La foto en blanco y negro muestra a una mujer joven, con una sonrisa luminosa, tomándose el brazo derecho con su mano izquierda y una planta de fondo. Se llama Rosario Riera Acciari, nació el 5 de enero de 1941 en la ciudad de Rosario, vivió en Castelar y también en los Estados Unidos. Y hasta ahí llega la información que su sobrino, el escritor y periodista Daniel Riera, tiene sobre su tía, cuya existencia se enteró hace pocos meses y lo llevó a bucear en su historia familiar, cargada de secretos y silencios.
“Rosario es mi tía”, dice Riera, hoy con 52 años, en diálogo con Página/12. Autor de más de una decena de libros, el periodista cuenta que su padre jamás le reveló la historia de su tía, hasta hace unos pocos meses desconocida. Se enteró en una conversación con un primo, quien lo ayuda en la intensa búsqueda. El dato lo llevó a contratar a un experto en genealogía y a contactos con la embajada argentina en los Estados Unidos, donde cree que pudo haberse radicado años atrás. Sin éxito, esta semana apeló a las redes sociales para contar su historia, que rápidamente se viralizó y fue compartida por cientos de personas.
“Mi viejo jamás me habló de ella”
Riera cuenta que su padre jamás le habló de su tía, hasta ahora desconocida. De su búsqueda, pudo confirmar que Rosario Riera Acciari nació el 5 de enero de 1941 en la ciudad santafesina de Rosario. Que en algún momento de su infancia vivió en Cabildo al 1500; que en 1960, cuando renovó el documento de identidad, residía en Castelar, provincia de Buenos Aires, y allí se termina la información oficial del Registro Nacional de las Personas. “Me han dicho que se fue a vivir a los Estados Unidos, aunque no me consta”, indica el escritor.
La búsqueda saca a la luz una historia familiar cargada de secretos. Rosario es hija de su abuelo paterno, Moisés David Salomón Riera, y de Blanca María Acciari, que, en efecto, no es abuela de Daniel. “Me gustaría, de todo corazón y con todo cariño, encontrarla. No tengo ninguna otra clase de interés excepto ese mismo: encontrarla”, resumió Riera en sus redes sociales.
“A mí papá no le gustaba hablar de la separación de mi abuelo y mi abuela. Moisés y María Aguiló vivían en Uruguay con sus tres hijos – mis tíos y mi papá – y allí Moisés conoció a una mujer uruguaya, Blanca Acciari, y tuvieron una relación. Eso ocasionó que se separara de María, que vino sola a Buenos Aires con sus tres hijos y él se quedó en Uruguay. Ahí tuvieron una hija, Rosario”, resume Riera.
Para el escritor, se trata de “una más de tantas historias familiares” que hasta ahora desconocía. Sin embargo, advierte un elemento clave: es la única que involucra a personas que pueden estar vivas. “Estamos hablando de algo que pasó hace 80 años, en una familia evangélica, donde yo supongo que una separación debió tener una carga muy especial, el hecho de que él la abandonara, que se fuera con otra mujer y tuviera otra hija, produjo mucho dolor”, reflexiona.
Riera cree que ni siquiera su padre conoció en persona a su media hermana. Hace meses, cuando su primo Eduardo le contó la historia, comenzó la búsqueda intensa, aunque por ahora sin éxito. Apeló primero a Google y luego a las redes sociales, donde encontró información escasa. “Contraté a una persona que investiga genealogía y no pudo avanzar demasiado”, dice. Sí obtuvo información de que su tía podría haberse radicado en los Estados Unidos. Hizo contacto con la embajada y el consulado argentino en ese país, aunque tampoco le supieron dar precisiones. “Solo me pudieron dar información sobre la gente que recurrió a ellos, alrededor de 5.000 argentinos y argentinas sobre unas 250 mil radicadas allá”, indicó.
“Es probable que Rosario haya tenido hijos, vaya uno a saber, y ahí se abre toda una rama de la familia, de otros primos. Tal vez no sea solo una persona, sino una familia entera y a lo mejor está bueno conocerlos”, sintetiza el periodista respecto de su búsqueda.
Cerrar el círculo, el objetivo de la búsqueda
“Tengo la esperanza de que alguien que la haya conocido se entere de mi búsqueda. Uno podría preguntarse para qué querría conocer a una tía nueva. Yo quiero encontrar eslabones perdidos, terminar de cerrar la historia. Los resquemores y las broncas de los mayores no son míos, no los heredé”, dice el periodista.
Además, Riera reflexiona sobre la importancia de la identidad, sobre todo desde el fin de la última dictadura, incluso aunque su historia no esté vinculada a ese sangriento período de la historia argentina. “Una de las cosas que trajo la democracia es la sensación y la necesidad de que no haya puntos oscuros o silenciados sobre nuestra vida familiar, que sepamos todo, que cada eslabón esté en su lugar. Es algo que te ayuda a estar en paz, terminar de tener el mapa completo de tu historia familiar”, señala.
“Respeto el derecho al desinterés de una parte de mi familia por lo que pudieron haber sufrido. El papá de mi padre se fue de la casa y yo entiendo el dolor con esa familia que mi abuelo formó en otro lado. Pero eso no me quita a mí el derecho a conocer, a saber, a enterarme, a cerrar el círculo”, reflexiona. “Son cosas que hacen a la salud mental, a no guardar nada debajo de la alfombra, uno necesita saber”, agrega.