El nombre de David Williams quedará marcado a fuego como el de quien logró convertirse en el primer graduado de la carrera de Ingeniería Aeroespacial en la Argentina. A sus 24 años, el joven nacido en Gonnet, egresado de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), ya trabaja en un proyecto que consiste en elaborar un nanosatélite de cinco kilos para lanzar al espacio, de ser posible, el año próximo.
La casa de estudios platense fue la primera del país en anunciar, en 2019, la creación de la carrera de Ingeniería Aeroespacial, en reemplazo de la antigua Ingeniería Aeronáutica. Sin embargo, la irrupción de la pandemia de COVID-19 postergó el inicio de la cursada para 2020. La modalidad entonces virtual.
“Desde chico me gustaban los lanzadores y los satélites, así que en 2016 arranqué la carrera de Ingeniería Industrial. En 2019 tomé la decisión de hacer en paralelo algunas materias de Ingeniería Aeronáutica y, finalmente, tras el cambio pasé a estudiar Aeroespacial, un poco siguiendo ese interés que tenía cuando era pequeño”, relató Williams al Suplemento Universidad.
La UNLP cuenta desde hace tiempo con un laboratorio y un Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA), espacios en los que se desarrollan trabajos de investigación vinculados a los satélites, motores, cohetes y misiles autopropulsados.
Por lo tanto, la creación de una carrera específica relacionada con la temática aeroespacial representó un nuevo salto de calidad, ya que apunta a la formación de profesionales capaces de diseñar vehículos espaciales, aviones, autos o trenes. “Se estudian muchos contenidos de mecánica. La adquisición de conocimientos es muy amplia y permite pensar en múltiples aplicaciones”, detalló Williams.
A pesar de tratarse de una carrera poco conocida en la Argentina, el flamante ingeniero aeroespacial no duda en recomendarla. En ese sentido, confió: “A mí me parece re loco e interesante todo lo que hacemos. Te brinda una base para trabajar no solo en lo espacial, sino también en otras áreas, gracias a la cantidad de herramientas diseño que se aprenden. Poder fabricar un tren o un avión es algo maravilloso”.
Si bien terminar una carrera universitaria le generó “una gran alegría y al mismo tiempo alivio”, para Williams encabezar en soledad la lista de compatriotas recibidos en Ingeniería Aeroespacial no es algo que lo lleve a colgarse ninguna medalla especial: “Simplemente tuve la suerte de ser el primero en esta carrera, pero no lo considero un mérito. Me tocó a mí como le pudo haber pasado a otro, así que me siento igual que cualquier graduado de Ingeniería”.
Desde el 2020, Williams participa en un proyecto universitario dirigido por Sonia Botta, que consiste en la fabricación de un tipo de nanosatélite que se denomina “CubeSat”, con un peso aproximado de cinco kilos. Si bien resta construir su modelo de vuelo y obtener el financiamiento necesario, la fecha estipulada para su lanzamiento apunta a 2023.
El joven reveló que el primer objetivo de este trabajo “será de demostración tecnológica, es decir, lograr ponerlo en órbita”. En tanto que la segunda meta supondrá que el dispositivo “permita obtener información sobre la Tierra, estudiar el clima espacial, perfeccionar las comunicaciones e incluso realizar observaciones astronómicas”.
Tras destacar que este tipo de satélites “son mucho más chicos que los que se suelen apreciar en la televisión”, además de baratos, aseguró que una vez finalizado el proyecto no sabe que deparará su futuro: “Hoy estoy abocado al nanosatélite, pero como no soy de planificar mucho a largo plazo. Llegado el momento decidiré lo que considere más conveniente”.