La muerte de María Marta García Belsunce fue (es) uno de los casos policiales con más repercusión mediática de la Argentina. Las sospechas que rodearon el asesinato de esa mujer de clase alta, habitante de un exclusivo country, junto a las torpezas y errores cometidos en la escena del crimen por familiares cercanos al poder, transformaron el hecho en una novela que la ciudadanía siguió minuto a minuto a través de los medios. Veinte años después, el caso sigue dando que hablar, a partir de juicios abiertos y la incertidumbre que aún reina en torno a un interrogante: ¿quién mató a García Belsunce? Todo ese caldo de cultivo, fermentado durante dos décadas por los medios y la idas y vueltas de la justicia, derivaron en María Marta: el crimen del country, la serie de ficción que desde hoy domingo se podrá ver íntegramente por la plataforma HBO Max y de a un episodio por semana por el canal premium HBO.
El 27 de octubre de 2002, María Marta García Belsunce fue encontrada sin vida por su marido, Carlos Carrascosa, en el baño de su casa ubicada en el country El Carmel. Lo que en un principio parecía ser un accidente doméstico, se convirtió por impericias, decisiones familiares y judiciales, y frases que quedaron en la historia (el famoso “pituto” tirado por el inodoro cuando en realidad se trataba de un bala) en un crimen expuesto al juzgamiento de todos los argentinos. Cada uno dio su propio veredicto sobre lo que sucedió. Esa historia, irresuelta y manipulada por propios y extraños, es la que ahora llega en clave de serie de ficción de 8 episodios, en una producción de Warner Bros. Discovery Latin America realizada por Polka para HBO Max.
Dirigida por Daniela Goggi (Abzurdah, El hilo rojo), con guión de Martín Méndez en colaboración con Germán Loza, María Marta… presenta nuevas perspectivas al hecho, poniendo el foco en el mundo íntimo de García Belsunce. La serie no intenta reflejar “la verdad” sobre lo ocurrido sino más bien construye un relato en el cual se refleja todo el entramado de situaciones irregulares que se sucedieron antes, durante y después del crimen que conmocionó a la opinión pública, la justicia y a los medios. La historia avanza en dos líneas paralelas: una enfocada en el día en el que fue encontrada muerta la socióloga y vicepresidenta de la fundación Missing Children Argentina y los días posteriores; y otra nueve años después, a partir de la investigación de dos blogueras que creen en la inocencia del ya condenado Carlos Carrascosa, el esposo de la mujer asesinada con cinco balazos en su cráneo.
“El caso de María Marta expone la influencia mediática en nuestros juicios y la falta de Justicia que nos atraviesa y que tanto daño nos causa”, le cuenta a Página/12 Jorge Marrale, que en la ficción interpreta a Carlos Carrascosa. "Es un caso emblemático, por todas las aristas que lo rodean, pero fundamentalmente porque es una muestra más de la necesidad de que la Justicia llegue a darnos una conclusión sobre lo que realmente ocurrió”, agrega Laura Novoa, la actriz que se pone en la piel de María Marta García Belsunce. Acompaña a Marrale y a Novoa en la serie un numeroso elenco, en un casting estupendo: Carlos Belloso (Horacio García Belsunce), Muriel Santa Ana (bloguera Belu Franessi), con la participación especial de Mike Amigorena (el fiscal Marcos del Río), Guillermo Arengo (Guillermo Bártoli), Valeria Lois (bloguera Juana Gomez Andrada), Esteban Bigliardi (John Hurtig), Ana Celentano (Irene Hurtig), María Leal (Elvira) y Nicolás Francella (el vecino Matías Centeno). Por razones legales, el fiscal Diego Molina Pico y el sospechado Nicolás Pachelo son nombrados en María Marta con nombres distintos a los reales.
-¿Qué creen que la ficción le va a ofrecer a los espectadores sobre este caso tan comentado?
Laura Novoa: -Una historia de ficción basada en hechos reales, que no se propone contar una verdad ni ponerse en el rol de la Justicia. Es una serie que va a abrir un montón de hipótesis, un espacio de ficción de pensamiento crítico sobre el funcionamiento de los medios de comunicación, sobre cómo fuimos digitados en nuestra construcción sobre lo que sucedió.
Jorge Marrale: -La novedad es que es una ficción la que cuenta el caso. La gente con la ficción no se comporta pasivamente, mirando y escuchando lo que le cuenten. Eso me pasaba de chico cuando mi viejo me contaba los cuentos y yo los imaginaba. Acá, la ficción te lo muestra, y en la muestra siempre hay una acción y una actitud política, social y jurídica. María Marta… va a contar un punto de vista. La gente va a confrontar el mundo que imaginó y construyó con la dinámica de lo que sucede en esos tiempos presentes para la ficción. Los espectadores van a ver lo que les pasa a cada uno de los protagonistas del caso, en cada momento. Eso me parece una novedad necesaria para esta historia.
-Cada espectador mirará la serie siguiendo sus propias expectativas: habrá quienes la vean por puro entretenimiento, otros para buscar alguna respuesta, y hasta seguramente algunos que se toparán sin saber que se trata de un hecho real, fundamentalmente en otros países…
L. N.: -Claro. De todas maneras, creo que a diferencia de un documental que te plasma “la verdad”, la ficción intenta transmitir “el sentimiento”, lo que sintió cada uno de los involucrados en cada momento. Entonces, tal vez se puede comprender que el ser humano que encontró a su hermana muerta pensó mal, pudo equivocarse y tomar malas decisiones... ¿Quién tiene la potestad para juzgar a personas que acababan de encontrar muerta a un familiar? Es una situación extrema y de extremo dolor. Esa transmisión del componente emocional es casi exclusivo de la ficción.
-¿Por qué creen que el caso de María Marta tuvo y tiene tanta repercusión en la sociedad argentina?
J.M.: -Hay una cantidad de causas para comprender la conmoción que el caso tuvo y tiene hoy en día en la sociedad argentina, más allá de que esta semana se abrió un nuevo juicio con Carlos Carrascosa como querellante frente a Nicolás Pachelo y dos vigladores. Hay muchas circunstancias que vuelven a este caso atrapante. Por ejemplo, la combinación de errores, que aparentemente no tienen explicación. Otro punto es que no hubo pistas claras, solo sospechas, conjeturas y prejuicios. La combinación de que esto sucedido en un country, de gente de supuestamente clase alta y con el concepto de que en esa clase se puede arreglar algunas cosas en la Justicia. Lo mediático, que fue generando infinitas hipótesis: uno miraba la TV de ese momento y aparecerían brujos, combinaciones astrológicas analizando el hecho... Y por último, el morbo, que nunca falta. Claro que todo eso ocurrió, por supuesto, por el errático y lento proceder de la Justicia, que alimentó más incertidumbre. La experiencia indica que cuanto más se demora una sentencia se agrandan las sospechas. La combinación de todo eso volvió muy “atractivo” el caso, hizo que el público estuviera tan pendiente y se mantuviera en el tiempo. La condena a Carrascosa, la prisión preventiva para el resto de familiares, la absolución posterior. El caso María Marta es una bolsa de acontecimientos extraños.
Realidad y ficción
-Para una actriz o actor interpretar a un personaje público siempre es un desafío, pero en este caso se trata de personajes tironeados por los prejuicios, y por una historia no resuelta por la justicia y que forma parte de la sobremesa familiar. ¿Fue un atractivo o un desafío para ustedes contar con esas particularidades?
L. N.: -Interpretar a María Marta no fue un personaje más. En principio, tengo una metodología de trabajo muy diferente cuando me toca interpretar a un personaje que existió que cuando se trata de alguien totalmente de ficción. Cada uno trabaja como quiere, así es como lo hago yo. Cuando es un personaje totalmente ficcional, trato de recaudar toda la información que me puede llegar a dar el autor y el director, pero hay algo de la creación que es mucho más libre. En cambio, cuando hago un personaje que vivió, me valgo de otros recursos más allá del guión, como el momento histórico en el que vivió o hablar con personas que estuvieron cerca de la protagonista. Cuando hice de Evita, por ejemplo, no hice a “cualquier señora rubia con determinadas características”: estaba haciendo a Evita y a todo lo que respecta en al historia argentina. Hay algo de la personalidad y del momento histórico y político alrededor de su figura que una no puede soslayar.
J. M.: -No era sencillo contar esta historia. Y mucho menos interpretar a Carlos Carrascosa, porque se trata de una persona que está prejuzgada por los medios y la Justicia. La prensa lo aniquiló, la opinión pública tomó postura, la Justicia hizo lo suyo y después lo otro… Tuve que correrme de lo que había vivido en 2002. Necesité correrme del murmullo que yo tenía como ciudadano de aquella época y de todo lo que se dijo. Traté de limpiarme toda la idea de lo que tenía.
-¿Necesitaron reunirse con familiares o amigos de María Marta para componer los personajes?
J. M.: -En mi caso, solo miré algunas imágenes de Carrascosa. No para imitar, sino para ver en el rabillo del ojo algo del corazón del otro. El tipo tiene esa mirada particular, a veces esquiva, que me hacía preguntar qué pensaba, adónde va. Me sumergí en eso. Es un trabajo esencialmente interior. Carrascosa habla mucho más por lo no dicho que por lo expresado. Es un tipo potente, con una vida hecha y de mucho dinero, con un suegro de la Justicia y la política argentina, y de repente lo ves atravesando esa situación tan particular como la muerte brutal de su esposa y acusado como el principal sospechoso. Me fascinó investigarlo y cranear por donde le va la vida a un tipo que pierde a una mujer que quiere, que pensaba en no trabajar más y viajar juntos, y de repente un día su mujer es asesinada y él es considerado el principal sospechoso. ¿Cómo superó eso? ¿Cómo se sigue? ¿Cómo no patinás y te vas? ¿Cómo resistir y, sin embargo, avanzar esperando la liberación y tener el tiempo suficiente para ser querellante en el juicio que acaba de empezar en estos días?
L. N.: -Tener una referencia real, hablar con aquellas personas que la conocieron, siempre es una necesidad para mí. Es algo subjetivo, cada uno trabaja como quiere. Hay quienes no se contactaron con familiares de las personas que existen o existieron. A mí me pasa que siento que le debo mucho respeto al personaje cuando está inspirada en alguien que vivió. Y más cuando vivió y murió en una situación tan trágica e irresuelta. Necesité construir el personaje con mucha humildad y cuidado para hacerlo lo mejor que pueda. Soy muy obsesiva en mi laburo: puedo hacer un personaje pesimamente pero nadie puede decirme que de hice algo de taquito. Para llegar a María Marta tuve esa necesidad de hablar con gente que la conoció y la quiso. Me era importante, aún cuando todo lo conversado y percibido ni siquiera se vaya a ver en la composición. De hecho, tal vez hubiera llegado al mismo lugar sin esos encuentros. Pero a mí me hace bien. Soy seguidora de esa frase de Picasso que dice: “si la inspiración nos encuentra, mejor que nos encuentre trabajando”.
-¿Por inseguridad o porque cree que cuanto más información, mejor?
L. N.: -Necesitaba entender quién era María Marta. Conocemos mucho sobre su muerte y poco sobre quién fue María Marta. De hecho, en todas las escenas alrededor de la muerte de María Marta, sentía que estar presente aunque no me tocara actuar. Yo tengo algo muy místico y necesitaba estar ahí para entender. Ojalá esta serie sirva para aportar luz a esa mujer que conocimos en la oscuridad. No es el objetivo de HBO Max, pero sabemos del poder que tiene la ficción. María Marta… es una serie que les va a permitir ser partícipes de ver una historia compleja y entretenida, con grande escenas y duelos actorales hermosos. Se van a encontrar con una hermosa serie que va a dar orgullo de que sea argentina. Ojalá las plataformas nos permitan al audiovisual argentino volver a ser reconocidos en otros territorios.
Volver al ruedo
-¿Qué significa para ustedes el regreso a las filmaciones luego de una pandemia y en medio de las transformaciones que evidencia la ficción nacional, confinada y adaptada por las plataformas?
J. M.: -Después de tanto tiempo con tan poca ficción en los canales de aire, volver a rodar fue un acontecimiento. En el trabajo de ficción, salvo las películas que se pueden hacer todavía, las series están copando el interés del público. Y quienes la llevan adelante son las plataformas. Hay que admitir que este es el nuevo espacio en el que uno puede trabajar, siempre que sea convocado. Las plataformas ocupan el lugar que antes tenía la televisión en la ficción. También limitada, porque no siempre se llegaba a conocer la obra afuera del país. Hoy por hoy, una plataforma como HBO Max es global, entonces te permite de mínima llegar a toda America latina. Es una posibilidad en términos del conocimiento internacional del buen material, y de los buenos actores y actrices argentinas. Es muy satisfactorio saber que esta serie se va a ver en otros lugares. Faltaba la presencia de contenido argentino en el mundo. Por suerte, hace tiempo que se vienen haciendo cosas en plataformas. Esta bueno que actores, directores, guionistas, vestuaristas, editores y directores de fotografía argentinos empiecen a circular al menos por toda America latina. Eso es muy alentador, porque hubo mucho lucro cesante durante la pandemia.
L. N.: -Es un maravilloso elenco. Esta serie me dio la posibilidad de deslumbrarme con los actores y actrices argentinas. ¡Qué suerte estar laburando! Siempre trabajar fue una fiesta, el trabajo dignifica, pero después de la pandemia todo se revalorizó. En una Argentina que pasa por tantas cosas, donde los actores estamos atravesando un momento de transición, poder trabajar es para celebrar. En medio de un proceso en el que la ficción televisiva bajó en cantidad, las plataformas llegaron para darnos un montón de posibilidades. Los actores y las actrices sentimos que estamos en un momento bisagra en nuestra vida. Bienvenido sea.
El trabajo actoral para las plataformas
Cambio de paradigma
Los servicios de streaming se convirtieron en los grandes jugadores de la ficción mundial y, especialmente, argentina. La transformación en los consumos culturales que trajo el mundo digital confinó a la ficción nacional a las plataformas, que por presupuestos y alcance le robaron a la TV abierta el lugar de privilegio que tenía antes de Netflix, HBO Max y demás. ¿Se trata solo de un cambio de medio en el cual se ven las series, o el streaming trae aparejado otras condiciones para los actores y actrices? Novoa cuenta su experiencia al respecto. “Yo soy un bicho raro”, aclara, de entrada. “Soy una abanderada de que no existen ni papeles chicos ni papeles grandes, ni artes más importantes que otras. Soy de las que siempre trabajan con la misma intensidad para cualquier papel y espacio artístico. Pongo el cuerpo y el alma a disposición de todo lo que hago. Lo que sí percibo en el trabajo en la plataforma es que cambiaron los tiempos. Ahora se trabaja con más tiempo, tanto en la previa, en el durante y en el después de grabar. Nosotros tuvimos cuatro meses para hacer ocho capítulos. Es un intermedio entre cine y TV. Para las actrices obsesivas como yo, sentís que el medio te está acompañando. Tenés una vestuarista que se toma el tiempo necesario para recrear el jogging justo, y poner el detalle del pañuelito y preguntarle al director tal o cual detalle. Como todo, el tiempo ayuda a hacer mejor las cosas. Hoy no soy la misma que la que hace 20 años hacía Socorro, 5to año. De eso hablamos mucho las feministas: ojalá que el tiempo nos de sabiduría y evolución, tanto en nuestro trabajo como en la sociedad en general”.