Carola Perez es presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal, principal instigador de que el uso del cannabis con fines medicinales haya sido aprobado en España. Su vida previa en la industria musical, donde ha trabajado con los grupos más importantes de España, tuvo que abandonarla por los dolores diarios.
Ahora la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) debe actuar en un plazo de seis meses. El Ministerio de Sanidad tiene hasta el 27 de diciembre para dar cumplimiento a la medida.
Carola es una de las caras visibles que lucha por el cannabis como uso medicinal porque desde los 11 años tiene fuertes dolores que no le permiten vivir con normalidad. Hasta que no introdujo el cannabis en su vida, el sufrimiento era apabullante y las pastillas que le recetaban los médicos, un problema que le generaban adicción.
¿Ahora mismo te duele el cuerpo?
[Sonríe] Mucho, sí, claro. Me preparo mentalmente para hacer todo con dolor.
¿Cómo es vivir con dolor crónico?
La verdad que no recuerdo vivir sin dolor, porque cuando me caí tenía 11 años. No tengo recuerdos de lo que es la vida normal. Era una niña deportista, muy activa y tuve una caída de tres metros en un skatepark. Al principio no podía mover las piernas y tardé tiempo en contárselo a mis padres por miedo a que me regañaran [Sonríe]. Estábamos de vacaciones y pensé que era la típica caída.
Sin embargo, a los días me seguía doliendo mucho la espalda, y ya al decírselo a mis padres me llevaron corriendo al médico. Cuando me hicieron la primera radiografía ya vieron que tenía el coxis absolutamente destrozado, astillado y partido.
¿Cómo fue el proceso de operaciones?
Después del colegio me llevaban a rehabilitación y me metían en unas bañeras de agua con un chorro a presión para intentar recolocar el hueso. Empezaron a probar si aquello era salvable de algún modo. Mucha infiltración, mucha rehabilitación... No era posible. Ya con 18 años mi médico dijo que quedaba una última opción que era quitar el coxis, pero él no se quería hacer responsable de aquello.
"La postura de PP y PSOE no ha podido ser más cruel"
Tras esa operación parecía que todo iba bien pero apareció un dolor nuevo, como si me atravesaran con una barra de pinchos. A los pocos meses, que ya trabajaba con Berri Txarrak grabando un disco, tocaba ir a revisión y el médico dijo que algo se tocó en la operación, algún nervio que quedó dañado. Y me dijo que ese dolor iba a ser para siempre.
Ahí ya comienzan a darme medicaciones muy fuertes, pero tú empiezas a hacer tolerancia muy rápido: benzodiacepinas, anticonvulsivantes, opioides antidepresivos... Había un cóctel de 30 pastillas diarias al que cada médico iba añadiendo más.
¿Y aun así seguías con dolor?
Sí. Me cambiaban de medicaciones contínuamente, pero eso no es como cambiarse de camiseta. Me daban sustancias psicotrópicas muy fuertes.
Por ejemplo, de trankimazin lo normal es tomar un miligramo y yo tomaba 12. De etumina, un antipsicótico que se suele dar una pastilla diaria, yo tomaba cuatro o cinco. Llega un momento en el que yo me convierto en una adicta.
Por ejemplo, el dolor es tal que no puedo ponerme un pantalón vaquero. Yo, que he sido toda la vida ha sido de vaqueros, zapatillas y camisetas y sudaderas. El dolor te cambia hasta la forma de vestir.
Entonces, ¿qué papel juega el cannabis en tu vida?
Pues tardé mucho en empezar a tomar, porque lo había probado cuando era joven y me sentó muy mal. Le tenía mucha manía, de hecho. Pero llegó en un momento en el que yo ya estaba en un caos absoluto, físico y mental, porque ya derrapaba por todas partes.
Cuando lo probé ya de forma definitiva fue por mi pareja de aquel entonces. Un día que estaba con mucho dolor me hizo una infusión de leche con un poquito de hierba. Estaba así normal, y de repente recuerdo que no solo es que no me doliera, sino que era un alivio amable. No era un opioide, era claridad mental.
Pensé, me cago en mi puta vida, por qué he tenido que pasar por este puto calvario de pastillas y de químicos. Si hasta tuve que acudir a un centro de desintoxicación para superar toda la medicación que me recetaban.
Viste que con el cannabis podias vivir sin dolor...
Descubrí que gracias al cannabis podía aguantar sin querer tirarme por la ventana. Quería seguir viviendo. Aunque no sé cuánto tiempo aguantaré. No me veo 30 años más de dolor, no los quiero. Por eso quiero el derecho a una muerte digna.
"Si no existiera el mercado negro no hubiera podido llegar a donde llegar"
Cuando hablamos de dolor hablamos de cosas subjetivas, porque una diabetes la puedes medir, un corazón, un riñón, un tumor... eso se puede medir, pero el dolor no. Si yo ahora mismo te digo que me duele mucho, te lo tienes que creer.
Hay sectores que entienden que la legalización del cannabis es solo por uso recreativo.
Es verdad, pero si no existiera el mercado negro, si no existieran todos estos activistas, si no existían los bancos de semillas, si no existen en los clubes de cannabis... No hubiera podido llegar a donde llegar.
Cuando la gente desprecia el tema lúdico/recreacional, si no hubiera sido por ellos no estaría aquí.
El discurso en contra del cannabis es fácil construirlo.
Lo tienen muy fácil y lo entiendo. Los menores fuman y entiendo todo lo que me dicen, pero es que no es mi problema.
¿Qué papel han jugado PP y PSOE?
Más cruel, imposible [Silencio]. Tengo que dar las gracias al PSOE, pero no querían sacar esta ley adelante. Esta ley ya ha salido porque PNV se ha empeñado. Pero con el PSOE no ha sido una relación bonita.
"Cada día necesito 100 miligramos de CBD y 30 miligramos de THC"
Unidas Podemos también ha ayudado, y Más Madrid, aunque casi rompen la baraja. Hay algunos partidos que piden la regulación integral. Están el uso adulto [recreacional], el uso terapéutico [para relajarse] y el medicinal. Mi caso sería medicinal, porque cada día necesito 100 miligramos de CBD y 30 miligramos de THC. Es algo de lo que yo no puedo prescindir.
¿Hay diferencias con el trato del cannabis por España?
En Esuakdi las cosas con el cannabis están muy normalizadas a nivel de clubes, hay un ordenamiento para los clubes en San Sebastián... Pero para el cannabis, Madrid es un poco estado policial. En Catalunya la gente fuma en la calle, en Euskal Herria la gente fuma en la calle... Está muy normalizado. En Madrid ya sabemos lo que hay.