Debe haber tomado nota Jorge Sampaoli de lo que se resume como vestuario, vale decir de cómo es el clima interno, cómo es la relación entre los viejos y los nuevos, cómo fue recibido Icardi, cómo miran los viejos al cuerpo técnico (es obvio que los nuevos convocados ven todo con ojos edulcorados). Eso que sólo se puede medir desde adentro es la fuente principal a la que acude el entrenador para sacar conclusiones luego de los amistosos y antes de los partidos de verdad.

Debe haber sido una de las victorias más injustas de la selección nacional contra los brasileños, aunque lejos de aquel partido del Mundial del ’90. Pero igual siempre es lindo ganarles a ellos. Y empezar un ciclo con una victoria ayuda. Lo que tal vez no ayude es que Burruchaga diga que se jugó muy bien y se ganó merecidamente, como si el que le pasara letra fuera Bauza.

Debe haber sido una de las mejores actuaciones de Mercado. O por lo menos la que le empieza a asegurar que tendrá un lugar ganado en el plantel si se logra la clasificación para el Mundial. Mercado puede actuar sobre los dos laterales, en línea de cuatro o de tres, puede eventualmente ser central y es, como se sabe, muy efectivo en el área, con su olfato goleador. Lo volvió a demostrar en la forma en que se adelantó a todos en el rebote en el palo tras el cabezazo de Otamendi.

Debe haber un defensor central mejor que Maidana, que contra Brasil jugó muy mal y que en los últimos tiempos tampoco está rindiendo en River. Mascherano es un candidato, está Pinola eventualmente, pero ¿hay más? En algunos puestos el bajón del fútbol argentino se nota demasiado.

AFP

Debe haber sido una de las peores actuaciones de Messi. Jugó un ratito al comienzo nada más. Pareció desenchufado, como si tomara este partido como quien va al casamiento de un familiar lejano obligado por alguna circunstancia. O puede ser también que esté realmente agotado tras una temporada muy dura. Brasil jugó sin Neymar y Argentina sin Messi. Está muy bien que el capitán del equipo argentino no juegue contra Singapur. 

Debe haber sido una de las pocas veces en los últimos tiempos en que el arquero de la Selección participa mucho de la circulación. El pase atrás es un síntoma saludable para sostener a posesión de la pelota y no rifarla y denuncia idea de juego. Que Romero no sea el más apto para esta función (Guzmán maneja mejor el balón) es otra cosa. Esa idea de jugar la pelota contra el piso hizo que los brasileños lo anticiparan a Banega y casi llega un gol, pero en la misma jugada (por tocar desde abajo) Di María reventó una pelota contra un poste. Lo mejor del seleccionado de Sampaoli fue la sensación de que se pretende jugar con la pelota, tratando de recuperarla rápido presionando en tres cuartos de cancha. Falta un poco de pausa en las zonas picantes.

Debe haber sido el último partido de Higuaín. Sampaoli sabe que hay alternativas (Icardi, Agüero, Alario, Pratto) a una nueva actuación decepcionante del 9 de la Juventus que si lo que estaba rindiendo era un examen reprobó con tres puntos. Como contracara, Di María (también en observación) jugó un muy buen primer tiempo, con sentido de juego asociado y menos ceguera que otras veces.

Debe haber un poco de paciencia. Hay que esperar un poco para ver qué pasa con los nuevos, empezando por el mismo Sampaoli y los jugadores que se sumaron al plantel.

Por ahora en el balance general se advierte un poco más de “haber” que de “debe”.