"Los especuladores pueden ser tan inofensivos como una burbuja de aire en un flujo regular de empresas. Pero la situación es más delicada cuando la empresa es una burbuja en un torbellino especulativo", señaló John M. Keynes, en su Teoría General, para referirse a la fiebre que se había apoderado de los bolsistas en las vísperas de la crisis de 1930.
Desde hace poco más de 40 años, con la desregulación neoliberal de la economía y la dictadura cívico-militar en la Argentina, la mayor parte de las materias primas son objeto de una creciente especulación. En los mercados de materias primas no existe "la autoridad del mercado", como es el caso de la Bolsa de Valores para las acciones y obligaciones, o los Bancos Centrales para regular la acción de los traders sobre la especulación sobre las monedas.
Los países productores de petróleo están reunidos en cártel y regularon los precios en su propio provecho. El caso en los alimentos, a pesar de ser esenciales, los países perdieron el control de algo tan importante como es el precio en su propio mercado interno, como lo señalan Javier Blas y Jack Franchy en el libro The World for sale, lo cual explica, por ejemplo, la evolución divergente del precio de la nafta controlado por YPF, que es patrimonio nacional, y el del trigo controlado por las cerealeras.
Rol del Estado
La llamarada especulativa de los precios de los alimentos en 2009 fue atenuada en muchos países por una acción orientada a impedir el impacto negativo sobre las poblaciones.
Vietnam y la India trabaron embargo sobre las exportaciones de arroz. En 2009, Argelia desacopló el precio del gas y el petróleo para el marcado interno y las exportaciones, mientras que en Egipto el Estado centralizó las importaciones y vendió el trigo subvencionado a bajo precio.
En Francia, hace unos meses, el Estado aumentó el capital de la empresa nacional de electricidad como contrapartida de que mantenga el precio del kwh al precio del año pasado, y cabe recordar que en diciembre de 1975, Gerald Ford prohibió la exportación de petróleo norteamericano, medida que duró 40 años para enfrentar la especulación. Hungría acaba de exigirle a la Unión Europea que le garantice el precio del petróleo importado. España y Portugal han acordado un sistema tarifarlo interno del gas al margen de la UE.
Haciendo un poco de historia, en 1923, el presidente Alvear firmó un decreto de creación de un frigorífico público en Buenos Aires, que más tarde se llamará Lisandro de la Torre, cuyo objetivo era aprovisionar en carne vacuna la ciudad e impedir el chantaje de los frigoríficos ingleses y norteamericanos. Luego, en 1933, el gobierno conservador fundó Junta Reguladora de Granos y en 1939, Ortiz (radical) y Castillo (conservador) habían centralizado el comercio exterior. Sobre esas bases institucionales, en 1946, el General Perón administró el comercio exterior para promover la industrialización acelerada mediante los Planes Quinquenales.
Especulación
La erupción especulativa reciente sobre los cereales ha surgido en Argentina de la mano de las cerealeras Cargill, Bunge, Archer Daniels Midland, Louis Dreyfus, que integran el grupo ABCD, además de Cofco, la compañía estatal china, y Viterra-Glencore Agriculture, una anglo suiza canadiense. Estas empresas están asociadas con los terratenientes y pueden retener mercadería y propiciar la especulación.
Pero lo hacen bajo ciertas condiciones políticas. Por ejemplo, no hubo especulación en Argentina cuando se produjo la sequía en Rusia en 2010, a pesar del embargo de ese país sobre sus exportaciones de cereales. Ahora, el incremento de los precios de las materias primas alimenticias empezó antes de la guerra de Ucrania, vale decir que los aumentos de precios no corresponden a una situación específica de los stocks. La especulación en el país está ligada a consideraciones políticas, ya que hoy no se habla más del precio de los cereales en los países avanzados. La cosecha que comienza a mediados de junio en el hemisferio norte está adecuada a la demanda, sea cual fuere la situación en Ucrania.
Las empresas citadas con sus aliados locales conforman un oligopsonio, vale decir, un grupo restringido de compradores y comerciantes asociados con dirigentes de la Sociedad Rural, Coninagro y otras entidades que controlan las compras y determinan el precio ofrecido a los chacareros. Pero además son un oligopolio ya que son ellas las que concentran la venta de granos tanto en el mercado interno como para la exportación.
A partir de su posición dominante, estas empresas presionan a la baja los precios pagados a los agricultores, arguyendo las retenciones con la complicidad de los "dirigentes" agropecuarios. A su vez, se oponen a la existencia de stocks estratégicos o una Agencia compradora de cereales que sea además exportadora o regule el mercado interno. En tanto oligopolio, las firmas pueden incrementar los precios internos de venta a los molineros y subfacturan a sus casas matrices las ventas para reducir las ganancias declaradas en su filial argentina y de esta manera no pagar impuestos. También disminuyen el volumen y el valor facturado para pagar menos retenciones y limitan la repatriación de las divisas devengadas por sus ventas al exterior.
Todo ello explica la razón por la cual se oponen a la regulación de los precios internos y a la constitución de stocks. Eso redundaría en una disminución de sus ganancias en tanto compradores, ya que el Estado podría comprar los cereales a un valor superior y además venderlos a un valor inferior en el mercado interno.
Se oponen a una Agencia nacional de exportaciones de cereales porque los controles del Estado disminuirían y normalizarían sus ganancias y se restituiría una parte de ingresos a los productores, por un lado, y al Estado, por el otro. Pero también el Estado podría realizar acuerdos bilaterales de país a país para la venta de granos y romper con los intermediarios que sacan tajada.
(Des)Regulación
En 1991, los "dirigentes" de sindicatos de terratenientes, aliados a las cerealeras y al ministro Domingo Cavallo, lograron eliminar la Junta Nacional de Granos, lo cual permitió recrear en ese momento la alianza entre los terratenientes y las finanzas internacionales. Una situación similar había sucedido entre los hacendados y los frigoríficos ingleses y norteamericanos durante el primer peronismo, por lo cual Evita los llamaba Vende Patria. Hasta el 2002, la eliminación de las retenciones permitía a las cerealeras, con la privatización de los puertos, operar sin control en tierra de nadie y obtener grandes ganancias.
La reintroducción de las retenciones operadas por Eduardo Duhalde y confirmadas y aumentadas por Néstor y Cristina Kirchner y, conviene recordarlo, mantenidas en ciertos casos por Macri, hicieron que las empresas y sus cómplices de las organizaciones agrícolas volvieran al ataque para obtener un statu quo favorable.
A los terratenientes argentinos, la ganancia especulativa les permite compensar los bajos rindes, que en el caso del trigo son la mitad que en Francia debido al escaso capital invertido. El sobreprecio es pagado por los consumidores argentinos. Esto sucede también en la ganadería.
La crisis del 2001 fue el rechazo al modelo neogranífero agroexportador mundializado que había llevado al modelo de inclusión social a la quiebra, en parte gracias al cambio en los precios relativos y las ganancias monopólicas del capital concentrado provocado por el incremento del precio de los alimentos.
Esto generó una consecuente oposición entre los productores de alimentos y los consumidores, pero también con las patronales ligadas al mercado interno, que vieron disminuir sus márgenes de ganancias debido al incremento del precio de los bienes salarios con la nueva oligarquía. La ruptura de la política económica neoliberal y la nueva redistribución del ingreso que surgió en 2003 significó en términos económicos reinstalar las regulaciones de los precios de los bienes salarios y por ello romper la alianza entre los precios internos de la comida y los mercados internacionales, que había hecho perder al país la principal ventaja relativa y provocado un empobrecimiento generalizado.
*Doctor en Ciencias Económicas de l’Université de Paris. Autor de La economía oligárquica de Macri, Ediciones CICCUS Buenos Aires 2019. [email protected]