La noche del 18 de julio de 1972 no sería una noche más para el pueblo de Animaná. Los trabajadores de la bodega homónima llevaban seis meses sin cobrar sus salarios. Y todo el pueblo, directa o indirectamente, dependía de su funcionamiento.
El Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (SOEVA) llamó a una asamblea urgente, la cual terminó convirtiéndose en un reunión del pueblo entero. A los trabajadores de las fincas y la bodega, se le sumarían comerciantes y otros damnificados por el cese del pago de los salarios.
La asamblea soberana decidió aquella noche, tomar las instalaciones de la bodega en reclamo de la expropiación de la misma como forma de resguardo, al tiempo que otro grupo se encolumnó hacia la municipalidad, que fue ocupada a los pocos minutos. Por otra parte, una gran olla popular se organizaba ya entrada la madrugada. El pueblo estaba de pie.
Horas más, entrado el 19 de julio, Inocencio Ramírez, delegado del SOEVA de Animaná, será designado por la asamblea popular, como nuevo intendente. Los relatos hablan de una sola medida en su rauda gestión: establecer un impuesto de paso a cada vehículo que atravesara el pueblo, medida tomada a fin de conformar un fondo de lucha para comprar alimentos y sostener la olla popular.
La elección de un intendente en asamblea, el bloqueo de caminos y el cobro de un “peaje” como forma de solventar el alimento, y con ello paliar el atraso de seis meses en los salarios, hicieron de aquellas medidas una experiencia singular. El Animanazo, era un hecho.
Las luchas del pasado, las luchas del presente
Es posible evocar las luchas del pasado desde una mirada netamente histórica, sin embargo, al conversar con Nelsón Lopez, actual secretario general del SOEVA Cafayate, pueden tenderse puentes que vinculan la memoria y revitalizan las luchas de los trabajadores vitivinícolas en la actualidad.
“Soy originario de Cafayate y pienso morir en Cafayate”, comenta López como carta de presentación, quien lleva más de 10 años al frente del sindicato vallisto. “Nosotros estamos para defender los derechos del trabajador, y a mi siempre me interesó la gestión gremial, valorar los derechos del trabajador ante las dificultades que plantea la patronal. Siempre tuve ese pensamiento”.
“Ahora tengo 52 años, así que cuando sucedió el Animanazo era muy chico. Sin embargo, fueron llegando los comentarios y uno se fue enterando de todo aquello que sucedió”, remarca el secretario general.
“En ese tiempo eran pocas fincas viñateras que habían acá, contadas con los dedos, y una de las principales fue Animaná. Hacía seis meses que no se le pagaban los salarios, que además eran muy bajos, salarios que realmente hacían padecer hambre a los compañeros trabajadores. Todas cosas que nos fuimos enterando por los comentarios que hemos recopilado”, remarca López en relación a la transmisión oral de los sucesos del año 1972, que se fueron regando por todos y cada uno de los pueblos cercanos, y familias de la zona.
Un espacio para recordar las luchas
Sin embargo, aquella memoria no quedaría solo en relatos, ya que desde el agrupamiento obrero comenzaron un arduo trabajo de investigación y puesta en valor alrededor de las luchas libradas en la región. “Una gente conocida, profesoras jubiladas de la UNSa (Universidad Nacional de Salta), se acercaron e hicieron un trabajo de recopilación de esos tiempos. Nos dimos con una historia, una memoria, que marca un hecho que ha perdurado en todo el país, un hecho que no fue ni más ni menos que el reclamo por un justo salario”.
Toda esa indagación entre trabajadores vitivinícolas y docentes universitarios, decantó en la idea de hacer un espacio/museo dentro del SOEVA de Cafayate. López comenta que “En el museo se ven las historias de lo que realmente pasó en esos tiempos. Todo esto está dicho por los protagonistas de ese tiempo. Es muy interesante ver qué es lo que dicen, qué es lo que pasó, lo que fueron las ollas populares, las protestas, como se organizaron”.
“A nosotros nos importa que todos los que estén interesados en este tema, vengan y sepan que es lo que realmente pasó en este tiempo. Es una forma de hacer memoria, es muy importante que se mantenga”, agrega Nelson López en relación al espacio especial que la memoria del Animanazo ocupa dentro de la casa obrera cafayateña.
A 50 años, memoria y presente
A las puertas de cumplirse medio siglo de la pueblada en Animaná, serán diversas las formas de celebrar y conmemorar el hecho histórico. “Vamos a tener distintas actividades. Habrá un gran locro gratuito para todos los que se acerquen, van a hacerse murales, e inclusive actores van a recrear el hecho haciendo una interpretación en plena Ruta 40 donde ha sido la manifestación. También tendremos conjuntos folclóricos que van a interpretar, entre otras, la canción de César Isella ‘Fuego de Animaná’”, comenta López.
El tema musical al que hace referencia, es el primer gran homenaje que se le realizó a la pueblada vallista. El salteño Cesar Isella, junto a su colega mendocino Armando Tejada Gómez, ambos integrantes del “Nuevo Cancionero”, un movimiento musical y literario que dejó una marca en la cultura latinoamericana con una mirada popular y de renovación, compusieron “Fuego en Animaná”, un himno a los pueblos libres.
Así versa uno de sus pasajes censurados por la dictadura militar:
“Ayer nomás ardió el pueblo
por la tierra y por el pan,
y la fogata en el valle
no estaba por solo estar”
Comentando las remembranzas referidas a la conmemoración, el secretario general del SOEVA agrega, “Queremos que sean protagonistas de estos actos por los 50 años, todos los obreros que hoy están trabajando. Vamos también a entregar placas a los cinco protagonistas de ese tiempo que están vivos. Son personas grandes, y nosotros estamos muy orgullosos de esa gente. No queremos exigirlas, ni emocionarlas tanto, pero vamos a remarcar su lucha para que lo vean todos los trabajadores de las nuevas generaciones”.
Nelson López sabe que tendrá a su cargo ni mas ni menos que el 50 aniversario de un evento de gran repercusión en la historia de nuestro país. Es por esto que se toma un tiempo y reflexiona: “Hoy soy gremialista transitoriamente. Somos transitorios, porque estamos de turno nada más, pero quiero perdurar en la memoria de todos los trabajadores que hoy en día están trabajando, valorando los hechos que pasaron en otro tiempo. Hay que decir que también hubo tortura a los trabajadores en la dictadura, y eso ya no tiene que existir en nuestro país. Hoy hay muchas cosas que padecemos y que se emparentan con esos tiempos, y esto no puede ser, se tiene que valorar a los trabajadores, porque de los trabajadores nace realmente la riqueza de todo el país”.
En pocas horas Animaná volverá a encender la llama. Los actores recrearán, la fogata para la gran olla popular volverá a arder y los recuerdos brotarán sobre el asfalto de la ruta 40. La memoria estará presente, la lucha tendrá su lugar y el recuerdo, será una constante hacia el presente.