El gobierno haitiano realiza este jueves varios actos oficiales en homenaje al expresidente Jovenel Moïse, al cumplirse un año de su asesinato. La familia del expresidente, sin embargo, decidió no participar y apunta a la responsabilidad de las autoridades haitianas, en particular del primer ministro, Ariel Henry.
Moïse había iniciado su mandato el 7 de febrero del 2017 y debía culminarlo el 7 de febrero del 2022. Desde enero de 2020, gobernaba por decreto ante la falta de un Parlamento electo. El asesinato se produjo dos meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas convocadas que estaban convocacadas para el 26 de septiembre, comicios en los que Moïse no podía ser candidato y que finalmente no se realizaron por la crisis política.
Repasamos algunos de los principales acontecimientos de estos doce meses, pautados por los conflictos políticos, las renuncias de magistrados y la falta de avances en la causa judicial.
Una primera jornada trágica
El ataque se registró a la una de la madrugada del miércoles 7 de julio en la residencia presidencial ubicada en el barrio de Pelerin de Puerto Príncipe, la capital del país. Apenas unas horas después, la noticia ya estaba en la portada de los principales portales informativos del mundo.
La primera confirmación oficial del magnicidio fue un comunicado del entonces primer ministro interino, Claude Joseph. El comunicado, emitido tres horas después del crimen, informaba que la primera dama estaba internada con una herida de bala y mencionaba a los atacantes como un “grupo de personas extranjeras no identificadas”, entre ellas “varias que hablaban español".
La primera reacción internacional fue del presidente de República Dominicana, Luis Abinader, que cerró las fronteras y convocó de urgencia a sus principales mandos militares por el asesinato de Moïse.
Luego, el presidente de Colombia, Iván Duque, solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) una misión urgente “para proteger el orden democrático” en Haití. “Es un acto cobarde y lleno de barbarie contra todo el pueblo haitiano. Nuestra solidaridad con la nación hermana y la familia de un gran amigo de Colombia”, anunció Duque desde sus redes sociales. Con el paso de las horas, Colombia pasaría a tener un papel protagónico en la investigación.
El gobierno de Estados Unidos condenó el “crimen horrible” en una conferencia matinal a cargo de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. También lamentaron rápidamente los hechos, desde sus redes sociales, los presidentes de Bolivia, Luis Arce, y de Chile, Sebastián Piñera, entre otros.
Cerca del mediodía, la OEA condenó en "fuertes términos" el asesinato, al que definió como un "acto criminal" que busca "socavar la estabilidad institucional" del país.
En las primeras horas de la tarde, y tras un Consejo de Ministros extraordinario, el primer ministro Joseph declaró el estado de sitio. "Pido a todas las fuerzas vivas de la nación acompañarnos en la batalla, a acompañarnos en la continuidad del Estado", decía Joseph, rodeado de las principales autoridades policiales del país.
Cerca de las 14.00 (hora local), se informó de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ofreció su ayuda para investigar el asesinato. Unas horas después del mensaje, la primera dama Martine Moïse, que seguía en condición crítica, sería trasladada a Miami para recibir atención médica.
En el correr de la tarde se llevan a cabo las primeras detenciones de sospechosos en Puerto Príncipe. Al cierre de la jornada, el director general de la Policía de Haití, León Charles, convoca a una conferencia de prensa para informar que cuatro de los presuntos asesinos fueron abatidos y otros dos estaban detenidos. También confirma que encontraron doce orificios en el cuerpo de Moïse.
“La oficina y el dormitorio del presidente fueron saqueados. Lo encontramos acostado boca arriba, pantalón azul, camisa blanca manchada de sangre, boca abierta, ojo izquierdo sacado. Vimos un impacto de bala a nivel de su frente, uno en cada pezón, tres en la cadera, uno en el abdomen”, detalló el funcionario policial.
Los días posteriores al crimen
Con el paso de las horas el número de sospechosos detenidos se ampliaría. El gobierno estimó el jueves 8 que en total había 28 personas involucradas: dos haitianos-estadounidenses y 26 colombianos. La Fiscalía de Puerto Príncipe convocó a los agentes de seguridad del presidente porque empezaron a sospechar por la facilidad con la que los atacantes lograron ingresar a la residencia presidencial.
El medio Le Nouvelliste revela en su edición del viernes 9 que los mercenarios colombianos estaban en el país desde hacía tres meses. Ese mismo día, el gobierno de Taiwán confirmó que 11 de los detenidos en el marco de la investigación fueron arrestados en el predio de su embajada en Puerto Príncipe, donde se escondían tras cometer el crimen.
El presidente Duque, en tanto, conversó ese día con el primer ministro Joseph y luego le solicitó a funcionarios de Inteligencia de su país que viajen a Haití para investigar cómo se había dado la participación de los mercenarios colombianos.
En la noche del viernes, el Pentágono confirmó que el gobierno de Haití pidió la intervención de Estados Unidos, mientras que el Senado nombró al presidente de esa cámara, Joseph Lambert, como presidente provisional del país, negando la autoridad del primer ministro Joseph. El enfrentamiento entre ambas posiciones duró días e incluyó la postergación de la ceremonia oficial de asunción de Lambert.
Ese fin de semana sucedieron varias cosas. Tomaron estado público chats y audios de integrantes del comando que cometió el magnicidio, la policía advirtió a la población que impediría cualquier tipo de manifestación en la calle por el estado de sitio, fue arrestado el médico Emmanuel Sanon como uno de los presuntos autores intelectuales del crimen y medios colombianos revelan que el asesinato fue planificado en una reunión en un hotel de República Dominicana.
Disturbios en el funeral de Moïse
Mientras seguían las detenciones de sospechosos y controversias por la sucesión política -un tema que un año después sigue sin saldarse- la familia de Moïse organizó el funeral el viernes 23 de julio en la ciudad norteña de Cap-Haitien.
Durante la ceremonia hubo protestas y quema de barricadas, y la Policía Nacional disparó municiones y gases lacrimógenos. La viuda, Martine Moïse, dijo ese día que su marido "fue abandonado y traicionado", y apuntó contra los “oligarcas” que todavía están en el poder en Haití. Este discurso de la familia contra las cúpulas gobernantes se mantiene hasta la actualidad y apunta fundamentalmente contra Henry, que había sido designado primer ministro unos días antes del crimen.
En aquelllos días, Martina Moïse incluso manejó públicamente la posibilidad de postularse a la presidencia, algo que no prosperó.
A mediados de agosto, el juez de instrucción que había sido designado para liderar la investigación del crimen, Mathieu Chanlatte, decidió dejar el caso. “No tenía seguridad personal ni para mi familia”, esgrimió.
Por esos días, como si fuera poco, un terremoto hacía estragos en la isla caribeña, con un saldo de más de 2.000 haitianos muertos. Fue uno de los 10 sismos más letales de los últimos 25 años en América Latina.
Las primeras sospechas contra Henry
El 11 de septiembre la investigación judicial tuvo un giro inesperado. Un documento de la Fiscalía de Haití que publicó el diario Le Nouveliiste reveló que en la madrugada del 7 de julio el primer ministro Henry mantuvo dos contactos telefónicos con Joseph Félix Badio, uno de los principales sospechosos del magnicidio, mientras éste se encontraba en la residencia presidencial donde se cometió el ataque.
La primera llamada está registrada a las 4.03 y duró tres minutos. La segunda llamada se concretó a las 4.20 y fue de cuatro minutos. El fiscal convocó a Henry para el 14 de setiembre, pero la noticia principal de ese día en los diarios haitianos sería otra: el primer ministro anunció la destitución del fiscal que pretendía investigarlo, Bel-Ford Claude.
Henry fundamentó esa decisión en una supuesta "falta administrativa grave" cometida por Claude. En los días siguientes presentaron renuncia varios altos cargos de gobierno leales a Moise, bajo el argumento que Henry no quiere “cooperar con la justicia”.
Estas idas y vueltas a nivel político trancaron todavía más el avance de la investigación. Recién en noviembre hubo novedades vinculadas a la causa, por la detención del empresario turco Samir Handal, que las autoridades haitianas vinculan con el magnicidio.
Handal fue detenido en Turquía el 15 de noviembre cuando llegaba de un vuelo procedente de Miami, por ser objeto de una orden internacional. Sin embargo, al no existir tratado de extradición entre Haití y Turquía el sospechoso fue liberado unos meses después, sin consecuencias.
Esta semana, a casi un año del crimen, el exprimer ministro haitiano Joseph se mostró "realmente preocupado" por la liberación de Handal, y denunció que la solicitud de las autoridades haitianas a las de Turquía "está llena de defectos metodológicos y técnicos cometidos de manera deliberada".
La lista que preparaba Moïse
A mediados de diciembre de 2021, el diario estadounidense The New York Times publicó una investigación donde informó que Moïse estaba realizando una lista de políticos y empresarios vinculados al tráfico de drogas de su país para enviarle a Estados Unidos. Aparentemente, según esta versión, quienes lo asesinaron querían apoderarse de esa lista antes de que llegue al país norteamericano.
"En los interrogatorios, algunos de los sicarios capturados confesaron que recuperar la lista de Moïse, con los nombres de los presuntos narcotraficantes, era una prioridad, según tres altos funcionarios haitianos que conocen los detalles de la investigación", expresó el medio estadounidense.
A mediados de enero de 2022, el Congreso de Estados Unidos ordenó al Departamento de Estado una investigación "detallada" sobre el asesinato de Moïse, unas semanas después de que los fiscales estadounidenses acusaron a unexsoldado colombiano, Mario Palacios, por conspirar en el magnicidio.
El 7 de febrero, el Senado de Haití le pidió al primer ministro Henry que deje el cargo, al cumplirse la fecha en la que debería dejar el mandato Moïse. "Nadie tiene la autoridad ni el derecho de reunirse en un hotel o en el extranjero para decidir en un pequeño comité quién será presidente o primer ministro. Todo esto es una distracción", fue la respuesta de Henry.
Una semana después, el juez Chavannes Étienne anunciaría que renunciaba a la investigación por el asesinato. Era el cuarto magistrado que renunciaba a la causa.
La última noticia vinculada al caso es administrativa. A finales de junio, el portavoz de la Policía Nacional de Haití, Garry Desrosiers, anunció que 33 policías serán destituidos y otros tres ya fueron despedidos por presuntos vínculos con el magnidicio.
A nivel judicial, sin embargo, un año después siguen sin verse avances significativos en la identificación y condena de los responsables.