El presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, aseguró que la isla saldrá de la "situación compleja" en la que se encuentra un año después de las inéditas manifestaciones del 11 de julio de 2021. Los habitantes de la capital cubana iniciaron la semana con sus actividades habituales en escuelas y centros de trabajo, aunque decenas de disidentes, artistas o periodistas independientes denunciaron haber sido impedidos de salir de sus casas. El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó a Estados Unidos de "subvertir el orden y la paz" luego de que el secretario de Estado, Antony Blinken, expresara su apoyo a la oposición que se manifiesta, según sus palabras, "frente a la opresión".
"La revolución es una obra de amor"
"La Revolución ha estado revolucionándose siempre, y lo ha hecho en un escenario de constante asedio económico, político e ideológico. Estoy convencido de que de esta situación compleja también vamos a salir. Y vamos a salir revolucionando", señaló Díaz Canel en su cuenta de Twitter, en una aparente referencia a las palabras del cantautor Silvio Rodríguez, que llamó recientemente a "revolucionar la revolución".
El presidente cubano consideró que lo sucedido el 11 de julio de 2021 fue un triunfo "de la revolución cubana sobre el odio" y "una derrota más del imperialismo". Sostuvo que se trató de sucesos "desagradables" que incluyeron "hechos vandálicos con ensañamiento, vulgaridad y una agresividad tremenda", pero que "el pueblo salió a las calles a defender la revolución y en mucho menos de 24 horas no había disturbios".
"Los cubanos tenemos en nuestra esencia, en nuestros sentimientos, en la formación de nuestra identidad nacional, un antídoto muy grande hacia el odio, que es el amor, y en Cuba la revolución ha sido una obra de amor", señaló el domingo Díaz Canel en una actividad junto a estudiantes y trabajadores en la provincia de Artemisa.
Un aniversario con calma en las calles
Las manifestaciones del 11 y 12 de julio de 2021 sacudieron a cerca de 50 localidades al grito de "Libertad" y "Tenemos hambre", en medio de la falta de recursos por la pandemia de coronavirus, y dejaron un muerto, decenas de heridos y alrededor de 1.300 detenidos según Cubalex, una ONG de derechos humanos con sede en Miami. Las autoridades cubanas afirman que las manifestaciones fueron orquestadas desde Estados Unidos, que desde hace 60 años impone un embargo a la isla.
"Sí, siento temor, porque algo tiene que pasar, ya que esto está muy duro y no se le ve la punta por ningún lado", declaró la tarotista María de los Ángeles Márquez, de 64 años, en un parque próximo al Capitolio Nacional, uno de los principales escenarios de las manifestaciones del año pasado. Más de 15 disidentes, artistas o periodistas independientes, e incluso padres de personas detenidas por las manifestaciones, denunciaron haber sido advertidos por la policía de no salir de sus casas. Algunos dijeron tener patrullas afuera de sus domicilios.
Opositores al gobierno llamaron esta semana en las redes sociales a conmemorar la fecha con nuevas manifestaciones, pero muchas de las voces que se dieron a conocer con las protestas marcharon al exilio y algunos están en la cárcel. Una fuerte presencia de agentes de seguridad vestidos de civil pudo observarse desde el fin de semana en algunos puntos neurálgicos de la ciudad.
Los principales escenarios del estallido de 2021 en La Habana y San Antonio de los Baños, 35 kilómetros al sudoeste de la capital, lugar de la primera manifestación, en nada se asemejaban en esta sensible fecha a los que acogieron las escenas de un año atrás. "Yo viví el Maleconazo (protestas en 1994) y el Mariel (hasta 2022, el mayor éxodo migratorio en la isla) y siempre es igual: vuelta de página. Claro que me ha afectado la crisis, como a todos, pero la vida sigue", dijo Leandro Martínez, un cuentapropista de 56 años en el céntrico Parque Central habanero.
Repudio estadounidense
La ONG Human Rights Watch denunció un "plan" del gobierno de Cuba para impedir manifestaciones, castigar a quienes participen e "infundir temor" para evitar nuevas protestas. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, también expresó su preocupación por la situación de derechos humanos en Cuba, mientras que el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, dijo que Estados Unidos admira "la determinación" del pueblo cubano "frente a la opresión" y apoya "su lucha".
La respuesta de La Habana fue inmediata. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, denunció el "involucramiento directo" del gobierno de Estados Unidos en las protestas. Las palabras de Blinken, que dijo reconocer "el coraje del pueblo cubano en su larga lucha por la democracia", confirman, según Rodríguez, la participación de Washington en "intentos de subvertir el orden y la paz en Cuba".