"Los chicos quieren volver a la escuela, pero unos no pueden por la situación económica, otros esperan a que los vayan a buscar pero nadie lo hace. Algunos contestan que ya no les interesa la escuela, pero otros sí, se dan cuenta de que si estudian tienen más posibilidades de conseguir un trabajo mejor. Volverían a la escuela, pero con el apoyo de alguien". Claudia Taborda, referente comunitaria en Empalme Graneros, comentó esto en la presentación de la encuesta que le puso números al daño que la pandemia causó en la inclusión educativa de la juventud de los barrios populares de Rosario, y que este diario publicó en su edición de ayer. 

Como Claudia desde el Centro Comunitario San Cayetano (Gorriti y Garzón), varios y varias miembros de organizaciones barriales encuestaron en abril a 292 jóvenes de entre 14 y 20 años, acerca de cómo las restricciones socioeconómicas de la pandemia les afectó su escolaridad, y también de algunos rasgos de su presente. Una muestra representativa de las juventudes que habitan los barrios periféricos de Rosario (53.8% mujeres, 45.9% varones de todos los distritos municipales con excepción del Centro).

El estudio arrojó que durante el período de aislamiento el 72 por ciento tuvo dificultades con el aprendizaje, y el 46% desertó en ese lapso. Hacia dentro de ese universo de jóvenes y sus circunstancias, afloraron rasgos que ayudan a entender lo que pasa, según este trabajo coordinado por Nexo, un centro de estudios para políticas públicas integrado por militantes del espacio Fuerza del Territorio en el Partido Socialista, y organizaciones sociales de base no alineadas partidariamente, remarcaron.

Los encuestadores hallaron que el 68,5% de los jóvenes no participa de propuestas colectivas en su barrio (cultura, deporte, sociales, educativas). Y de ese casi 30% que sí participa en alguna actividad, los varones son los menos (31,4%). La mayoría, mujeres.

El 73% de los jefes o jefas de hogar donde viven estos jóvenes no alcanzó a completar la escuela secundaria. El 34,6% son trabajadores por cuenta propia, 20,2% se emplea en el sector privado, 10,2% en el sector público, 18,5% son amas de casa, 3% jubilado, y 8,5% de estos jefes de hogar está desocupado.

El 43% de los hogares de estos jóvenes percibe un subsidio estatal por asistir a la escuela, en su mayoría es la Asignación Universal por Hijo. El 50% no.

La pandemia encontró al 32% de los hogares de estos jóvenes sin conexión a Internet. El 67% sí posee conectividad, pero de este grupo el 78% solo cuenta con un dispositivo en el hogar, para toda la familia, y generalmente es un teléfono móvil, no adecuado para tareas escolares.

La deserción en los últimos 3 años se mantuvo en un tercio aproximadamente en el universo encuestado (34% en 2020, 32% en 2021, 36,6% en 2022). En 2020, primer año de cursado virtual, la mitad de los que asistieron a clase lo hizo de manera intermitente. Al año siguiente, ya el 60% sostuvo el cursado completo y el 40% lo hizo de manera parcial.

Solo el 25% de los jóvenes asumió no haber tenido problemas para el cursado virtual. Los problemas más referidos son dificultades de conectividad, con el dominio de la plataforma educativa, y de comprensión de las consignas de trabajo.

Emilio Reyna, de la ONG Descendientes de Victoria, en zona oeste, mencionó un problema recurrente que padecieron estos adolescentes en pandemia: la conectividad. "Muchos tenían un teléfono celular en la casa y cargaban los datos. Pero muchas veces no les alcanzaba el dinero para cargar el celu, y ni hablar que tuvieran conexión en la casa. Eso desalentó a varios. Otros buscaron hacerlo de todas formas porque quieren estudiar. Les preguntás y te dicen que eso es el futuro". 

El 52% de los encuestados escolarizados este año tiene su escuela a más de 15 cuadras. 64% viaja en colectivo, 18% camina, 10% va en bicicleta. 

Un dato elocuente que reveló la encuesta lo dio la pregunta a quienes interrumpieron su asistencia a clase en 2020 sobre si hubo docentes o directivos de la escuela que se acercaron para procurar reintegrarlos: 7 de cada 10 contestaron que no. 

Una de las asistentes a la presentación de la encuesta el jueves, fue Cecilia, una operadora de un dispositivo de intervención socio asistencial sobre violencia armada en el Hospital Clemente Álvarez. Por su trabajo dijo haber entrevistado a 300 jóvenes involucrados en esa problemática. "Uno solo me respondió que estaba yendo a la escuela. Hay que ir a buscarlos para que vuelvan a la escuela, ellos mismos lo están diciendo", concluyó.

Otra particularidad para tomar nota: de los jóvenes que sí dijeron haber sido visitados por docentes para volver a clase, 35% retomó el estudio este año. "Una señal de que vale la pena hacer ese trabajo", señaló Laura Capilla, una de las referentes de Nexo y coordinadora del relevamiento junto con Leonardo Panozzo.

Los motivos que llevaron a los jóvenes a desertar de la escuela en 2020 y 2021 fueron dificultades relacionadas con la virtualidad (26%), problemas económicos (19%), desinterés (18%), cuidados familiares (7%) y maternidad o paternidad (5%). En esta última causal vale decir que el 87,5% son mujeres, o sea, adolescentes madres.

"Lo que no les gustaba era estudiar por Zoom. Ellos querían ir a la escuela. Los chicos tienen sueños y quieren terminar para poder tener un trabajo digno. Pero lamentablemente hay otros, como los que vimos en la plaza del barrio, que ya no les interesa la escuela. Pensamos igual que si se los apoya ellos volverían a estudiar", observó Claudia Taborda, del CC San Cayetano.

De los casi 300 chicos y chicas interrogados, la mitad va a la escuela y no trabaja. Luego, 12,7% concurre a clase y además trabaja, 17,5% ni va a la escuela ni trabaja, 18,8% trabaja y está desescolarizado. De los jóvenes "Ni - Ni", 45% son varones, 55% mujeres. Y en este grupo, 92% no participa de ninguna propuesta colectiva en el barrio que habita.

En cuanto al nivel educativo de jefes / jefas de hogar de estos jóvenes "Ni - Ni", 76% es de secundario incompleto. Poco más de la mitad son trabajadores cuentapropistas y amas de casa.

Así como algunas conclusiones del sondeo dan motivo de preocupación y alerta de Estado, también hay otros datos que ponen la mitad llena del vaso. Asistan a clase o no, el 93,2% de los encuestados respondió que la escuela "es importante". 

Pero la mitad dijo que los contenidos curriculares "solo a veces" coinciden con sus intereses personales. 

Al preguntarles por qué la consideran importante, 7 de cada 10 contestaron que "da oportunidades de conseguir trabajo".

Otro indicio para el optimismo: el 85,62% de los jóvenes valora la escuela como ámbito propicio para socializar y dijo que prefiere aprender en ella, presencialmente. Solo el 12% preferiría seguir haciéndolo desde sus casas, como en el momento más duro de la pandemia. 

Lo que se dejó de hacer

El espacio "Nexo, territorio de ideas" es un think thank de un espacio político, Fuerza del Territorio, en el que abrevan en mayoría militantes socialistas y otros no afiliados como el secretario de Salud municipal Leo Caruana, la concejala Susana Rueda y el intendente santafesino Emilio Jatón. "Muchos aquí tenemos identidad partidaria pero no es excluyente, porque la convocatoria es abierta y nos interesa contar con participación directa de las organizaciones barriales", explicó su presidente, Leonardo Panozzo, secretario de Trabajo durante parte de la gestión del Frente Progresista en la provincia.

Por eso fue tajante a la hora de las conclusiones que dejó la encuesta. "El programa Vuelvo a Estudiar, como el programa Nueva Oportunidad, fueron irresponsablemente abandonados y bastardeados por el gobierno provincial actual. El Volver a Estudiar se desarmó, no se renovaron los cargos, no se inscribieron más jóvenes, pese a que reincorporó a la educación formal a 15.000 jóvenes en toda Santa Fe, mientras que la pandemia excluyó a 20.000", dijo.

"Con el cambio de gobierno –advirtió Laura Capilla, exsecretaria de Desarrollo Social municipal– hubo una interrupción de una línea de trabajo. Este relevamiento nos marca la necesidad de políticas como el Vuelvo a Estudiar, estrategias que se pueden impulsar también desde el gobierno local con una red de trabajo territorial".