juan, La Pampa y San Luis buscarán mantener su supremacía y renovar las dos bancas propias, incluidas las del catamarqueño y el pampeano que emigraron del FpV-PJ al BJ. En estas provincias la tercera banca está en manos de Cambiemos.
En Catamarca, el peronismo en el gobierno buscará cambiar la ecuación y alzarse con 2 de los 3 diputados que se eligen por la provincia. En la actualidad 2 de ellas están en manos del Frente Cívico, aliado de Cambiemos, y la restante pasó a manos del BJ. Lo mismo buscará el FpV-PJ de Santa Cruz, donde 2 de las 3 bancas en juego las arriesga la UCR. El peronismo salteño también intentará ir por más ya que renueva 1 de las tres bancas y las otras 2 están en manos del PRO y el FIT.
En Jujuy, Cambiemos del radical Gerardo Morales intentará mantener 2 de las 3 bancas por la provincia, la otra pasó a manos del BJ. En Corrientes sucede lo mismo: el radicalismo renueva las 2 que tiene y el BJ 1.
Los oficialismos en manos de partidos provinciales ponen bastante en juego en esta elección nacional. El Frente Cívico de Santiago del Estero, que se distanció del kirchnerismo, debe renovar sus 3 bancas en disputa. En Neuquén, el MPN, alineado con el massismo, renueva 2, y el FpV-PJ la restante. Los misioneros del Frente de la Concordia, que se escindió del kirchnerismo, deben renovar una y buscará recuperar la de Alex Zeigler que emigró al PRO, mientras la tercera pertenece a la UCR.
Formosa, La Rioja, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego eligen 2 diputados cada una. Son los distritos donde los oficialismos más arriesgan. El dasnevismo chubutense -en sociedad con Massa- arriesga las 2 propias. Las 2 bancas fueguinas están en manos del FpV-PJ y un aliado. Lo mismo sucede con las 2 que eligen los rionegrinos, ahora representados por el FpV-PJ a pesar de que el gobierno está en manos de un partido provincial. La representación de los riojanos está divida: 1 para el peronismo y 1 para Cambiemos. Igual que los formoseños aunque con distinto signo político: 1 para el FpV-PJ y 1 del PS en el disuelto Progresistas.