La vigencia del “evangelio latinoamericano”, a más de cincuenta años de su publicación, invita al debate. “El mundo no ha cambiado nada”, se lamentaba Eduardo Galeano, el autor de Las venas abiertas de América Latina, que prefería que ese libro estuviera “en un museo de arqueología junto a las momias egipcias”. Como recordaba el escritor uruguayo, la dictadura militar le hizo el “inmenso favor de prohibirlo, y no hay mejor publicidad que la prohibición”.
“En tiempos donde la ‘Palabra’ humana está en crisis de credibilidad y de argumentación, Galeano nos hereda sus palabras, para todavía confiar en el humano y en lo humano”, plantea el mexicano Jesús Alejandro Ortiz Cotte en uno de los artículos incluidos en Nuevas venas, un libro de descarga gratuita con textos e imágenes inspiradas por Galeano, publicado por EdUNaM, la editorial de la Universidad Nacional de Misiones (UnaM), con el apoyo de Siglo XXI.
“Sus palabras rescatan la magia de los excluidos, de los negros, de las mujeres, de los gitanos, de los cantantes, de los ‘nadies’, de los futbolistas que teniendo todo para ser perdedores se volvieron los mejores", fundamenta Ortiz Cotte. "Las palabras de Galeano todavía están muy vivas. No envejecen, algunas llevan cincuenta años y parecen que están bailando. Por eso es una delicia leerlo todavía, son palabras que no te cansan sino que te revitalizan. Sus palabras entran por los ojos, pero se distribuyen por todo tu cuerpo. Todas son subversivas, todas rompen el protocolo de la lectura tranquila”.
Nuevas venas es una compilación colectiva que se inscribe dentro del reconocimiento que desde la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) le hicieron a Galeano, en junio de 2021, al otorgarle el Doctorado Honoris Causa, que por sugerencia de Helena Villagra, compañera de trabajo y de vida del escritor uruguayo, recibió Carlos Díaz, director de Siglo XXI, la editorial que ha publicado la obra completa del autor de Los hijos de los días y que el año pasado, cuando se cumplieron los cincuenta años, sacó una reedición de Las venas abiertas, con viñetas de Tute.
Alexis Rasftopolo, docente e investigador de la Facultad de Humanidades de la UNaM, cuenta que se realizó una convocatoria abierta a través de la EdUNaM y el equipo editorial de Siglo XXI. El comité de selección de los textos y las imágenes estuvo integrado por Rasftopolo, Héctor Borges, Nélida González y Sergio Orlando De Miranda. La revisión y compilación final de Nuevas venas estuvo a cargo de Silvina Piccioni. Hay poemas, ensayos, diálogos, relatos, crónicas e ilustraciones de Ana María Gorosito Kramer, Aníbal Silvero, Anna Verena Reutemann, Claudia Arcila Rojas, Conrado Gabriel Bonecco, Elisa Mariela Ponte, Gonzalo Amarilla, Gustavo Girardi, Javier Gortari, Jesús Alejandro Ortiz Cotte, José Eduardo Viera, Juan Martín Basgall, Karina Beltrán, Lara Schwieters, Leandro Alfredo Rossi, Leila Pedrozo, María Rosa Rolón, Marta Stella de Gasparini, Mauricio Munera Gómez, Oscar Bonilla, Patricia Negreira, Santiago Morales y Zulay Antonia Saxe Castro. Además se sumó un artículo de Osvaldo Bayer (1927-2018), publicado en Página/12, el 30 de marzo de 2002.
Evangelio latinoamericano
Bayer vio a Galeano en Alemania; los dos estaban exiliados en Berlín y Barcelona respectivamente. “Llevaba en la mano Las venas abiertas de América Latina. Evangelio latinoamericano. Le dije que ese libro había cambiado radicalmente en Europa el pensamiento que se tenía sobre América latina. Que a él le debíamos que, de pronto, los exiliados que luchábamos por nuestra gente tuviéramos detrás a una juventud europea que se interesaba emocionada por ese lejano continente entre la maravilla y la sangre. Me autorizó a hacer la versión radiofónica de Las venas abiertas, con diálogos y meditaciones. Fue un éxito, transmitida por casi todas las radios de derecho público. Los casetes en alemán sirvieron para la enseñanza de la historia y de la materia Derechos de los Pueblos”, explicó el autor de La Patagonia rebelde.
“Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha transmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo”, escribió Galeano en este clásico inoxidable de la izquierda latinoamericana. Tenía 31 cuando se publicó el libro, en 1971. Quizá intuía que podía resultar “sacrílego que este manual de divulgación hable de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas”
El uruguayo Eduardo Viera ensambla la biografía de Galeano, sus textos y declaraciones periodísticas con poemas personales. “Abiertas todavía y siempre/ Las venas palpitan, se dilatan y contraen/ Sangran, desangran, vuelven a sangrar/ Para sembrar la tierra con nuevas rebeldías/ Con todo lo que resiste a dejar de gritar/ Eduardo viene viviendo en todos los delirios/ Galeano en su postura/ Inmenso en sus abrazos/ Patas en tierra en el mundo del revés/ Abiertas para las cosechas/ Sus andantes palabras/ Trazan carreteras sin fronteras/ Donde podemos ser”. En otro fragmento del texto de Viera se lee: “Historias de demos,/ historias de cracias/ Demos que demuestran malas cracias,/ Cracias que no funcionan sin demos./ Fascismos con fases, que eclipsan la vida./ Vulnerados de siempre, con pies cansados./ Cargos varios que cargan presupuestos, descargando decretos./ Todo para defender lo instituido,/ nada para conjugar en Nuestro./ Demos en góndolas de prueba,/ Cracias entre plata y plomo./ Allá la gente,/ cada vez más sola,/ sin democracia”.
Desigualdades y resistencia
Rasftopolo reflexiona sobre la vigencia del libro de Galeano. “El mundo, en general, se parece bastante a un lugar triste. En América Latina nuestras venas continúan abiertas porque esa ‘estructura internacional del despojo’ de los recursos naturales y humanos que, con gran capacidad y rigurosidad analítica puso de manifiesto Eduardo, en los tempranos setentas, continúa; se sostuvo y se agudizó en el tiempo vía una herencia colonial muy marcada, donde, desconociendo la diversidad que somos, cancelamos la posibilidad de una fraternidad que nos una y dignifique, de manera de pensar modos de articulación, de cohesión, frente a las adversidades, los aislamientos y las formas de hegemonía”, precisa el docente e investigador de la UNaM.
“Las desigualdades se han agudizado en nuestra región; panorama que se agravó porque a las diversas estrategias de la expoliación de recursos de todo tipo que sufrimos se le sumó la experiencia pandémica", analiza Rasftopolo. "Y hoy no solo lo humano está en riesgo, el planeta, la naturaleza, todo lo viviente está en peligro. Sin embargo, al mismo tiempo, frente a este panorama lúgubre, hay una energía de lo colectivo, de la solidaridad de los pueblos, de las sabidurías y resistencias populares que nos levanta una y otra vez del barro de la desesperación. Y sobran los ejemplos en Ecuador, en Colombia, en Chile, aquí en la Argentina o en Brasil o en Bolivia. Los pueblos siguen resistiendo”.
En “Las huellas del narrador”, el politólogo argentino Leandro Alfredo Rossi se refiere a la radicalidad de la visión histórico-política de Galeano. “Leer a Galeano es una experiencia dinámica, su deseo de conocer para contar y transformar nos concierne, nos atrapa y nos abraza. En esa fluidez, pasado y presente dialogan incesantemente en una dialéctica donde invariablemente aparece el futuro, pero también el pasado, como una ‘imagen que relampaguea’, que transcurre muy rápidamente y que es necesario recuperar para salvar del olvido", advierte Rossi en el texto que integra Nuevas venas. "La historia se convierte en un campo de batalla, en una zona en disputa, a fin de cuentas, a veces pareciera ser una contienda con ‘agonizantes bestias que cuidan el olvido’”. Rossi destaca que el autor de Memoria del fuego “agita las estructuras, conmueve los corazones y erosiona los pilares sobre las que fueron construidas nuestras subjetividades como latinoamericanos”.
Muchos mundos
La obra del escritor y periodista uruguayo, para Rasftopolo, significa “un aporte inconmensurable en el camino de la formación de un pensamiento complejo y crítico en clave latinoamericana y mundial”. Entre las contribuciones del escritor uruguayo el docente e investigador de la UNaM destaca “la posibilidad de repensar los relatos eurocéntricos o norcéntricos con pretensión universal para complejizar nuestras formas de vernos y de pensarnos como pueblos latinoamericanos y considerar los muchos saberes y la diversidad de experiencias y de historias que nos constituyen, sin perder la rigurosidad analítica”.
Rasftopolo subraya que Galeano “entiende que la historia es un proceso relacional, dinámico y es una construcción sociopolítica, aunque inexorablemente trastocada por el azar”. “Si somos lo que hacemos con lo que la historia hizo de nosotres –diríamos con Sartre-, quiere decir que podemos incidir en nuestras realidades para intentar transformarlas y no tener que aceptar las adversidades más injustas socialmente, porque no hay otra salida. A lo largo de su obra Eduardo nos enseña todo eso y también que la realidad la hacemos nosotres, pero que eso que llamamos realidad trasciende lo meramente social y humano”.
Desde la perspectiva de Rasftopolo en Las venas abiertas “aprendimos que ‘el subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo’, dándonos unas coordenadas geopolíticas imbricadas de una perspectiva histórico política y económica muy necesaria e interesante; en las obras posteriores entendemos que no es solamente la historia leída en clave de economía política, sino que también importan los mitos, las diversidades culturales, la pluralidad de historias y memorias, los diversos colores, sabores, olores que nos atraviesan y que nos constituyen. La riqueza experiencial desbordante de nuestros pueblos. En suma: los ‘muchos mundos que el mundo contiene’”.
Más vigente que nunca
Ante la avanzada de padres puritanos que se quejan en las escuelas de San Juan o Neuquén porque consideran “materiales indebidos” un cuento de Hernán Casciari o una novela de Dolores Reyes, ¿qué pasaría hoy con Las venas abiertas en la escuela secundaria? ¿Sería cancelada por padres conservadores, contrarios a las ideas de izquierda? Rasftopolo responde que este tipo de situaciones pueden ser interesantes para abordar un montón de temas, entre los que menciona las complejidades de la comunicación humana, la pedagogía, el lenguaje y el moralismo, el puritanismo o la búsqueda de educar a los hijos desde la libertad. “Resulta llamativo que en este país intenten censurar a escritores como Casciari, Reyes o Gonzalo Santos y que por otro lado se naturalicen las expresiones y la violencia de un Milei, de un Espert o las políticas tanáticas de Macri”, observa el docente e investigador de la UnaM.
“En el caso de Las venas abiertas, me parece que se trata de un libro más bien de otro género, de otro estilo", aclara Rasftopolo. "Creo que su carácter subversivo radica, entre otras cosas, en que Galeano se propone pensar y narrar la historia latinoamericana desde una perspectiva crítica, en clave socioeconómica, política y cultural, pero con un modo de decir particular y una forma de hilvanar la información, los datos y lo que se va contando, es decir, las historias que se van entrecruzando de modo sublime; una simbiosis entre el cronista y el analista político, que no divorcia la rigurosidad analítica de la sensibilidad, dando cuenta del barro que estamos hechos y que ignoramos, muchas veces. Si quisieran cancelar Las venas en las escuelas, creo que no podrían. Ocurriría lo que en tiempos de las dictaduras militares: la prohibición sería la mejor forma del elogio para ese libro que ha marcado a generaciones. Y que sigue más vigente que nunca”.
“Si las palabras de Galeano están vivas, tal vez él también -postula Ortiz Cotte en Nuevas venas-. A lo mejor, se convirtió en palabra misma para reunirse con otras palabras inmortales y crear juntos, juntas, nuevos párrafos en la historia, nuevas estrofas con nuevas gramáticas, más libres, más subversivas, más humanas”.