Alberto Fernández tiene previsto participar la próxima semana de una nueva cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, la primera presencial después de la pandemia, a la que no asistirá el brasileño Jair Bolsonaro. La cita es en Paraguay, que entregará a Uruguay la presidencia pro témpore del bloque para el próximo semestre, y estará atravesada por el logro que significa el récord de comercio intrabloque pero también por las tensiones derivadas de la guerra en Ucrania y del anuncio realizado por Uruguay sobre los avances de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China.
Los preparativos para la cumbre sintieron el impacto del anuncio realizado el miércoles por el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou sobre el avance en las negociaciones de un TLC con Beijing. En teoría, Montevideo avanzó en un estudio preliminar de factibilidad que deberá ser tratado e internalizado por los demás países miembros. Lacalle informó que llegaron a un acuerdo que "es beneficioso para ambo países” y que la novedad había sido comunicada a la Argentina, Brasil y Paraguay. El Ministerio de Comercio de China, al anunciar que el estudio de viabilidad del TCL había “concluido con éxito”, añadió que está “abierto” a negociar con “otros miembros” del Mercosur.
El anuncio despertó críticas en la Argentina y en Paraguay. El presidente de la comisión de Relaciones Exteriores en Diputados, Eduardo Valdés, lamentó que “China, por firmar un acuerdo de libre comercio con Uruguay, rompa el Mercosur”, y consideró que esa actitud “no se condice con la mirada geopolítica” del gigante asiático. “No me parece bien que hoy no se lleve adelante la agenda del organismo por el acuerdo entre Uruguay y China. De parte de Lacalle Pou es algo que me duele, pero que China lo concrete me duele más”, confesó.
El viceministro de Relaciones Económicas e Integración de Paraguay, Raúl Cano, admitió que los anuncios de Montevideo generaron “alguna incomodidad” y se plegó a la posición argentina que señala la necesidad de “consenso” para avanzar en tratados comerciales. “Nosotros tomamos nota de la comunicación que hizo Uruguay y estamos en etapa de evaluación interna. No obstante, hoy podemos decir que reivindicamos la letra y el espíritu de los textos fundacionales del Mercosur, particularmente el Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto, que dice que el proceso de toma de determinación es por consenso y que en las negociaciones externas deben estar presentes todos los estados partes”, remarcó.
El canciller Santiago Cafiero recordó tras el anuncio que “cualquier tipo de tratado de estas características, según la construcción histórica del Mercosur, que es el Tratado de Asunción, tiene que tener consenso de todas las partes”. “El Mercosur es una unión aduanera, tenemos todo el mercado bien articulado entre los productores de alimentos, los productores de manufacturas de origen industrial. Lo que necesitamos es que, como cada vez que se ha podido conseguir acuerdos extra Mercosur, tiene que haber consenso”, manifestó.
El gobierno de Lacalle Pou ya tuvo cruces discursivos con el de Fernández por las negociaciones con China el año pasado, cuando propuso “la flexibilización del bloque”. “Nosotros no estamos dispuestos a que (el Mercosur) sea un corsé en que nuestro país no se pueda mover”, dijo. El Presidente lamentó esa interpretación que ve al bloque como “una carga” y añadió que “lo más fácil es bajarse del barco si es que esa carga pesa mucho”.
El gran ausente en la Cumbre será Bolsonaro. “Dije que no voy a ir. En política, puedes dar marcha atrás en algunas cosas, pero mi decisión hasta ahora es no ir al Mercosur, a pesar del llamado de (el presidente paraguayo Mario) Abdo (Benítez)”, dijo el brasileño, sin precisar las razones de su decisión.
Fuentes oficiales consultadas por Télam aseguraron que la ausencia de Bolsonaro “no tiene que ver con Argentina y probablemente esté asociada a su preocupación por las próximas elecciones en su país y a la relativa o nula importancia que él le otorga al debate sobre el TLC uruguayo”. Desde el Palacio San Martín explicaron que la relación con Brasilia pasa por un “buen clima comercial y político”. Todo indica que hubo una distensión bilateral que se consolidó por la buena relación entre los cancilleres Cafiero y Carlos França, que se suman al “gran trabajo” de Daniel Scioli como embajador.
Los portavoces de la embajada norteamericana sugieren otra interpretación. Sostienen que el presidente ucraniano Volodimir Zelensky podría tener una fugaz aparición virtual en la Cumbre, y que Bolsonaro no tiene interés en escuchar críticas a Vladimir Putin, que lo consideraría su principal aliado regional.
La
agenda de la Cumbre prevé para el miércoles el encuentro entre los cancilleres
del bloque y para el jueves el de los jefes de Estado, que tendrán lugar en el Centro de Convenciones que la Conmebol tiene en la
ciudad paraguaya de Luque, a unos 10 kilómetros de Asunción. La cita
implica el retorno a las reuniones presenciales de mandatarios luego de la
virtualidad impuesta por la pandemia que se inició en marzo de 2020: el último
cara a cara fue en diciembre de 2019, cuando Mauricio Macri aún era presidente.