“El hecho artístico se da en el encuentro con el público”, explica Susana Natividad Rinaldi, “la Tana”. Habla con la altivez de quien conoce el paño y al mismo tiempo mantiene la humildad de los grandes artistas. Su representación en la escena cultural se define por estas características. Y por una sólida trayectoria donde conviven la actuación y la música, con la actividad gremial y el exilio en los años de dictadura. Algo que Rinaldi recupera en la actualidad, en cada show que ofrece los sábados en el Centro Cultural Torcuato Tasso, en lo que considera su serie de "conciertos de despedida".
La Tana rehuye hablar de la magnificencia del arte. Desde la Asociación Argentina de Intérpretes, de la que es vicepresidenta y donde conversa con Página/12, prefiere explicar al arte desde “la función de transmitir valores". Tal como ella “transmite poesía”, al recuperar en sus shows a los “enormes poetas del tango”, en esta temporada donde prima "la urgencia de encontrarse” después de los dos años de pandemia.
“Soy una beneficiada, por ser un vehículo para poder transmitir esta poesía nuestra”, sentencia desde el escenario, y su voz, acompañada musicalmente por Juan Carlos Cuacci --su permanente compañero de escena--, extiende la potencia de los tangos y canciones que interpreta: “Veredas que yo pisé, malevos que ya no son, bajo tu cielo de raso trasnocha un pedazo de mi corazón”, frasea la Tana y el público, emocionado y eufórico, agradece su entrega con aplausos de pie, al cierre de los bises, en una épica versión de "Tinta roja" de Cátulo Castillo. Fue en el primero de los que Rinaldi llama sus "conciertos de despedida", a comienzos de mayo.
La remodelada sala del Tasso, colmada, obligó entonces a una nueva serie shows en este mes de julio. Allí, con dirección de Cuacci en formación de quinteto y con invitados especiales, Rinaldi confirma su calidad artística y su compromiso político.
Ya estuvo acompañada por su hijo Alfredo Piro, quien ofreció una potente versión de "Ventarrón" y luego una milonga dedicada a su madre. También fue una invitada de lujo su hermana Inés Rinaldi, con emotivas interpretaciones de Eladia Blázquez y María Elena Walsh. En tiempos de pañuelo verde, al decir de Rinaldi, esta conjunción hizo del “hecho artístico” un momento de excelencia en el regreso del mítico espacio tanguero a la presencialidad del showbusiness.
“El escenario para mí siempre fue algo meditativo –explica Rinaldi--, nunca pienso en el público que asiste a vernos generosamente, en abstracto. Pienso en encontrarnos con gente que tiene la necesidad de vernos. Porque hoy hay una necesidad de reencuentro en todos los que pisamos esta tierra” define. “El público está más metido dentro de sus casas porque estuvo con mucha soledad. Hay desolación. Y ahora tenemos este frío que nos deja titiritando. Si no es bastante doloroso, sobre todo para artistas que no tienen la posibilidad de entrar a los espacios que los están esperando con trabajo, este comenzar de nuevo debiera ser tomado como una oportunidad” sostiene al reflexionar sobre el regreso presencial a los escenarios tras el confinamiento sanitario.
“Nadie puede decir que esto que nos toca vivir es algo para lo que no estábamos preparados”, evalúa respecto a la pandemia. Pero admite: “no solo que nadie se lo imaginaba, sino que nos provoca. Si nosotros miramos la vida desde un lugar que nos obliga a empezar de nuevo, es demasiado fuerte esa imagen como para sentirse derrotado antes de tiempo”.
“Lo mejor que nos puede pasar es tener seguridad sobre nosotros mismos respecto a lo que va a ser nuestro futuro y a cómo vivir de ahora en más” sugiere. “Sabemos que hay necesidad de seguir adelante. Y cuando estas en esta tarea tiene que llegar también la seguridad de no achicarte frente a las cosas que podes decir y que nadie dice. Es una obligación que tiene una, trabajando en lo que una trabaja" reflexiona.
Callar nunca fue parte de su personalidad: "Por suerte soy una mujer que no deja de señalar las cosas con las que estoy de acuerdo, ni dejo de hablar sobre las que pienso de otra manera”, añade respecto de la actualidad política. "La tarea mayor es que no vuelvan los años oscuros” define.
“El artista piensa muchísimo en el ser humano que quiere volver a vernos, y hay gente que estés como estés quiere oír tu pensamiento, la formación de las palabras que elegiste para hacerte presente", describe. "Otros, con sorpresa --evalúa--, te reciben por primera vez. Es una tarea que te la debo, pero vale la pena. Y compartir el amor profundo que una siente, es una buena manera de aprovechar la vida en las próximas semanas, porque en ese encuentro con la gente se produce el hecho artístico”, comparte sobre estas presentaciones señaladas como el comienzo de su despedida.
“Esto tiene que ver con la vida de uno, con dónde vivimos y con quiénes –sintetiza al vincular su despedida de los escenarios con la pandemia--. Estamos acostumbrados a crear nuevas fórmulas de vida, a cambiar la vida. Y estamos obligados a no dejarla torcida. Es un trabajo arduo, pero es una tarea cotidiana, día por día. Me parece que es así. Y si no es así, debiera serlo”, analiza. Y señala, sobre esta etapa de su vida artística, que “lo que mejor que puedo hacer es buscar la serenidad que me acompaña desde hace muchos años para transmitir lo aprendido".
Sucede que para Rinaldi "cuando uno es joven piensa que se le deben muchas cosas y que seguramente estará todo mejor", repasa. "Después te va para la mierda --se ríe--, pero no importa, porque ya las personas están preparadas para enaltecer el camino, es un aprendizaje". La condición es "una vez más, disfrutar del reencuentro con el otro --concluye--, en este caso, creyendo que lo que los otros valoran no es salir de sus casas solo para salir del aburrimiento, sino lo contrario, es el arte”.
La Tana en la cartelera del Tasso
La Tana retomó este mes su serie de "conciertos de despedida", los sábados de julio a las 22 en el Centro Cultural Torcuato Tasso, en el corazón de San Telmo, Defensa 1575. Salvo el sábado 23 cuando en la emblemática sala tanguera se presenten Los Amados ya que Rinaldi tienen un concierto en La Falda, Córdoba. La cartelera del mes suma una propuesta innovadora para los jueves: un Carnaval de Invierno que tuvo a Bruno Arias con sus huaynos y carnavalitos, esta semana; y tendrá a Ariel Prat con su show Corazón y Memoria el 21. El viernes 8 se presenta Ligia Piro acompañada por Diego Alejandro, Norby Cordoba y Federico Mizrahi. Y el Sexteto Mayor lo hará el viernes 15.