Exactamente una semana después de la salida intempestiva de Martín Guzmán que desató la crisis (o, de mínimo, la profundizó), el presidente Alberto Fernández reapareció en público en Tucumán para celebrar el Día de la Independencia. Con un discurso centrado fundamentalmente en defender la "unidad" de la coalición gobernante, Fernández mantuvo el mismo tono conciliador que Cristina Fernández de Kirchner había utilizado ya el viernes en el Calafate. Acompañado por Sergio Massa y gran parte del gabinete nacional, así como por gobernadores, legisladores e intendentes, el presidente apostó a ponerle un cierre al frenesí de rumores y especulaciones de los últimos días y apuntaló el terreno para la "nueva etapa" - como muches dirigentes califican - del Frente de Todos, caracterizada por el restablecimiento de la línea de diálogo directo entre las tres patas de la coalición. Como contracara del discurso de unidad, Fernández encañonó con dureza contra "los profetas del odio" que "siembran el desánimo" y desestabilizan el país a través de "golpes de mercado": "Bajen las armas. Acá hay un pueblo que quiere comer, tener salud, y ser feliz", les espetó, a la vez que convocó a la sociedad a "forjar todos los días la unidad que nos va a sacar adelante".

"En el proceso de emancipación se forjó una unidad que requirió mucho esfuerzo, paciencia y respeto en la discrepancia. La unidad no surgió mágicamente ni se impuso naturalmente, solo fue posible porque hubo voluntad de construirla. La unidad siempre es resultado de la disposición de los involucrados por consolidarla. Y la historia nos enseña que la unidad es un valor que debemos preservar en los momentos más difíciles", comenzó Alberto Fernández en su discurso por el 206° aniversario de la Declaración de la Independencia, y agregó: "Porque es entonces cuando asoman los agoreros que dividen y siembran el desánimo solo en defensa de sus mezquinos intereses". Recién arribado del avión, bajo el fuerte sol del mediodía tucumano, Fernández echó mano de la gesta independentista para aludir a las turbulencias políticas y económicas de la última semana, haciendo un constante ida y vuelta entre 1816 y la actualidad con el objetivo de resaltar la importancia de la unidad en tiempos difíciles. 

"De esta casa partió la primera lección de la Nación: para que podamos entrar todos y todas para construir un país juntos hace falta derribar muros. A veces los muros se levantan silenciosos, otras veces se levantan con voces altisonantes y mentiras. En todo caso los muros se levantan para dividir y, para avanzar como comunidad, debemos derribarlos y empezar a construir puentes", resaltó, señalando con el dedo la Casa Histórica de Tucumán que se encontraba detrás. 

En frente, sentados en primera fila, estaban el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el ministro de Interior, Eduardo De Pedro; el jefe de Gabinete, Juan Manzur; el gobernador tucumano (mientras Manzur está de licencia), Osvaldo Jaldo; el ministro de Defensa, Jorge Taiana; la ministra de Salud, Carla Vizzotti; el ministro de Agricultura, Julián Domínguez; el ministro de Justicia, Martín Soria; los ministros de Obras Públicas y Desarrollo Social, Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, entre otros funcionarios. No estuvo presente la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis - que estaba reunida con su equipo -, pero sí su referente y actual ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli. Estuvieron, a su vez, numerosos legisladores nacionales, como Germán Martínez, así como los gobernadores Raúl Jalil (Catamarca) y Ricardo Quintela (La Rioja). En resumen: una enorme convocatoria que pretendía recargar de espesor político la primera aparición pública de Fernández desde la renuncia de Guzmán y convertir la fecha patria en un puntapié para la nueva etapa de tregua del FdT.

Además de hacer hincapié en la unidad, Fernández se refirió a la inestabilidad de la última semana, acusando a los grupos económicos de "golpes de mercado" y cuestionando a los sectores que habían estado diseminando rumores sobre supuestas renuncias (como la de Massa o la de él mismo). "Sé que algunos refriegan sus manos en momentos en que la adversidad se nos cruza. Sepan los argentinos y las argentinas que los rumores que algunos lanzan a correr en medios de comunicación o las falsas noticias que hacen circular en redes sociales como instrumentos desestabilizadores se van a chocar con nuestra firme decisión de seguir trabajando por la patria justa, libre y soberana", afirmó, entre los aplausos de les presentes. En esa misma línea, Fernández denunció: "Venimos soportando una embestida de los grupos concentrados que quieren quedarse con toda la renta y generar una devaluación y maximizar sus ganancias con la codicia de siempre. Se aprovecharon de la pandemia y ahora se quieren aprovechar de la guerra. Son los mismos de siempre que ahora siembran el desánimo con temor y rumores. Buscan vernos desunidos porque es en ese clima de incertidumbre que ellos ganan millones".

El presidente recordó también el trecho recorrido en el último año, comparando el 9 de julio de 2021, cuando estaba en pleno auge la campaña de vacunación contra el Covid, con el de 2022. "Hace solo un año atrás los profetas del odio discutían la calidad de vacunas y acusaban al gobierno de envenenarlos. En su vocación de dividirnos anunciaban las peores calamidades, pero la historia fue otra", advirtió, y pasó a detallar los últimos datos de crecimiento: "Hubo récord de producción de exportaciones y obra pública. Descendió el desempleo, tuvimos la más importante temporada de vacaciones. Al concluir 2021 superamos el 10 por ciento de crecimiento", resaltó. En la numeración de los datos macro positivos, sin embargo, Fernández hizo un paréntesis para referirse a uno de los temas que más le han reclamado desde el kirchnerismo: la distribución del ingreso. "Se expande la producción pero aún los beneficios son injustamente distribuidos. Los trabajadores han sufrido la pérdida del 20 por ciento de su capacidad adquisitiva durante la administración anterior. Y la pandemia y la inflación no permitieron las mejoras que nos propusimos. Sabiendo que es así, reafirmamos nuestro compromiso por seguir recuperando los salarios", señaló.

A una semana de las convulsiones que pusieron en movimiento la designación de Batakis, Fernández resaltó que "la Argentina está de pie" y señaló el camino que hacía falta recorrer: "Debemos recuperar el equilibrio fiscal y estabilizar la moneda. El crecimiento demanda divisas que hoy son escasas y hace más difícil la acumulación de reservas. La inflación que se despliega en todo el mundo, daña más seriamente a nuestra economía caracterizada por convivir con persistentes procesos inflacionarios".

Para cerrar, Fernández retomó el discurso de la unidad y aseguró que el FdT gobernaba "para afirmar y expandir la independencia". "Nosotros, cada uno de los integrantes de este Gobierno, se la juega por la gente", concluyó. Luego del acto oficial, el mandatario se trasladó al barrio Manantial Sur, donde entregó la vivienda número 50 mil a nivel nacional. Entre los presentes predominaba la satisfacción. "Fue un muy buen discurso. Planteó un eje distinto, de un nosotros que quiere sacar la Argentina adelante frente a un ellos que quieren aprovechar los problemas para sacar rédito mezquino", destacó un importante referente oficialista presente en la primera fila del acto. "Fue una semana económica horrible, pero buena en lo político con un frente interno con mayor diálogo. Ahora todos y todas tenemos que ayudar a dejar de hinchar las pelotas", razonó. 

Las primeras definiciones sobre la renuncia

Luego del acto por el Día de la Independencia, Alberto Fernández se refirió por primera vez de la renuncia de Martín Guzmán, un ministro que el presidente había sostenido políticamente contra todas las críticas del kirchnerismo y cuya partida intempestiva, según trascendió, cayó muy mal. "Él sabe lo que yo pienso de cómo lo hizo. Hay cuestiones de responsabilidad institucional que recomendaban que hubiera ocurrido de otro modo. Pero ahora la ministra se llama Batakis y tenemos que hablar de ella", sostuvo, escuetamente, en diálogo con C5N.

Más duro fue el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que en diálogo con el mismo canal acusó a Guzmán por su "mezquindad individual". "Fue una semana que, por la forma en que se dio la salida del ministro, nos puso en alerta que las mezquindades individuales terminan poniendo en riesgo lo colectivo", declaró el líder del Frente Renovador, y agregó: "Tenemos que tener la capacidad de separar la paja del trigo, de correr a aquellos que trabajan con mezquindad individual, tenemos un contrato con millones de argentinos".