El consejo de tomar todos los días al menos dos litros de agua es conocido por casi todos. Mantener el cuerpo hidratado es un factor central para una vida sana. Sobre todo en épocas de excesivo calor. Sin embargo, hay quienes bajo esta misma lógica, creen que cuanto más líquidos consuman es mejor para el cuerpo. Pero la evidencia científica no sólo que no comprueba eso, sino que demuestra lo contrario.
El deseo de consumir grandes cantidades de líquidos es una característica cada vez más presente en la sociedad actual. De todo modos se trata de “un trastorno psicológico bastante ignorado por presentar cuadros sintomáticos parecidos a otros trastornos alimentarios, además de ser una nueva adicción que afecta a un segmento importante de la población”, explicaron en un estudio Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (CICAN) de México.
Esta adicción, de hecho, tiene un nombre específico, la potomanía, del griego “potos” que significa bebida y del latín “manía” que corresponde a “demencia”. Y genera severos daños en la salud. El exceso de agua en el cuerpo hace que minerales esenciales como el potasio, el sodio y el magnesio, “se diluyan más rápido de lo usual provocando calambres, fatiga y lentitud en la ejecución de tareas cognitivas simples”.
“Si la ingesta de agua sigue incrementándose, es probable observar pérdida masiva de potasio que desencadenará en dificultades cardiacas. Por otro lado, los riñones también son órganos afectados por el consumo excesivo de líquido: llevados al límite pueden ocasionar una hiponatremia caracterizada por la disminución de los niveles de sodio en la sangre que pueden producir convulsiones”, explican el mismo estudio.
Pero, ¿qué se considera consumo excesivo de líquidos? Según los especialistas, quienes sufren potomanía pueden llegar a ingerir entre ocho y 15 litros al día. Se trata de un valor muy por encima de los dos litros recomendados. También quienes padecen este trastorno viven una sensación placentera al tomar agua, por lo que puede clasificarse como una adicción.
Además, los síntomas aparecen, primero con una excreción excesiva de orina. Sin embargo, si a pesar de esta situación se sigue consumiendo altas cantidades de líquidos, pueden empezar a aparecer mareos, malestares y náuseas. Frente a este panorama, en un cuerpo sano, los riñones regulan por sí sólos la situación. En caso contrario, se debe consultar a un especialista.
También se debe tener en cuenta el factor social de la potomanía. Según el mismo estudio, “consumidores compulsivos de agua no necesariamente repiten la conducta en base a la salud, sino al estatus que adquieren como ‘persona saludable’, hábito presente en sociedades que padecen de abundancia”.