Mientras el presidente de Ucrania Volodimir Zelenski visitaba sus tropas, que defienden la región de Dnipropetrovsk en el este de Ucrania, en un gesto de respaldo simbólico en pleno avance de las fuerzas rusas, la reunión de cancilleres del G20 no logró un acuerdo para una condena a Moscú. Fuera de la zona de guerra, en el paradisiaco Bali, en Indonesia, la cumbre de cancilleres del G20 no logró acordar un pronunciamiento sobre la guerra ni cómo enfrentar los impactos globales del conflicto. Fue una jornada que dejó a vista de todos la clara división de China y Rusia por un lado, y Estados Unidos y Europa por el otro.
"Algunos países expresaron su preocupación porque el multilateralismo está bajo amenaza y cada vez supone un reto mayor responder de manera efectiva a los desafíos globales", advirtió este viernes la ministra de Asuntos Exteriores indonesia, Retno Marsudi, en conferencia de prensa.
En la reunión, el ministro ruso Serguéi Lavrov se encargó de algunos gestos elocuentes: se ausentó durante las intervenciones de sus pares de Ucrania y Alemania, críticos de Moscú, y tampoco estuvo cuando habló el secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken.
El gobierno indonesio se mostró conforme frente a la posibilidad de reunir a todos los países involucrados: "Todos han participado y han estado presentes", subrayó la ministra indonesia, algo que no es menor teniendo en cuenta la asistencia del ministro ruso de Exteriores, lo que anticipaba un posible boicot de las reuniones. Se dio solamente una situación antes de comenzar, cuando los ministros del G7 (Canadá, Francia, Italia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) no acudieron a la cena de bienvenida, como confirmó el propio Lavrov en rueda de prensa este viernes, criticando que éstos no "entienden la cortesía y las normas de etiqueta".
La cita de Bali es la introducción a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que habrá en noviembre en la isla, con una agenda que se volcó a la invasión rusa a Ucrania, por sus efectos sobre los mercados mundiales y los precios de alimentos a nivel global. Los participantes expresaron "su profunda preocupación por las consecuencias humanitarias de la guerra" en Ucrania, dijo la ministra indonesia, Retno Marsudi, en el que solo "algunos de sus miembros" condenaron a Moscú.
Rusia celebró esa falta de entendimiento, al que leyó como un “fracaso” de los países occidentales en su intento de aislarlo. "El plan del G7 (las economías más desarrolladas) de boicotear a Rusia en el G20 fracasó. Nadie apoyó a los regímenes occidentales", escribió en Telegram la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajárova.