Una multitud tomó por asalto este sábado la residencia presidencial, en medio de una profunda crisis económica que atraviesa el país, y exigían la renuncia del mandatario Gotabaya Rajapaksa, informaron las agencias internacionales.

Los manifestantes rompieron el perímetro de seguridad de la residencia, ubicada en pleno centro de Colombo, a pesar de que la Policía reprimió la protesta con gases lacrimógenos. Por las redes sociales, se viralizaron las imágenes de cientos de personas adentro de la mansión donde vive el presidente, en los pasillos y habitaciones, de donde mostraban llevarse la ropa interior de Rajapaksa, y bañándose en la piscina de la residencia. 

Al menos 34 personas, entre ellos dos policías, resultaron heridas cuando los manifestantes pujaban por entrar a la vivienda presidencial. Dos de los heridos estaban graves, de acuerdo a la información del Hospital Nacional de Colombo.

Ante esta situación, el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, convocó a una reunión de emergencia a los líderes de los partidos políticos y al Parlamento para este sábado. El principal partido de oposición, Poder del Pueblo Unido (SJB), no reconoce tampoco al primer ministro, adelantó que no participará del encuentro y exigió la renuncia de todas las autoridades nacionales. 

La asociación del Colegio de Abogados de Sri Lanka, una de las organizaciones civiles más destacadas del país, también pidió al mandatario que renuncie. Y exigió al primer ministro, a su Consejo de Ministros y al Parlamento, que tomen medidas para garantizar la estabilidad política del país.

Cómo comenzaron las revueltas

La situación de violencia Sri Lanka -una nación insular al sur de la India, en el Océano Índico- se produce en el marco de una de las peores crisis económicas desde su independencia en 1948, provocada por un gran endeudamiento.

El exprimer ministro y hermano mayor del presidente está refugiado en una base naval desde mayo cuando presentó su renuncia. 

Según la agencia EFE, gran parte de la indignación pública se centró en la familia Rajapaksa, a quienes acusan de llevar a Sri Lanka al caos por una mala gestión y una supuesta corrupción.

El país, con 22 millones de habitantes, lleva meses con cortes de luz, largas filas de espera para comprar combustible y un alza de precios récord, lo que generó frecuentes manifestaciones.

El gobierno declaró una moratoria sobre su deuda externa por 51.000 millones de dólares y, según sus autoridades, necesita unos 6.000 millones de dólares en ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de países como India y China para salir adelante en los próximos seis meses.