Bajo el lema “Referéndum es democracia”, miles de catalanes se movilizaron en Barcelona para respaldar la consulta secesionista convocada por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que tendrá lugar el 1º de octubre; una decisión que el gobierno de Mariano Rajoy ya adelantó que impedirá por considerarla ilegal. Aunque menos multitudinaria que otras veces, la manifestación llenó la plaza de Puig i Cadafalch, ubicada junto a la famosa fuente de Montjuïc, donde bajo un sol abrazador de 29 grados al menos 40 mil personas –según fuentes oficiales– se reunieron para apoyar la separación del Estado español al grito de “¡Inde, inde, independencia!”. La concentración fue convocada por organizaciones de la sociedad civil que estuvieron, en los últimos años, detrás de las grandes movilizaciones a favor de la independencia: entidades soberanistas como la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI).
El acto incluyó números musicales, discursos y proyecciones para los 30 mil asistentes, según datos del ayuntamiento; 47.000, según una fuente independentista. En la concentración, el famoso técnico de fútbol Josep “Pep” Guardiola, que cargó con el peso político al leer el manifiesto del acto, señaló que “estamos aquí para dejar en claro que el próximo 1 de octubre votaremos aunque el Estado español no quiera”. Luego, el ex jugador y entrenador del Barcelona se refirió a la importancia que para el pueblo catalán cobra la convocatoria. “Hemos intentado celebrar este referéndum hasta 18 veces y la respuesta del Estado siempre ha sido no”, recordó el director técnico del Manchester City, que pronunció su discurso en catalán, castellano e inglés.
Con Guardiola como vocero, los independentistas catalanes acusaron al gobierno español del conservador Mariano Rajoy de poner en marcha una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI. Además, reclamaron ayuda internacional para enfrentar los abusos de un Estado autoritario. El mítico ex entrenador del Barcelona, que dejó claro en varias ocasiones su respaldo a un referéndum secesionista, insistió: “Ahora que la voz de la democracia quiere ser secuestrada, más que nunca acudiremos a las urnas y defenderemos con todas nuestras fuerzas la democracia y nuestros representantes”. Guardiola críticó a un Estado al que ve como un peligro: “Hoy el Estado español persigue hasta el debate político. Una amenaza que se hace extensiva a todos los demócratas”, lanzó entre ovaciones. “No tenemos otra salida. La única repuesta posible es votar”, insistió.
Siguiendo la estrategia de no subir el tono ante la convocatoria de Puigdemont –que por el momento no pasó de un anuncio verbal–, el Partido Popular de Rajoy comentó el acto en Barcelona y llevó el papel del Pep al terreno deportivo. “Guardiola debería saber, como futbolista, que cuando estás fuera de juego estás en una jugada ilegal”, dijo el vicesecretario general de Comunicación nacional del PP, Pablo Casado. “El está apoyando ahora una jugada ilegal”.
Se trata del primer acto y muestra de fuerza del independentismo desde que el presidente catalán, Carles Puigdemont, anunciara el viernes pasado la fecha y la pregunta del referéndum de secesión con el que su gobierno pretende romper con España. El líder independentista llamó a los catalanes a votar el 1º de octubre de 2017 para responder si quieren que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república. Tras el anuncio, el gobierno español reiteró que el referéndum de secesión no se llevará a cabo porque es inconstitucional.
Puigdemont sólo hizo un anunció y no dejó por escrita ninguna constancia de su decisión, con lo que el gobierno español se limitó a censurar su actitud y reiterar que cualquier acto contrario a la ley será contestado a nivel judicial. Sin embargo, no está claro cómo se evitará que Puigdemont ponga las urnas de la misma forma que lo hizo el ex presidente catalán Artur Mas el 9 de noviembre de 2014, cuando Cataluña votó en una consulta simbólica de secesión. En esa ocasión, la convocatoria también había sido prohibida, pero Rajoy dejó que se celebrara para evitar una respuesta desmedida que tuviese una repercusión negativa para su gobierno.
Sin embargo, esta vez, al tratarse de un desafío claro y abierto, el líder conservador no correrá ese riesgo, según coinciden fuentes del gobierno y la oposición. Artur Mas fue inhabilitado, precisamente, por celebrar la consulta del 9N, y Puigdemont podría ser suspendido por avanzar en la misma dirección. “No hay ningún plan B. El único plan es votar el 1 de octubre, y estoy segura de que lo haremos porque el gobierno se ha comprometido a ello y tiene el apoyo social para hacerlo”, aseguró por su parte Carme Forcadell, presidenta del parlamento catalán, quien ya está procesada por haber permitido la votación de resoluciones que abrieron el camino a la ruptura. Tanto la Asamblea Nacional Catalana (ANC) como Òmnium Cultural, principales entidades soberanistas, advirtieron que no hay suficientes cárceles para encerrar a todos los catalanes que quieren participar en un referéndum sobre la independencia.