Con una breve ceremonia en el jardín del Museo del Panteón Nacional, en la capital Puerto Príncipe, Haití recordó el primer aniversario del asesinato del presidente Jovenel Moise, un crimen perpetrado en su residencia por un grupo comando. La familia del expresidente rechazó participar de los homenajes del gobierno por considerar las "graves sospechas" de implicación del primer ministro, Ariel Henry, en el magnicidio. Previamente la viuda de Moise, Martine Moise, y sus hijos acudieron al panteón en el que se levantó un mausoleo en homenaje al mandatario.
El magnicidio se produjo dos meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas que estaban convocadas para el 26 de septiembre, comicios en los que Moise no podía ser candidato y que finalmente no se realizaron por la crisis política. Cinco jueces de instrucción se sucedieron en este caso y ninguno de ellos acusó formalmente a ninguna de las 40 personas encarceladas, incluidos los mercenarios colombianos.
Primer aniversario de un "barbarismo"
Durante el acto para homenajear al exmandatario, Ariel Henry dijo que el país aún está en duelo a un año del "barbarismo" cometido en su contra, y que eso obliga a los haitianos a sumergirse "en un profundo cuestionamiento". Henry, el último primer ministro nombrado por Moise dos días antes de su asesinato, aseguró que la familia, la diáspora y todo el pueblo quiere conocer lo sucedido y reiteró que la justicia va a determinar quiénes fueron los responsables del crimen.
Al acto organizado por el gobierno se contrapuso a una manifestación de seguidores del difunto presidente, que se reunieron en el viaducto de Delmas, rebautizado Cruce de la Resistencia, y caminaron hasta el barrio Pelerín de Puerto Príncipe, donde está la residencia presidencia. Los manifestantes llevaban carteles y remeras con la imagen de Moise y con acusaciones a Henry, a quien algunos tildaron de "ladrón".
¿Qué pasó el siete de julio de 2021?
El salvaje ataque contra Moise se registró a la una de la madrugada del miércoles siete de julio en la residencia presidencial ubicada en el barrio Pelerin de Puerto Príncipe. La primera confirmación oficial del magnicidio fue un comunicado del entonces primer ministro interino, Claude Joseph, que informaba que la primera dama estaba internada con una herida de bala y mencionaba a los atacantes como un "grupo de personas extranjeras no identificadas" que hablaban inglés y español.
El director general de la policía de Haití, León Charles, detalló el escenario con el que se encontró la fuerza esa noche: "La oficina y el dormitorio del presidente fueron saqueados. Lo encontramos acostado boca arriba, pantalón azul, camisa blanca manchada de sangre, boca abierta, ojo izquierdo sacado. Vimos un impacto de bala a nivel de su frente, uno en cada pezón, tres en la cadera y uno en el abdomen".
Las primeras sospechas contra Henry
En agosto de 2021 el programa Noticias Caracol de Colombia tuvo acceso a 15 horas de grabaciones de audio en las que cuatro de los 18 implicados cuentan su versión de lo que pasó ese día y en las horas posteriores al magnicidio. La orden de un exfuncionario del ministerio de Justicia haitiano, según los detenidos, era terminar con la vida del mandatario ante el pedido de políticos locales que pretendían tomar el poder. Los mercenarios habrían trabajado para la firma CTU Security (Counter Terrorist Unit Federal Academy) radicada en Miami.
El 11 de septiembre la investigación judicial dio un giro inesperado. Un documento de la Fiscalía de Haití que publicó el diario Le Nouvelliste reveló que en la madrugada del siete de julio el primer ministro Henry mantuvo dos contactos telefónicos con Joseph Félix Badio, uno de los principales sospechosos del magnicidio, mientras éste se encontraba en la residencia presidencial donde se cometió el ataque. La justicia citó a Henry a declarar el 14 de setiembre, pero la noticia principal de ese día en los diarios haitianos sería otra: el primer ministro anunció la destitución del fiscal que pretendía investigarlo, Bel-Ford Claude.
Más de 40 personas están detenidas por el magnicidio, muchos de ellos exmilitares colombianos integrantes del comando de asalto, mientras que la investigación sobre el caso está en un punto muerto un año después del crimen. El supuesto autor intelectual del asesinato es, según las autoridades locales, Christian Emmanuel Sanon, un médico que residía en Florida hasta su detención cuatro días después del magnicidio.