La Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam) amplió su oferta académica al crear una cátedra libre extracurricular sobre la Reforma Universitaria de 1918, que está a cargo de la docente de Historia e investigadora Silvia Crochetti.

A poco más de un siglo de aquel hito, la iniciativa tiene como meta “profundizar el conocimiento sobre ese movimiento de estudiantes, docentes y de gran parte de la sociedad cordobesa”, explicó Crochetti en diálogo con el Suplemento Universidad.

La asignatura fue aprobada por unanimidad en 2021 por el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam. Entre sus ejes figuran difundir y resignificar el legado de la Reforma Universitaria; reflexionar sobre el rol y el sentido de la universidad en nuestra sociedad; promover espacios de reflexión sobre la participación estudiantil en el contexto actual de bimodalidad; fomentar nuevos debates sobre la Ley de Educación Superior en clave reformista; construir un espacio de formación, participación y debate en la comunidad universitaria, a fin de problematizar su organización, funciones, fines y sentidos, y conformar grupos de trabajo interdisciplinarios que profundicen las temáticas.

La coordinadora de la cátedra, magíster en Estudios Sociales y Culturales, destacó el respaldo político a la Reforma por parte del entonces presidente Hipólito Yrigoyen y de su ministro de Justicia e Instrucción Pública, José Santos Salinas, y señaló la influencia en su ideario del pensamiento de la Generación del 900, integrada por Manuel Ugarte y José Enrique Rodó, entre otros.

–¿Cómo nació la idea de crear una cátedra libre sobre la Reforma de 1918?

–Surgió en la Facultad de Ciencias Humanas en 2021, en un contexto signado por la pandemia y la virtualidad, cuando un grupo de docentes y estudiantes logramos reunirnos para pensar el lugar de la universidad en nuestro país. Lo hicimos desde nuestras convicciones reformistas, nacidas en una gesta que alumbró un modelo de universidad republicana comprometida con la sociedad y proyectada a América Latina. La ausencia de presencialidad en la universidad, con diversos modos de comunicación virtual, para mantener una sensación de funcionamiento del sistema, puso de relieve el debate sobre la calidad educativa, pero quedó expuesta la fragmentación social que se traduce en las cada vez mayores diferencias sociales en las posibilidades de acceso a una educación de calidad desde el nivel inicial. El ingreso irrestricto a las universidades nacionales claramente no garantiza hoy la igualdad de oportunidades. Es necesario apuntalar la permanencia y las posibilidades de egreso de quienes cuentan con menor capital para transitar una formación de grado rica.

–¿Cómo analiza aquel hito a poco más de un siglo de distancia?

–El estallido se enmarca en una serie de acontecimientos nacionales y mundiales que propiciaron en Córdoba, gobernada por una casta profesoral vitalicia y amparada por una jerarquía clerical refractaria a cualquier intento de cambios, una respuesta pensada para trascender la mera coyuntura. En la

compleja trama política del siglo XX argentino, la democratización de las universidades se diluyó en cada golpe de Estado. En muy escasos momentos se constituyó en un motivo de reflexión para quienes vemos la universidad y la educación pos-secundaria en su conjunto como un valioso instrumento para la democratización, la innovación y el desarrollo independiente de nuestros países, y para quienes vemos la Reforma como un movimiento original y vigoroso que debe pervivir adaptándose a las condiciones dinámicas del acontecer social y educacional, y al diseño de un esquema universitario propio. Fue un fenómeno complejo, producto de múltiples circunstancias socioeconómicas y políticas, que rebasó los aspectos universitarios.

–¿En qué temas se pone énfasis en la cátedra?

–Para alcanzar las metas propuestas, se pondrá especial énfasis en estimular el debate de la comunidad universitaria con la participación de actores de los diferentes claustros, y la comunidad, respecto al rol de la universidad y su relación con la sociedad, especialmente con los graduados, a fin de mejorar un vínculo que históricamente ha sido descuidado. En función de ello, y en el marco de sus posibilidades, la cátedra busca desplegar sus actividades en todas las sedes de la Facultad de Ciencias Humanas y en el espacio virtual. Durante 2021 se realizó una presentación inaugural, por parte de los docentes integrantes, Gabriel Gregoire y María Laura Gómez, y una conferencia virtual a cargo de María Catalina Nosiglia. En 2022, se prevén tres conversatorios de un ciclo de charlas sobre los pilares del proyecto reformista. El primero, referido a la autonomía universitaria, contó como invitados con Patricia Funes y Adolfo Stubrin.

La Reforma Universitaria fue un movimiento original y vigoroso que debe pervivir adaptándose a las condiciones dinámicas del acontecer social y educacional.

–¿Cómo influyó el respaldo de Yrigoyen y de su ministro Salinas en el triunfo de la Reforma?

–Las acciones llevadas a cabo por el ministro Salinas en una Córdoba impaciente e inundada de reclamos marcan las ideas de Yrigoyen sobre la participación y el concepto de universidad: el presidente radical hace del reclamo una política de Estado. Por ello no sólo calman los ánimos en la ciudad mediterránea, sino claramente Salinas encuentra el cauce al movimiento revolucionario. Por un lado, con la aprobación de un estatuto reformista, que replanteó las relaciones entre la universidad, la sociedad y el Estado. Y por el otro, un giro en la orientación filosófica y científica. Las ideas se difundieron rápidamente y el ministro yrigoyenista participó también en la nacionalización de las universidades del Litoral (1919) y Tucumán (1921). El movimiento surgido en la universidad más tradicional y clerical da paso a una nueva universidad, moderna y participativa.

–¿Y la influencia de la Generación del 900?

–Para esa generación, la unidad continental constituyó uno de sus objetivos y la educación como agente central a fin de afianzar una identidad latinoamericana. Según Manuel Ugarte, la educación potencia la identidad continental, o sea de la Patria Grande, concepto que quedó plasmado en el Manifiesto Liminar, que posibilitó al reformismo convertirse en una corriente intelectual importante en los ámbitos político, social y cultural latinoamericano. Por su lado, José Enrique Rodó era uno de los autores más destacados, que escribía una literatura que tendía a formar conciencia histórica en los jóvenes universitarios. La tesis de Rodó posee gran fuerza, porque exalta la inteligencia del hombre latinoamericano y señala el camino a seguir. Ante el peligro del poderío norteamericano, América Latina debía prepararse, uniéndose, mediante los lazos de una sólida cultura. La superación de lo americano que mira de frente lo universal, tomando lo más altamente cualificado, era el mensaje provocador de Rodó.