Boca comenzó el partido plantado en el campo rival, y buscando hacerse dueño de la pelota para tener el control de las acciones. El equipo local se acercó rápidamente al área de Corinthians y exigió con riesgo al arquero.
La fórmula era desbordar por los costados y luego buscar al hombre que llegaba por el centro. Villa remató primero y tapó el arquero, y después Benedetto tuvo una gran chance y la tiró por arriba.
Zeballos y Villa eran los más movedizos por los laterales, y a los defensores brasileños se les hacía difícil contenerlos. En el medio de esa insistencia local, Fernández quedó tendido en el área por un codazo rival, y el árbitro, a instancias del VAR, cobró penal para el equipo de Battaglia.
El encargado de rematar fue Benedetto, y su derechazo se estrelló en la base del palo izquierdo. El golpe anímico se sintió entre los jugadores, que ya no presionaban sobre la salida del rival, y eso provocó que Corinthians pudiera salir del asedio del principio.
El equipo visitante se instaló unos metros más adelante en el segundo tiempo, para tratar de defenderse más lejos de su área. Boca continuó en su búsqueda ofensiva, aunque carecía de la claridad de la primera parte.
Benedetto, en una salida rápida que encontró mal parada a la defensa brasileña, volvió a tener otra chance tocando por arriba del arquero y la pelota salió apenas desviada. En la definición por penales, esta vez la precisión no estuvo de su lado.