La llegada a Central de Carlos Tevez de la mano de Christian Bragarnik expone al club a asumir compromisos financieros y la dirigencia se desprende de Lautaro Blanco, el único jugador del plantel con cotización millonaria. Aunque se negocia para que el defensor deje Arroyito recién a fin de año. Estas transacciones relevantes para la tesorería deben acordarse con un presidente del club, Rodolfo Di Pollina de licencia hasta el final de su mandato, y a tres meses del llamado a elecciones en Arroyito.
Blanco se va de Central pero su futuro queda en manos de Bragarnik, el responsable del desembarco de Tevez a Central. El representante de jugadores y técnico es también gerenciador de clubes. Está en los dos lados del mostrador y la vidriera que tiene para el lateral es el Elche de España, club que fue adquirido por el omnipresente empresario del fútbol. El defensor se queda en Central hasta fin de año, de acuerdo a las pretensiones que los directivos intentan imponer en las negociaciones con Bragarnik.
La situación económica del club es mala, al igual que la deportiva, donde ni siquiera la presencia de Tevez como entrenador abrió puertas para traer refuerzos, como se presumía. El club ayer presentó el delantero paraguayo Gustavo Ramírez, procedente de Deportes Tolima de Colombia y con una trayectoria en el ascenso de México.
Para esta temporada el club asumió compromisos financieros difíciles de asumir, en afán de una parte del oficialismo por tener chances electorales en octubre, pero a fin de año el escenario económico del club será crítico. La oposición en general no se pronuncia al respecto y para no agravar la situación el presidente Di Pollina, que no asume funciones desde hace casi un mes, no renuncia. “Di Pollina no puede volver, su licencia se extenderá hasta fin de mandato”, confió un colaborador de la dirigencia. ¿Por qué no renuncia? “Para no generar más incertidumbre”, fue la lacónica respuesta. La crisis económica quedará en manos de la próxima Comisión Directiva.