Estas palabras son de gratitud y de reafirmación con los cientos de argentinos que se congregaron este 11 de julio frente a la Embajada de Cuba en Argentina. Ellos representaron los sentimientos de millones de personas que aquí y en todo el mundo, acompañan hoy a mi pueblo, y nos hacen saber que Cuba no está sola.
También prometieron llegar algunos cubanos financiados por el Gobierno de Estados Unidos, entre ellos un trío que tiene un negociado familiar con la NED a cambio de servicios mercenarios, y algunos políticos de la extrema derecha local que levantan guillotinas y claman por odio y muertes. No fueron bien recibidos.
Algunas usinas mediáticas los conectan y apoyan, publicando en la misma jornada más ataques contra Cuba que informaciones sobre temas de urgencia nacional de los argentinos. Ya lo hicieron en 2021 y lo harían gustosos siempre contra Cuba y contra cualquier otro que no se someta al dictador global, para el que trabajan.
Hace un año nuestro pueblo, movilizado en las calles, derrotó el intento de “golpe suave” con que se intentó derrocar a la revolución. No fue la primera vez y tampoco será la última.
No bastó con imponernos un bloqueo genocida de más de 60 años que ha fracasado en sus fines, aunque ha causado grandes daños humanos y materiales.
Pretendieron no solo rendirnos por hambre, sufrimiento y desesperación, o por enfermedad, aplicando mayor crueldad durante los peores momentos de la pandemia. También buscaron canalizar legítimas inconformidades y alentaron el odio, el vandalismo y la violencia entre cubanos. Hasta nos amenazaron con una acción militar directa desde Estados Unidos, donde están los ideólogos, financistas y organizadores del golpe.
Sus cómplices están en el cartel global de mafias ultraderechistas y en sus medios transnacionales, oligárquicos y redes sociales, donde imponen una narrativa de la realidad cubana falsa, manipulada y desalentadora. Y están también en un reducido grupo de cubanos dentro de la isla, vencidos por el egoísmo y el rencor, que eligieron servir al país que hace más de un siglo trata de someter al suyo.
Son los mismos métodos de los manuales del Imperio, para derrocar gobiernos, confundir a los pueblos, para que las víctimas asuman la lógica de sus verdugos. Documentos oficiales del gobierno de Washington revelados por Cuba en estos días, dan cuenta de la minuciosa planificación de los sucesos del 11 de julio de 2021.
Los continuados efectos del bloqueo recrudecido, la crisis de la pandemia y la crisis global, acentuada por la guerra en Europa, que generan fuertes carencias en Cuba, sirven hoy de comodín a una nueva embestida política y comunicacional, en la que han invertido decenas de millones de dólares el último año.
Varios de los centros operacionales de redes de Internet que actúan contra Cuba estuvieron implicados antes en ciberataques y acciones contra Venezuela, Bolivia y Nicaragua; participaron de la operación de Cambridge Analítica en 2015 y en la gran corrida de 2019 para revertir resultado de las PASO en Argentina. Se conjuraron contra AMLO en México y contra Petro en Colombia. Su expediente es preocupante, sobre todo por la impunidad con que actúan.
Pero se han estrellado contra la moral, la serenidad, la inteligencia y el valor de un pueblo que no solo es un alfabetizado digital y sabe hacer uso con ingenio de la red y sus recursos. Ese pueblo libra hoy titánica y desigual pelea por defender su verdad. Sigue siendo solidario cuando menos tiene. Aprendió a vivir sin precio. Y ha estado dispuesto a desaparecer en defensa de su libertad, su independencia, su soberanía y su democracia socialista.
Alguien dirá que son lemas. Yo afirmo que son convicciones: Cuba vive y trabaja, educa, provee salud, hace ciencia y cultura todos los días. Cuba lucha con sus propios errores y avanza, a pesar de todo. No sospechan nuestros adversarios la clase de pueblo que somos. Amamos y queremos la paz, trabajamos unidos como abejas, pero nos rebelamos como avispas contra la fuerza bruta, la injusticia y la mentira.
Seguiremos adelante. Nos defenderemos, con el peso de la ley, de la justicia, de la verdad y de la moral. ¡Y si nos atacan, también con las armas! Para eso hicimos una revolución y no nos avergonzamos de defenderla. Cuando se llega a ese punto, tenemos una sola opción: Patria o Muerte. Solo que nosotros viviremos y venceremos.
El autor es embajador de Cuba en Argentina