La imagen es la de un fotógrafo que cumple su trabajo en una fiesta de casamiento. De repente, el hijo mayor del padre de la novia lo agarra de atrás, le arranca la cámara, la tira al piso y después, con desprecio, le arroja unos billetes y se va. El fotógrafo está aterrorizado. El actor que lo personifica, también. Porque la escena está improvisada por su atacante y queda en el corte final de El Padrino (1972). El hijo con pocas pulgas de Don Corleone era James Caan, uno de los mejores intérpretes de su generación. Su familia anunció que falleció el miércoles a los 82 años.
James Edmund Caan había nacido el 26 de marzo de 1940 en el Bronx, uno de los escenarios típicos para personajes como su Santino Corleone. Hijo de judíos alemanes, jugó al fútbol americano en el equipo de la Universidad de Michigan antes de seguir sus estudios en la Universidad de Hofstra, en el estado de Nueva York, donde conoció a Francis Ford Coppola.
Comenzó a frecuentar grupos de teatro y estudió en la Neighborhood Playhouse School, para pasar después al off de Broadway. Ya inserto en el circuito comercial, le llegó la posibilidad de la televisón en series como Ruta 66 y Combate, y al poco tiempo, el cine. Su primer papel en cine fue un cameo en Irma la Dulce, de Billy Wilder, con apenas 22 años. El western The Glory Guys, de 1965, lo puso en la mira. Fue nominado al Globo de Oro como nueva estrella del año.
Un año después se codeó con John Wayne y Robert Mitchum en El Dorado, la anteúltima película de Howard Hawks. Filmó Countdown a las órdenes de Robert Altman antes de protagonizar, en 1969, The Rain People, su primera colaboración con Coppola.
Tres años más tarde fue parte del elenco de El Padrino. Lo nominaron al Oscar como actor secundario, en un quinteto que también incluyó a Al Pacino y Robert Duvall, compañeros suyos en la película. La escena de la muerte de Santino, acribillado a balazos en un peaje, quedó como una de las más emblemáticas de la película.
Después de Permiso de amor hasta medianoche y de su breve aparición en el flashback que cierra El Padrino II, Caan apostó por papeles rudos, como el deThe Killer Elite de Sam Peckinpah, que lo volvió a reunir con Duvall; y la futurista Rollerball, dirigida por Norman Jewison. Tuvo tiempo para hacer de sí mismo en Silent Movie de Mel Brooks y de un bolo en 1941 de Steven Spielberg.
En 1980 dirigió Hide in Plain Sight, su única experiencia como realizador. Fue un fracaso de taquilla. Compensó al año siguiente con el éxito de Thief, el debut como director de Michael Mann. Sin embargo, actuó poco en cine en los 80, una década en la que lo más significativo resultó el reencuentro con Coppola en Jardines de piedra.
El comienzo de los 90 lo vio como parte del reparto multiestelar de Dick Tracy de Warren Beatty y como contraparte de Bette Midler en Por los muchachos. No fueron años de títulos memorables, pero en 1990 la década dejó su imagen más recordada junto a la de Sonny Corleone: la del escritor Paul Sheldon en Misery, rehén de una lectora fanática de sus libros (la estremecedora Kathy Bates se llevó un Oscar) que lo obliga a escribir una novela para ella mientras lo tiene prisionero y lo tortura después de haberlo hallado accidentado en la ruta.
Caan comenzó el nuevo milenio con un rol cercano al de Sonny en The Way of the Gun, como encargado de resolverle los problemas a un mafioso. Y tuvo una aparición secundaria pero determinante en La traición/The Yards (2000), la obra maestra de James Gray. Alternó papeles en Dogville de Lars von Trier y la película del Superagente 86, en la que hizo de presidente de los Estados Unidos. La comedia Queen Bees, de 2021, significó su última presencia en la pantalla.