El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, dijo este miércoles que las Fuerzas Armadas "repelieron a los violentos sin disparar una sola vez" y que "se jugaron la vida" durante los días 13 de paro en los que hubo conflicto entre organizaciones indígenas y el gobierno.

"Todo el país vio como la Policía de Ecuador trabajó incansablemente por regresarle la paz a los ciudadanos", publicó en Twitter el mandatario y adjuntó su discurso para el acto de la asunción del nuevo Alto Mando Policial del país. En el video, Lasso aseguró que los funcionarios policiales actuaron con estoicismo y que honraron la democracia.

Si bien el jefe de Estado destacó que las Fuerzas Armadas no usaron sus armas de fuego, informó que se registró un total de 248 heridos, 37 secuestrados y nueve bienes destruidos.

Yenaide Yasacama, vicepresidenta de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), aseguró al medio Punto Noticias que Lasso debe asumir la responsabilidad de utilizar la fuerza publica en la movilización contra mujeres y niños. "Los mismos policías se vestían de civil para atacar e incitar a la violencia. El Estado debe reconocer y reparar por los fallecidos y heridos".

Yasacama planteó que en todas las movilizaciones han querido deslegitimar a los grupos violentos y que, por su parte, ellos han hecho lo posible para llevar la consigna de "no a la violencia" ni al asesinato porque consideran que todos son "hermanos ecuatorianos".

"El mundo debe saber y la ciudadanía ecuatoriana sabe que el presidente a cada rato declaraba amenazando con la fuerza pública con palabras discriminatorias, de odio, con palabras de querernos asesinar. Eso fue lo que hizo; en la casa de la cultura lo que hizo fue un intento de asesinato. A mí nadie me lo ha contado, yo lo he vivido", aseguró.

El jueves 30 de junio, Conaie, el gobierno y actores políticos de la oposición celebraron el acuerdo de paz alcanzado que puso fin a casi 20 días de movilizaciones en todo el país y en el que se incluye la rebaja de los combustibles reclamada por los manifestantes, como también la derogación del estado de excepción.

Este acuerdo de paz, que se consiguió luego de la mediación de la Conferencia Episcopal de Ecuador con los líderes de ambas partes del conflicto, tiene una vigencia de 90 días y le pone fin a las manifestaciones que habían llevado al país a una crisis política y social.