El presidente de los Estados Unidos Joe Biden aterrizó este viernes en Arabia Saudita, el importante país productor de petróleo que en campaña había prometido tratar de "paria". Llegó directo de Israel, en un viaje que también busca impulsar las relaciones entre sauditas e israelíes.
Justo antes del viaje, Israel dijo que no tenía "ninguna objeción" a la transferencia de dos islotes estratégicos a Arabia Saudita y éste anunció la apertura de su espacio aéreo a "todas las aerolíneas", incluyendo las israelíes. El presidente estadounidense calificó de "histórica" y de “paso importante” a la decisión tomada por Riad y Jerusalén.
Las dos iniciativas podrían abrir una vía para un posible acercamiento de Arabia Saudita e Israel, un país que en 2020 regularizó sus vínculos con los Emiratos y Bahrein, aliados del reino saudita.
Biden comienza el ultimo tramo de su gira por Medio Oriente, pero también el más complejo y estratégico de su viaje ya que Arabia Saudita es una potencia petrolera acusada de graves violaciones a los derechos humanos. Cuando era candidato, el actual presidente prometió hacer un "paria" del reino luego del asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Tras ser elegido desclasificó un informe de inteligencia que señala al príncipe heredero saudita Mohamed bin Salmán en la trama para terminar con la vida del reportero, algo que Riad siempre negó.
Sin embargo, este viernes Biden se reunió con el príncipe heredero, que gobierna de facto el reino, y con sus ministros. El presidente esta tratando de buscar el equilibrio entre mantenerse fiel a su defensa de los derechos humanos y de convencer al reino petrolero para que aumente la producción de crudo para bajar el precio de los combustibles y anclar la inflación. Se espera que Biden se encuentre con gobernantes árabes del Consejo de Cooperación del Golfo reunidos en la ciudad saudita, para discutir el sensible tema de la cotización del crudo.
Estados unidos en el medio, otra vez
Antes de viajar hacia Arabia Saudita, Biden visitó el hospital Augusta Victoria en Jerusalén Este, un área de la Ciudad Santa ocupado por Israel, donde anunció una ayuda de cien millones de dólares a la red hospitalaria local.
Después, se reunió con el líder de la Autoridad Palestina en la Cisjordania ocupada donde lo esperaban manifestantes para pedir "justicia" por la muerte de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh. Asesinato que ocurrió el pasado mayo cuando cubría una operación militar israelí en Cisjordania. En la rueda de prensa Biden dijo que "Estados Unidos seguirá insistiendo en una completa y transparente rendición de cuentas de su muerte", elogiando el trabajo de la periodista de la cadena catarí de televisión Al Jazeera.
Por otro lado, el presidente estadounidense anunció un proyecto de internet 4G en la Franja de Gaza y Cisjordania para finales de 2023, una aspiración de muchos palestinos que han visto cómo algunos en Israel ya utilizan redes de 5G.
Los temas que centraron la reunión con el primer ministro de Irsael Yair Lapid, fueron el programa nuclear iraní y su apoyo a grupos islamistas como Hamás, que gobierna la Franja de Gaza. Biden y Lapid firmaron un nuevo pacto de seguridad en el cual Washington se comprometió a utilizar todo su "poderío nacional" para asegurar que Irán no llegue a hacerse con un arma nuclear.
En contra de los deseos palestinos, Biden dejó claro que no pretende revertir el polémico reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. Esta medida de su antecesor Donald Trump causó mucha indignación entre los palestinos, los cuales ven a Jerusalén Este como sede de su futuro Estado.
Bandera blanca con Israel
Por su parte, el presidente de Palestina Mahmud Abbas insistió en medidas políticas, más que económicas, para poner fin, según él, al "apartheid" israelí en los territorios palestinos ocupados. Del lado occidental, el presidente estadounidense reafirmó el apoyo de Washington a "una solución de dos Estados para dos pueblos". Pero Lapid, aunque dice apoyar la solución de dos Estados, no espera que haya avances hacia un acuerdo de paz antes de las elecciones de noviembre.
"Aprovecho esta oportunidad (...) para decir que extiendo mi mano a los líderes de Israel para lograr la paz", expresó Abbas desde la ciudad palestina de Belén, en los territorios ocupados de Cisjordania. "La oportunidad para una solución de dos estados en las fronteras de 1967 puede estar disponible hoy, pero no se sabe qué pasará en el futuro".
Las fronteras de 1967 son las establecidas en el armisticio árabe-israelí de 1949, firmado entre Israel y varios de sus oponentes árabes (Egipto, Siria y Transjordania) al finalizar la Guerra árabe-israelí de 1948. Después de 1967, a favor de una victoria militar, Israel comenzó a ocupar territorios palestinos hasta el presente.
"Esperamos que los esfuerzos de su Gobierno permitan pasar la página en la ocupación israelí de nuestra tierra, los actos de discriminación racial y apartheid contra nuestro pueblo y las acciones unilaterales que socavan la solución de dos estados", expresó Abbas guiñando a Estados Unidos. Biden, sin revertir la decisión de Trump sobre Jerusalén, dijo que "Jerusalén debe ser una ciudad para toda su población" y, en línea con el pedido de Abbas, reclamó "preservar el 'statu quo' de sus lugares santos".