La ministra de Economía, Silvina Batakis tuvo en las últimas horas una primera reunión con funcionarios del área de Energía, una división caliente por varias razones. Según supo Página I12, el encuentro tuvo como escenario el despacho de la funcionaria, duró algo más de una hora y fue una charla con el secretario del área, Darío Martínez y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. El mitin adquiere relevancia desde lo técnico y desde lo político: ambos cuadros, que responden a la vicepresidenta, Cristina Fernández, venían en una relación insostenible con el ex ministro Martín Guzmán y con el encargado de la segmentación de subsidios a las tarifas, Santiago López Osornio.
Pero Batakis quiso verlos ni bien se enteró de la confirmación de ambos en el cargo y de la renuncia, sobre todo, de Osornio, secretario de Planeamiento Energético y hombre de Guzmán. Él fue quien instauró la idea de una segmentación de subsidios por ingresos que el kirchnerismo consideraba "impracticable". Y fue además quien bochó, con aval del ex ministro de Hacienda, la quita de subsidios paulatina por zonas geográficas.
En el encuentro, Batakis, Basualdo y Martínez charlaron de un sector "con agenda estratégica" más allá de tarifas, dado que también muchos de los temas pendientes son cuestiones de fuerte impacto fiscal. En ese contexto estarán el gasoducto para sacar gas de Vaca Muerta, la administración de la provisión de gasoil y las importaciones de energía, algo que a la ministra le interesa particularmente en el marco de la política oficial de cuidado de los dólares que están en las reservas del Banco Central (BCRA).
La reunión entre la flamante ministra y los fuuncionarios energéticos adquiere un peso político relevante y reconfigura un vínculo que, de todos modos, se pondrá a prueba cuando se defina cómo seguir con la segmentación de subsidios. Esto es relevante dado que es una de las metas a las que Argentina se comprrometió con el Fondo Monetario (FMI) y que la propia Batakis reafirmó en las charla que mantuvo en las últimas horas con la titular del organismo, Kristalina Georgieva. Es más: no son pocos en el Gobierno los que creen que hay que cumplir con la segmentación dado que hay algunas de las otras metas que, en un mundo en crisis, serán muy complejas de capear y precisarán renegociación.
Que hayan estado en ese encuentro Basualdo y Martínez juntos es también una foto que dice cosas. El secretario del área venía haciendo equilibrio entre Guzmán y el cristinismo con delicada paciencia, pero cerca de la renuncia del ex titular de Hacienda inclinó la balanza hacia el bando que lo promovió en el cargo. Hace dos semanas, redactó una carta en la que hizo cargo de todo el proceso de quita de subsidios y aumento de tarifas a López Osornio. La medida no fue casual: el cristinismo aseguraba que era "inaplicable" una segmentación por ingresos, y que lo correcto era empezar cortando por zonas geográficas más pudientes y luego ir corrigiendo sobre la marcha errores menores. Pero Guzmán entendía que eso no generaría un ajuste suficiente del gasto del Estado en subsidios y que el FMI no lo aprobaría.
Todo indica que a la luz de los hechos, la segmentación que proponía Guzmán quedó sepultada con las renuncias de él y de Osornio. Ahora en la mesa de negociaciones estará cómo seguir avanzando para, de una vez por todas, empezar el proceso de revisión. Valle decir que, más allá de los mitos construidos por la prensa en torno a los enfoques del cristinismo sobre los subsidios a las tarifas, nunca en las filas de CFK se negaron a debatir y poner en práctica un esquema que corrija distribuciones inequitativas. El problema aquí era que la segmentación por ingresos, que había ganado la pulseada estaba hecha en función de bases de datos con información antigua y niveles de ingresos muy desactualizados. De aplicarse, hubiese generado fuertes críticas sociales de buena parte de una población que aún sigue imposibilitada de pagar tarifas mucho más elevadas.