La tradición milenaria de los relatos orales para traspasar saberes, combinado al lenguaje emocional que provoca la música, es la fórmula en que Juan Tauil elige contar a Santiago del Estero. En las Audiocrónicas, piezas sonoras donde los latidos del folklore y la narración periodística se suman, Tauil construye un relato íntimo de su provincia natal donde los pájaros, la siesta, los bombos y las leyendas son parte de la vida cotidiana.
Tauil nació y se crió en Fernández, una ciudad agrícola-ganadera de Santiago del Estero donde vivió hasta sus 18 años, momento en el que se mudó a Buenos Aires para cursar la universidad. Además de su rol de periodista, creó la banda de folklore queer Sentime Dominga, con la que visibilizaba la violencia de género e identitaria, el daño ambiental y cambiaba la mirada sobre algunos mitos y leyendas santiagueñas. Ahora, junto con el percusionista Federico Orio está presentando las Audiocrónicas, cuyos primeros dos volúmenes ya se pueden escuchar en todas las plataformas de música.
Aparece una mixtura de leyendas populares, periodismo y vivencias íntimas, ¿cuál fue tu intención al momento del proceso creativo?
-La búsqueda fue un trabajo de arqueología propia, un collage sobre Santiago del Estero. Indagué en textos míos y ajenos y se fueron montando recortes, subrayados, que van desde las leyendas de Ricardo Rojas y los saberes de Olimpia Righetti hasta las crónicas que publiqué en diversos medios.
Son dos discos, dos propuestas, ¿cómo aparece la idea de este contrapunto?
-El folklore es generalmente agudo, una fórmula que se repite es la de guitarra con voz que tira más a la fiesta y el encuentro popular. En cambio yo hago otra cosa, me muevo por los bajos, no solamente por mi voz sino también con los instrumentos que elijo, que me interesa que sean bien profundos. Mi melancolía lo tiñe todo, y si bien este es un disco diurno y uno nocturno, ambos son bastante oscuros porque me gusta explorar esos bajos, ir por la tierra. Soy consciente de que es una propuesta estética bohemia totalmente contraria al mercado, porque mientras ahora se buscan los textos cortos, todo rápido, todo menos de tres minutos, yo te hago algo con textos de 20 minutos.
En algunos de los tracks, como en el de “Travesti toba”, se esboza el tema de las culturas originarias y la identidad más allá de los binomios ¿qué reflexión tenés sobre este tema?
La operación que hago en el disco es integrar el tema travesti a mi paisaje que es el santiagueño, pero delimito muy bien los territorios: mi acercamiento a los pueblos originarios es artístico, estético y amoroso, pero no intenta ser académico. En el caso de “Travesti toba” son varias historias. Es un poco la de Diana (Sacayán), que si bien era diaguita estaba indagando sobre sus raíces antes de que la maten, pero también están otras compañeras que fui conociendo. La canción trata del derrotero de una chica expulsada de un hogar que, aunque es originario, fue atravesado por el adoctrinamiento de sangre de la conquista y todo lo que eso implica.
Desde tu experiencia en el mundo del folklore, ¿notás una apertura o es un ambiente cerrado a las diversidades?
-Como observador y periodista tengo una opinión y como artista otra, ya que como artista las puertas se me abrieron y toco en lugares muy tradicionales, no me puedo quejar. Como periodista veo que a lo GLTTB les cuesta todo mucho más que a los hetero y creo que es por un tema generacional, que quizás cuando haya un recambio en quienes toman las decisiones, otorgan los premios y dan los subsidios, pueda verse reflejado en las posibilidades de los artistas que estamos independientes. Pero hasta que esa elite no cambie, no veo mucha presencia GLTTB en el folklore y en el pop tampoco.
¿A quién le dedicas estas audio crónicas?
-Se las dedico a toda la gente que esté viajando, que esté yendo de un lado a otro incluso acostada con sus auriculares. Es un disco para viajar, tiene un ritmo muy orgánico.
Audiocrónicas se presentará el viernes 15 de julio en una doble función a las 20 y 22.30 en la sala David Lynch de Tai Teatro, Charlone 1752 (CABA).