La organización porteña Basta de Mutilar (BdM) Nuestros Árboles denunció que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) trasplantó mutilados más de cien árboles longevos de la Costanera Norte en "condiciones vejantes", en el contexto de "una obra pésimamente ejecutada". La organización realizó un relevamiento sobre los ejemplares extraídos en las obras públicas de la Costanera y el Aeroparque, y replantados con sus copas mutiladas en la zona del Parque Tres de Febrero, en el que, advierten, "armaron un paisaje desolador". Un túnel de tipas destruido y daños y desprendimientos en la corteza son otros de los puntos que el informe expone como preocupantes.
"Esta obra fue pésimamente ejecutada y ocasionará un daño irreparable en el arbolado longevo, con la muerte segura de varios árboles", es lo que advierte el estudio. Presentado por BdM, el informe surge del relevamiento realizado de forma presencial y "árbol por árbol" en la zonas en que, desde el año 2020, comenzaron a trasplantarse los ejemplares extraídos de las inmediaciones del Aeroparque. La primera tanda de traslados se realizó a fines de ese año y comprendió a 45 árboles, que mayormente conformaban el túnel de tipas de la Avenida Costanera Rafael Obligado.
Según sostiene BdM en el texto, "en una foto aérea de 1937 se puede ver que las tipas de la costanera ya habían sido plantadas, transformándose con el tiempo en una postal icónica. Esos árboles, además de su valiosísimo aporte ambiental, tenían un valor patrimonial enorme". Esa tanda se trasladó, con ejemplares con las copas mutiladas, a la zona aledaña al ex velódromo municipal, en torno a la Avenida Belisario Roldán. "Todos los beneficios ecosistémicos del árbol se producen en las hojas, por lo tanto un ejemplar sin copa no aporta ningún beneficio ambiental", señala la organización, que agrega que "esos árboles tardaron aproximadamente 90 años en desarrollar semejante porte para ser masacrados sin ninguna razón".
El informe cita además a diversos especialistas en la materia, como Gabriela Benito y Marcela Palermo Arce, autoras del "Manual de Arboricultura Urbana". "No siempre se considera necesario realizar una poda preparatoria antes del trasplante, particularmente porque muchas veces esto resulta en descopes devastadores que aumentan la posibilidad de fracaso del ejemplar", indican allí las autoras. Luciano Labajos, en tanto, maestro de jardineros madrileño, suma que "el árbol desprovisto de ramas y hojas agota sus energías. Esos brotes vigorosos y rectos que aparecen en árboles podados severamente no son muestra de vigor tras la intevención, como erróneamente se piensa, sino un intento desesperado y costoso de crear hojas a toda velocidad para no morir". En las imágenes incorporadas al informe se pueden ver ejemplares con la copa totalmente mutilada y con pequeñas ramas que surgen del modo en que lo describe Labajos.
La segunda tanda de trasplantes incluyó otros 50 ejemplares que se implantaron junto a los anteriores, pero en una superficie menor. "Los árboles están más apretados hasta el punto que un ejemplar trasplantado choca con uno existente", alerta la organización. Además, afirma que a esos ejemplares no se les aplicó ningún tipo de tutor ni tensor, no se preparó el hoyo de plantación con anterioridad ni se colocaron en su posición original. En otra tanda de trasplantes, que incluyó a veinte acacias, "primero mutilaron todas y luego, un mes después, extrajeron la totalidad para realizar el transporte".
En tanto, en el informe también se denuncian las "condiciones vejantes" en que se realizaron los traslados en camiones, que ocasionaron "desprendimientos de la corteza que afectan la salud del ejemplar".
"Los árboles son tratados como pedazos de madera. Son seres vivos pero al GCBA no les importa. Tampoco los beneficios para la salud ambiental física y psíquica de quienes habitamos y transitamos esta ciudad", advierte en este sentido el BdM. En "una ciudad cada vez más ajena, nos quitan el paisaje", advirtieron los referentes.
Otro de los puntos cuestionados por la organización es la elección del sector al que se trasladaron los árboles sin respetar "las condiciones de luz y humedad" originales del sitio en el que estaban. A su vez, aseguran que "en lugar de trasladar los frondosos ejemplares en los nuevos espacios verdes, se plantaron árboles que en su mayoría ya están muertos".
En enero de este año, BdM y la organización Casco Histórico Protege ya habían presentado un informe en el que denunciaban que más del 60 por ciento de los nuevos árboles plantados por el Gobierno porteño en el Parque 3 de Febrero y en Costanera Sur murieron por falta de cuidado.
De los 1070 árboles plantados durante los años 2020 y 2021 en esas zonas, denunciaron que ya habían muerto 687.