Tailandia decidió ofrecer la castración química a los abusadores sexuales, como forma de reducir la reincidencia de esos delitos. Una ley del parlamento dio luz verde a la iniciativa.
Según la norma, los delincuentes que sean vistos como posibles reincidentes, podrán optar por la inyección para bajar los niveles de tetosterona. A cambio, accederán a una reducción en su condena. Para ello, hará falta la aprobación de dos médicos y los abusadores serán vigilados por un lapso de diez años, en el que deberán llevar pulseras electrónicas.
El lunes pasado se refrendó por 145 votos y 2 abstenciones en el Senado, luego de la media sanción de la Cámara Baja en marzo. El trámite parlamentario aun requiere otra votación para tener la aprobación final.
Según las estadísticas, entre 2013 y 2020 recuperaron su libertad 16.143 delincuentes sexuales en el país, de los cuales 4848 reincidieron. Esa cifra fomentó el debate por la controvertida ley, que rige en Polonia, Corea del Sur, Rusia, Estonia y algunos estados de los Estados Unidos. Pakistán es otro país que empieza a debatir una ley de castración para violadores.
"Quiero que esta ley se apruebe rápidamente", declaró el ministro de Justicia, Somsak Thepsuthin, tras la votación del Senado. "No quiero volver a ver noticias sobre cosas malas que les ocurren a las mujeres", añadió.
Por su parte, Jaded Chouwilai, director de la Fundación Movimiento Progresista de Mujeres y Hombres, una ONG dedicada a la violencia sexual, rechazo la ley. "Los condenados deben ser rehabilitados cambiando su mentalidad mientras están en prisión", afirmó. "Utilizar castigos como la ejecución o la castración inyectada refuerza la idea de que el delincuente ya no puede rehabilitarse", fudamentó.
El procedimiento consiste en dar medicación androgénica que anula las funciones de las hormonas masculinas, lo cual afecta la conducta sexual masculina. En rigor, no es una forma de esterilización, ya que sus efectos son reversibles, al contrario de la castración quirúrgica, en la que se eliminan los testículos u ovarios. De hecho, la castración quirúrgica se usó en Europa a mediados del siglo XIX, pero aun así no bajaron los índices de ataques sexuales.