La Ley de Educación Superior (LES) cumplirá en agosto 27 años desde su sanción. Su trayectoria incluye la controversia, escenificada por protestas durante su aprobación, multiplicación de proyectos de reforma y la resistencia de universidades en la adopción de sus instrumentos, como fue el caso de la evaluación y la acreditación. En esa época, un fenómeno de alcance global y regional redefinió la relación entre el Estado, la sociedad y las universidades:

la creación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU). La puesta en marcha del organismo (en 1996) supuso la instalación de la rendición de cuentas como un procedimiento periódico y habitual para el aseguramiento de la calidad de acuerdo con criterios definidos por los organismos del gobierno del sistema universitario, especialmente el Consejo de Universidades.

La consolidación del paradigma del aseguramiento de la calidad implicó el desarrollo de tecnologías, estándares y prácticas en los que intervienen especialistas de diversas disciplinas. La caja de herramientas involucra debates teóricos y metodológicos sobre la pertinencia, alcance y sentidos de los modelos de evaluación. En la actualidad, se identifica un énfasis excesivo en los procesos, dejando de lado la indagación de los resultados e impacto en el desarrollo institucional. Al igual que en la elaboración de políticas públicas, la producción de información y el uso de indicadores es fundamental para la gobernanza y el funcionamiento de la institución. Medir, evaluar, corregir, mejorar.

Las actividades de aseguramiento de la calidad tuvieron protagonismo en la gestión universitaria desde 1995: prácticamente todas las instituciones del sistema local han atravesado procesos de autoevaluación, evaluación externa y acreditación de carreras de grado y posgrado. Como resultado, se verifica el funcionamiento de dependencias especializadas en la gestión e implementación de estos procedimientos, aunque no bajo un formato homogéneo.

En marzo de 2021 como iniciativa de la Universidad Nacional de Río Negro, instituciones nacionales y privadas argentinas se auto conformaron en la Red Interuniversitaria de Aseguramiento de la Calidad (RIAC). Se trata de un espacio de vinculación, consulta y reflexión para fortalecer las capacidades de estas áreas, considerando que su creación y desarrollo es relevante para la planificación estratégica y asegurar un ejercicio responsable de la autonomía.

En materia de aseguramiento de la calidad, la configuración universitaria actual muestra una reestructura de las áreas con tradición en el planeamiento, otras de más reciente creación con funciones específicas de evaluación y acreditación (ad hoc la CONEAU) y un tercer modelo artesanal o espontáneo de reunión de áreas dedicadas al relevamiento de datos y producción de información mayormente académica. Excepto las primeras, en general se trata de unidades pequeñas de no más de cinco funcionarios, docentes y no docentes por universidad.

Este avance de más dos décadas plantea hoy nuevos desafíos: no rutinizar la práctica institucional adquirida y pasar a la fase de la cultura de la calidad o el mejoramiento continuo con innovación. Allí, el rol de los profesionales de estas nuevas configuraciones resulta crucial, al igual que el rol de quienes lideran las instituciones. 


*Directora de la Oficina de Aseguramiento de la Calidad, Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).