A 75 días del accidente en el que supuestamente había perdido la vida Gustavo Gallardo, la Justicia de Catamarca decidió entregarle los resultados de ADN a la madre del Gendarme desaparecido, que determinaron que fue él quien perdió la vida en el siniestro vial.
Lucía Aleman, madre del sub alférez de Gendarmería Nacional, tuvo que viajar a Catamarca para que se activara la causa y le dieran una respuesta. Después de peregrinar por oficinas de la Justicia, pudo conocer la peor noticia, horas después de que radicara una denuncia por su desaparición para que comiencen a buscarlo.
El 29 de abril y de una manera irregular, Lucía recibió la noticia de que su hijo habría tenido un accidente de tránsito la noche anterior sobre ruta nacional 38 y habría muerto calcinado.
Hasta ayer, la mujer no podía saber si era o no su hijo quien falleció en ese lugar. Fueron casi tres meses de incertidumbre, de angustia, de desesperación. Sin poder hacer un duelo, un funeral o algo que abrazar o despedir porque por la falta de “pruebas” no le permitieron llevarse el cuerpo. “No sabemos si es su hijo”, le dijeron.
El fiscal de la causa, Federico Maturano, no utilizó otros recursos; como pedir las cámaras de seguridad, que están regadas por diferentes sectores de la ciudad, o las del Puesto Caminero de la localidad de Nueva Coneta, por donde habría pasado el gendarme, y darle una certeza a su madre. Se limitó a naturalizar la violencia institucional y a decirle que en “dos meses” desde laboratorio de genética forense de Jujuy le enviarían los resultados de ADN.
Los dos meses pasaron y ella esperó impaciente. Sin poder dormir, sintiéndose “desesperada y muerta”, como le dijo a Catamarca/12, por las incertezas de la Justicia de Catamarca.
En esos 75 días, pudo pensar, razonar y sobre todo dudar. Las circunstancias del accidente fueron extrañas. "Eso nunca se investigó", dijo ella. Él habría chocado en un auto que había comprado tres horas antes, llevaba dinero en efectivo que dispersó por el lugar tras el accidente y se había “olvidado” los papeles del auto y la rueda de auxilio. Había pasado un puesto caminero y se dirigía a las 23.30 por la ruta que lleva a La Rioja, cuando a la mañana siguiente había avisado que viajaría a Salta.
Lucía, como pudo y pidiendo prestado porque tiene una discapacidad y no cuenta con un sueldo fijo, llegó a Catamarca el lunes para pedir respuestas. Antes decidió incumplir lo que le recomendaron “para no entorpecer a la investigación”, e hizo público el caso y su revictimización a través de la prensa. Fue por esa razón, que cuando llegó en Tribunales la esperaba el Fiscal. “Me dijo que fue porque se había enterado que yo iba, como si me hiciera un favor”, contó ella.
El Fiscal le dijo que estaba en Feria, que “le parecía” que los resultados del ADN le habían llegado el viernes pasado y que tal vez “el miércoles o jueves se los daría”. Ella había pagado una pensión hasta el miércoles. No tenía más dinero para más espera y eso no se lo preguntaron. Ese mismo día cambió de alojamiento por uno más económico.
La mujer le dijo al Fiscal que radicaría una denuncia por la desaparición de su hijo. Le volvieron a recomendar que no, que sería en vano, que de esa manera “todo volvería a cero”. Lucía reflexionó: “Yo quiero que sea así, que vuelva a cero. Si nunca investigaron, si nunca hicieron nada”.
Finalmente, entre las dudas y la desesperación de no saber, de haber comenzado a desconfiar de la palabra de todos, decidió radicar la denuncia ayer por la tarde. Fue a la Unidad judicial N1 alrededor de las 19.30. En el escrito, destacó que no saber sobre su hijo era una violación a los derechos humanos y una revictimización. Pidió copia. Cuando ella terminó de hablar, se fueron y la dejaron sola como media hora. Volvieron y le dijeron: “Ya estarían los resultados”.
Fue como a las 21 que el Sistema Judicial decidió suspender la excusada espera y la “tortura emocional” que Lucía estaba viviendo.
A las 22 ella se comunicó con este diario: “Estoy en Fiscalía. Me entregaron el resultado del ADN. Positivo dicen. Y yo no sé qué pensar”.