El dólar de los Estados Unidos es la moneda que rige los comercios y finanzas de todo el mundo desde hace varias décadas, y aunque en el último tiempo se cuestionó su hegemonía a partir de una serie de factores políticos, sociales y económicos que hicieron tambalear su pedestal, los expertos dudan de que el poderío de la moneda verde llegue a su fin en un futuro cercano.
La historia que explica por qué el billete que lleva la cara de Benjamin Franklin es el que domina en las reservas mundiales "no es lineal ni sencilla". Se trata de un recorrido muy extenso y repleto de bifurcaciones, pero que confluye en el presente que todos conocemos: personas, naciones y países que piensan, confían e invierten en dólares casi sin cuestionárselo. Pero vamos de a poco.
El origen: el Acuerdo de Bretton Woods
Nicolás Valsecchi, docente de la materia Coyuntura Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), coincidió con otros expertos en que un buen punto de partida en el relato de la hegemonía del dólar es el final de la Segunda Guerra Mundial. Se puede decir que el acontecimiento más importante ocurrido en el periodo de posguerra fue el famoso acuerdo de Bretton Woods, en el cual "se define el orden monetario que primó hasta 1971".
"Se establecía basicamente una convertibilidad entre el dólar y el oro", explicó el economista a GO Noticias. Antes que el dólar, era la libra esterlina la moneda más fuerte a nivel internacional, también estaba respaldada inicialmente por el patrón oro. Sin embargo, tras la crisis económica que sufrió Europa luego de la Primera Guerra Mundial, en especial Gran Bretaña, y el crecimiento económico de Estados Unidos, la divisa norteamericana comenzó a cobrar mayor relevancia entre las potencias mundiales.
"Hay que llenar el mundo de dólares" era, según explicó Valsecchi, la meta que se establecía en aquel momento particular, con la intención de reconstruir naciones económicamente fuertes, promover el crecimiento, y devolverle a las víctimas europeas de esos años de tragedia el empleo y mejorar su nivel de vida.
La conferencia entre potencias económicas que se celebró en 1944 en la localidad de Bretton Woods, en New Hempshire, Estados Unidos, dio como resultado la proclamación del dólar como moneda de referencia internacional, y la creación de dos de las instituciones más importantes de la actualidad: el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (hoy conocido como el Banco Mundial) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El primero, tenía la tarea de "reducir la pobreza y aumentar la prosperidad compartida", mientras que el FMI, en sus origenes, se ocupaba de "estabilizar el sistema monetario internacional" y actuaba como "autoridad de supervisión del sistema monetario internacional". Ambas empezaron a funcionar en 1946.
El adiós definitivo al patrón oro
El resto de las monedas "se referenciaron con el dólar, y el dólar, con el oro", resumió Nicolás Pertierra, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO). Aquellos años fueron los años gloriosos del capitalismo, con niveles de bienestar y equidad sin precedentes en la historia de las potencias mundiales, principalmente en los Estados Unidos. Sin embargo, un fuerte déficit comercial y la consecuente baja del valor del dólar llevó a que en 1971, el entonces presidente estadounidense Richard Nixon, pusiera un punto final al acuerdo de Bretton Woods.
El esquema "restrictivo" de la política monetaria estadounidense atada al patrón oro fue lo que llevó al rompimiento del acuerdo. "Empezaba a verse un ajuste de precios, devaluaciones en disintos paises, y una alta inflación", enumeró Pertierra. Además, afectaba su capacidad de financiar su balanza de pagos. "Era un esquema muy rígido para EEUU y ya se vislumbraba la posibilidad de tener mucha más flexibilidad sin tener necesariamente el respaldo del oro", desarrolló.
Con esta estrategia, el dólar estadounidense ganó mucho más margen de maniobra y "comenzó a cumplir el rol de ser la reserva federal, capaz de proveer liquidez a nivel global". Y lo que vino después de los 70 fue el sistema que persiste en la actualidad.
Cuando en 1973 se desató la famosa crisis del petróleo, a raíz de las medidas que tomó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), "Estados Unidos se comprometió a defender militarmente a Arabia Saudita, y ese país, el principal provedor de hidrocarburos, comenzó a exigir al resto de los países el pago de combustibles en dólares", detalló Valsecchi.
"El conflicto le garantizó a los Estados Unidos mantener su moneda de manera hegemónica sin tener efectivamente un respaldo 100 por ciento en oro, y a partir de ahí tenemos el sistema que tenemos hoy en día", explicó.
¿El dólar podría entrar en crisis y perder la hegemonía?
Para los especialistas, la idea de que el dólar estadounidense pierda el estatus hegemónico existe, por el momento, solo en el imaginario colectivo. Desde que el dólar estadounidense se vinculó al comercio de hidrocarburos, su único respaldo fue el sistema fiduciario que sigue vigente al día de hoy.
No obstante, para Valsecchi, es inminente "el proceso de transición energética" por "la necesidad de acciones climáticas para mitigar el calentamiento global, a las cuales suscribieron los gobiernos del mundo", por lo que consideró que "el sostén de la moneda se perdería".
"China, Rusia, y el proyecto comercial de la Ruta de la Seda, podrían disputarse la hegemonía, pero hoy día seguimos con el mismo sistema desde el '71 y mantenemos nuestra situación actual con el FMI y las instituciones. Seguramente a futuro va a haber un cambio de esta hegemonía, pero hoy se sostiene", concluyó.
Pertierra, por su parte, sostuvo que la supuesta decadencia del dólar "tiene su complejidad", pero dudó de que sea posible su derrocamiento en el corto plazo sin una fuerte justificación. "Para la estabilidad del sistema financiero global, como está actualmente, es conveniente tener una autoridad centralizada que se encargue de proveer liquidez en momentos de crisis", señaló. Y siguió: "Conviene que sea una la moneda en la jerarquía, funciona mejor de ese modo. Si esa responsabilidad se diluye y se descentraliza, el mecanismo de decisiones se vuelve más complejo".
"Son varias entidades que tienen que ponerse de acuerdo. No veo cual sería la moneda que reemplace eso. China va en camino de jerarquizar su moneda, pero le falta mucho. Incluso hay discusiones sobre si quiere ocupar ese rol", cerró.