Siempre me sentí una persona fuerte, de las que nunca bajan los brazos, que siempre tiene la cabeza bien alta”, dice Milagro Sala. Sin embargo, hay un “pero”. Agrega: “Pero siento que la vida me jugó una mala pasada”. “No sé si hoy me voy a dormir la siesta y me puedo despertar”, se lamenta, con la voz tomada, al otro lado del teléfono.

Sala ya está de nuevo en su casa, junto a su compañero Raúl Noro, después de dos semanas internada por una trombosis venosa profunda. “Tengo 15 días de reposo y después me tengo que volver a hacer todos los estudios. Se me está deshaciendo un poco el coágulo”, explica en un largo diálogo con Cynthia García, por AM750.

La dirigente social jujeña, que denuncia la persecución política del gobierno provincial encabezado por Gerardo Morales, asegura que la enfermedad que padece “es muy jodida”. Advierte el miedo que tiene. La posibilidad de que el coágulo “pueda ir a los pulmones o a la cabeza”. “Me hace reflexionar muchas cosas. Uno cree que va a derrotarlo. La pasé mal”, explica.

En este contexto, contó una charla que tuvo con su compañero: “Mi marido tiene cáncer y hace un mes estábamos charlando y lo miraba y me contaba de sus dolores y le dije que yo lo iba a liberar, le dije que vaya, que las cosas iban a estar bien. El otro día me puse muy mal, me abrazaba y me decía que ahora me tocaba a mí”.

“Lloramos mucho. Son cosas que no las podés combatir. No es fácil lo que tengo. Le prometí a mi hija, a mis nietos, que iba a hacer mi parte, pero tengo miedo que la vida me dé una sorpresa”, añadió.

La visita de Alberto Fernández

Por otro lado, Sala contó la intimidad de la visita de Alberto Fernández. Explicó que el viaje del Presidente durante su internación le resultó “sorpresivo”, pero aclaró que “le cayó muy bien”. “Cada vez que mi familia tiene problemas, él siempre llama”, dijo sobre el mandatario nacional.

“Me cayó bastante bien que me visitara. Y que me dé aliento. Me comentó que él también tenía en los pulmones lo mismo que me pasó a mí, una trombosis. Me dijo que el tratamiento fue muy largo y con muchos cuidados. Me dio mucho aliento. Contuvo a mi familia”, dijo, sobre ese encuentro.

Además, contó que si bien estaba con calmantes y hablaron poco “le pidió al Presidente que atendiera a los médicos y enfermeros que estaban haciendo una marcha en la puerta del sanatorio”. Los trabajadores pedían que les paguen lo que les habían dado a nivel nacional.